Mascotas
El perro no es siempre el mejor amigo del hombre
Sudores fríos, náuseas o ansiedad son algunos de los síntomas que experimentan las personas que sufren fobia a los canes.
Sudores fríos, náuseas o ansiedad son algunos de los síntomas que experimentan las personas que sufren fobia a los canes.
Hay quien tiene fobia a las alturas, a las agujas o a salir de casa. Pero también hay quienes experimentan un miedo irracional hacia los perros. Esta fobia recibe el nombre de cinofobia, y es una de las más extendidas entre la población. Pero, ¿podemos ponerle solución?
Andrés Quinteros, director del centro psicológico Cepsim (www.psicologiamadrid.es), explica que la cinofobia, por lo general, tiene tres causas principales: «En primer lugar aquellas personas que hayan tenido una mala experiencia con un can previamente. Por ejemplo, que algún perro les mordiera durante su infancia». «Otra de las causas puede ser, porque el entorno familiar hace que los padresa sus hijos este miedo, y estos crezcan con este temor y lo desarrollen en su edad adulta. La tercera opción es que esa personas tenga un trauma generado por otra experiencia, que no tiene nada que ver con un perro en concreto, pero que ese miedo se transforme en fobia a los animales».
Existen tantos tratamiento para superar la cinofobia como personas que la sufren. Para Quinteros la más general, y la que él suele aplicar, es la terapia conductual. «En ella se trabajan, por un lado las creencias respecto al miedo, y por otra lado se va planeando el contacto con el factor que genera ese temor, en este caso, un primer contacto con un perro. Todo ello siempre de forma gradual». Luis Felipe Guevara es educador canino de Dog People Coach, y cada vez son más las personas que acuden a él para intentar superar su fobia hacia los animales: «No soy psicólogo, pero muchas personas que acuden a mi lo hacen para que les enseñe un poco del lenguaje corporal del perro, las funciones zootécnica de ciertas razas o la mejor manera de comportarse ante la presencia de un perro. Todo esto les ayuda mucho a no sentir tanta inseguridad y empezar a superar el miedo». El especialista en etología canina, Borja Capponi también ha recibido en su academia a personas que acuden a a él por esta misma razón: «Yo siempre les digo que es importante que sepan comunicarse con los perros, cuando uno aprende y los entiende, este miedo se puede ir reduciendo y haciendo más pequeño».
Sudores fríos, naúseas, taquicardias e, incluso, ataques de pánico y ansiedad, son algunos de los síntomas que experimentan las personas que sufren este tipo de fobia cuando se cruzan con un perro por la calle, o cuando un can se les aproxima. Algo que es todavía más común en las grandes ciudades. Según datos del censo de mascotas en Madrid en 2017 (último publicado hasta la fecha), más de 281.339 canes compartían vivienda con los madrileños, frente a los 141.903 niños de entre 0 y 4 años que vivían en los hogares de la capital, es decir, que es más fácil cruzarse a alguien paseando a su perro que a un bebé. «Vivir en Madrid y tener cinofobia dificulta mucho más la vida de la persona que si vive en un entorno rural, porque, a día de hoy, mucha gente tiene perro en las grandes ciudades y los sacan a pasear», explica Quinteros.
Un denominador común
Tanto Capponi como Guevara comparten que la mayoría de las personas que acuden a ellos tienen un denominador común: si están en grupo en el que también hay un perro, piensan que el can les va a atacar a ellos. «Me suelen decir la clásica frase “me huelen el miedo” y, en realidad lo que ocurre es que son ellos los que al ver al perro dan una cantidad de señales diferentes al resto del grupo, como por ejemplo hacer un gesto de horror, mirarle fijamente, intentar huir o esconderse de él», explica Guevara. Algo que comparte Capponi: «Todos los animales pueden atacar cuando se sienten inseguros. Por eso, cuando la gente que les tiene miedo o fobia reaccionan de manera impulsiva es totalmente contraproducente porque sin darse cuenta están generando el efecto contrario: aumentar ese temor». Además, ese miedo va más allá de la raza o el propio tamaño del can, tal y como explica el especilista Andrés Quinteros: «Quien tiene miedo a un perro, generalmente le suele tener a todos, da igual el tamaño o la raza».
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