Córdoba

«Me lo quité de en medio, no soportaba más violaciones»

Ingresa en prisión una mujer que mató a su pareja tras declarar que sufrió maltrato durante años. Ha convivido con el cuerpo cuatro meses en su casa de Córdoba.

La detenida, Carmen Baena, tras salir de los juzgados poco antes de ser trasladada a prisión
La detenida, Carmen Baena, tras salir de los juzgados poco antes de ser trasladada a prisiónlarazon

Ingresa en prisión una mujer que mató a su pareja tras declarar que sufrió maltrato durante años. Ha convivido con el cuerpo cuatro meses en su casa de Córdoba.

Lo que parecía que iba a ser la confesión de un asesinato en el ámbito doméstico se tornó en un penoso relato de malos tratos, cortados de raíz tras un crimen cometido... hace cuatro meses. El juez decretó ayer el ingreso en prisión de Carmen Baena Reina por el presunto asesinato de su pareja, un hombre llamado Manuel, al que asestó tres puñaladas el pasado octubre y cuyo cadáver escondió en el sótano de su vivienda, en la plaza Fuenseca de Córdoba. El fallecido había tenido una orden de alejamiento en 2014 tras una denuncia de Carmen, tanto de aproximación como de comunicación, aunque acabó siendo absuelto. Lo cierto es que la detenida le perdonaba una y otra vez.

El macabro hallazgo se produjo el pasado viernes. La Policía encontró el cuerpo medio momificado, después de que familiares del asesinado denunciaran su desaparición. La presunta asesina, para la que la fiscal ha solicitado agravante de parentesco, reconoció a la Policía que «me lo quité de en medio, a principios de octubre, porque ya no soportaba más violaciones».

Al llegar la Policía, Carmen Baena rompió a llorar. Relató que el fallecido la ataba a diario, la violaba hasta cinco veces al día y luego la dejaba encerrada en la casa de modo que no pudiese escapar. Según Baena, la presión y el control de Manuel sobre ella era insoportable. «No me dejaba vivir, me maltrataba, me controlaba, yo le perdonaba una y otra vez, pero siempre volvían los palos, por eso lo maté», manifestó al ser detenida. Y aunque se llegó a mostrar, en un principio, arrepentida de su crimen, añadió sin titubear que «lo que he hecho lo volvería a hacer», ya que, según su versión, «no tuve más remedio que intentar sobrevivir».

Al parecer, en un momento de descuido de Manuel, Carmen cogió un cuchillo de grandes dimensiones y le asestó las tres puñaladas.

Según fuentes de la investigación, que corre a cargo de la Brigada Provincial de la Policía Judicial del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, el cuerpo estaba en la casa medio momificado y presentaba diversas heridas por arma blanca. Aunque todavía se está a la espera de los resultados de la autopsia, Manuel, de 51 años y residente en Sevilla, podría haber muerto en la primera semana de octubre a consecuencia de las puñaladas, aunque no está claro si en el mismo momento de recibir la agresión o tras pasar horas agonizando.

Al parecer, el sevillano mantenía relaciones con Carmen desde hace años, y estaba enganchado a las drogas, lo que le hacía ponerse todavía más violento al llegar a la vivienda de la ahora encarcelada. «Me metía el puño por mis partes, no podía más y me lo quité de en medio», insistió en su declaración ante la Policía. «Había días que hasta me violaba cinco veces», recordó. Tras ser detenida y puesta a disposición judicial ante el Juez de Guardia de Córdoba, Carmen Baena Reina rompió a llorar y se negó a declarar ante el juez de guardia.

Los efectivos de la Policía Nacional encontraron el cuerpo en el sótano del inmueble, en una zona llena de escombros y basuras. Según ha podido saber LA RAZÓN, los vecinos nunca se quejaron de malos olores, debido principalmente a que el cuerpo estaba medio momificado al ser una zona bastante fría de la vivienda. Precisamente, la investigación apunta a que Carmen ocultó el cuerpo en esa zona de forma deliberada, consciente de que dichas condiciones favorecerían su conservación.

Durante estos cuatro meses, Carmen Baena, natural de Utrera (Sevilla) y residente en Córdoba, y que según algunas fuentes estaba en situación de desempleo, siguió haciendo su vida «normal» sin que nadie pudiese sospechar que convivía con un cadáver. Sólo el pasado viernes, cuando la Policía se presentó para interrogarla, fue cuando se derrumbó y acabó confesando.

El juez de guardia ordenó el ingreso en prisión sin fianza según el artículo 139.1 por presunto delito de asesinato. Así, en torno a las 20:00 horas, la detenida fue conducida por la Policia Judicial al centro penitenciario de Córdoba, después de permanecer por espacio de dos horas en el edificio de los Juzgados de la capital de la mezquita.