En Groenlandia, en trineo de viento y «a toda vela»

El vehículo de la expedición, un aparato móvil eólico arrastrado por una cometa y equipado con placas solares, desarrollado por el líder del equipo, Ramón Larramendi, ya navega a buen ritmo rumbo al sur, «tras unos días en los que los vientos no han sido favorables», explican en un comunicado.

La expedición, que comenzó el pasado 5 de mayo, está formada por los ingenieros españoles Manuel Olivera y Eusebio Beamonte, además del propio Larramendi, y Juan Manuel Viu, geólogo y piloto encargado de la coordinación logística, la danesa Karin Moe Bojsen y el groenlandés Hugo Svenson.

Los complicados vientos que encontraron en el punto más al norte del recorrido ralentizaron el viaje, pero los expedicionarios aprovecharon la espera para hacer «pequeños arreglos destinados al mantenimiento del vehículo, que está sufriendo en tan largo recorrido» y para la recogida de datos sobre la nieve.

El equipo está llevando a cabo tres proyectos científicos del Instituto Pirenaico de Ecología: monitorizar la temperatura y la humedad relativa para trabajar sobre los modelos climáticos en Groenlandia, medir el manto de nieve y calcular la radiactividad ambiental en instalaciones militares abandonadas.

El interior de Groenlandia es una de las zonas con menos presencia humana de la tierra, ya que toda la población que concentra en la costa, y tan sólo existe una estación científica estable en 2,1 kilómetros cuadrados de hielo, la estadounidense Summit Camp, establecida en 1989.

Según Larramendi, debido a esta escasez de estaciones científicas en la isla, «el Trineo de Viento tiene un gran potencial, ya que es capaz de recorrer miles de kilómetros en poco tiempo».

La expedición cuenta con el patrocinio de la Sociedad Geográfica Española, Tierras Polares, Acciona y el Instituto Pirenaico de Ecología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.