Valencia

El perro, mascota non grata para pasear por las playas españolas

Sólo medio centenar de playas en nuestro país permite su entrada

Un perro en una de las playas españolas que no tienen vetada su entrada
Un perro en una de las playas españolas que no tienen vetada su entradalarazon

Cada vez queda menos para las vacaciones estivales. Lo que para muchos es el periodo más esperado del año para otros es un dolor de cabeza. Y es que las familias que comparten su vida con un perro ven cómo se trastoca su planificación por la mera tenencia del animal, una situación que en algunos casos se resuelve por la vía más rápida contribuyendo a consolidar los meses de verano como la época con mayor número de abandonos de animales de compañía. Nuestro país presume de ser un lugar idílico para el turismo de sol y playa. El pasado año un total de 573 playas de la costa española contaban con una bandera azul ondeando sobre su arena. Pero tanto este tipo de espacios como la gran mayoría de los que no cuentan con el conocido distintivo de calidad presentan una restricción implícita que impide a cualquier persona acceder al recinto acompañada de su perro. Y es que la presencia de un can en cualquier arenal que no esté habilitado para estos animales puede acarrear una multa de hasta 3.000 euros para su dueño.

Únicamente medio centenar de playas españolas permiten la entrada a perros, una cifra considerablemente menor a la de otros países europeos. Gran Bretaña, con 450 playas «dogfriendly», Francia (con 190) o Italia (otras 120) mantienen unas políticas mucho más permisivas en este aspecto, aunque siempre requiriendo una actitud respetuosa por parte del propietario y un comportamiento controlado de los animales. «Estamos a la cola de Europa en cuanto a protección animal. Lo que en otros países es normal, aquí es una extrañeza. Deberíamos acercarnos a la normativa europea porque hacerlo favorecería al turismo», afirma Silvia Barquero, presidenta del partido animalista PACMA.

Desde su organización apuestan por que los perros tengan derecho a pisar la arena de las playas. Hace pocas semanas llevaron a cabo una campaña para pedir al Ayuntamiento de Barcelona que habilitara 500 metros de los cuatro kilómetros y medio de la playa de Sant Sebastià como zona apta para el baño canino. El consistorio, pese a que anunció la ampliación de zonas urbanas de recreo para perros, denegó la solicitud.

Aun así, no se trata de una reclamación ambiciosa que pretenda introducir los animales en todos los arenales, sino que se pide «un modelo de convivencia compartido, aunque sólo sea en algunas zonas en las que puedan entrar los perros al agua y en horarios concretos que no sean incompatibles con el baño», señala Barquero. «Tal y como estamos ahora, los derechos de los ciudadanos que viven con animales se ven mermados y se hace más complicada la convivencia con ellos», añade. Pero no sólo son los turistas los afectados por esta realidad, sino que los ciudadanos de los municipios costeros también se ven cohibidos de poder compartir paseos y baños con los animales por el limitado derecho de admisión de las costas españolas.

Los perros saltan a la política

Pese a que en algunas playas está permitida la entrada de perros a ciertas horas y en épocas concretas del año, cada vez proliferan más las «playas can», como la de El Campello (en la imagen superior), en Alicante. Este crecimiento se debe al apoyo de este tipo de iniciativas por los partidos políticos, paulatinamente más concienciados con los derechos de los animales. PACMA lleva esta cuestión dentro de su programa político para las próximas elecciones autonómicas, pero los partidos tradicionales también comienzan a hacerse eco de esta reivindicación a nivel local. Es el caso del Chelo Escrivá, candidata del Partido Popular al ayuntamiento de Oliva (Valencia), que se ha comprometido con su pueblo a crear una «playa can» en el municipio.