Medio Ambiente
Gas natural, clave para bajar los malos humos de las urbes
El número de vehículos alimentados con gas natural que circulan por las carreteras españolas se ha triplicado en menos de una década, dado que es una alternativa viable y más sostenible que los combustibles tradicionales
El número de vehículos alimentados con gas natural que circulan por las carreteras españolas se ha triplicado en menos de una década, dado que es una alternativa viable y más sostenible que los combustibles tradicionales.
La contaminación atmosférica es responsable de una de cada nueve muertes que se producen cada año a nivel mundial. En Europa, aunque la calidad del aire está mejorando, pero muy lentamente, la polución sigue siendo el mayor riesgo medioambiental para la salud. De hecho, mata ya a casi medio millón de europeos –467.000 y 403.000 de la UE-28– al año. Así se desprende del informe «Calidad del aire en Europa 2016», elaborado por la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) con datos de 2013.
En la actualidad, el 85 por ciento de la población urbana de la UE está expuesta a niveles de contaminación del aire considerados nocivos para la salud por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el caso de España, la contaminación atmosférica causa 29.980 muertes prematuras al año. Y a pesar de la desoladora cifra, lo cierto es que en el año 2012, la cifra se elevaba a 33.200. Aún así, todavía queda un largo camino por recorrer para mejorar la calidad del aire.
La contaminación del aire que respiramos se debe a las emisiones de los vehículos a motor (más del 65% de la contaminación urbana tiene como origen el transporte por carretera, tal y como recuerdan desde Gas Natural Fenosa) y la combustión de carbón y petróleo para calentar los hogares. Por contaminantes, tanto en nuestro país como en el conjunto de los estados miembros de la UE la sustancia que más muertes prematuras ocasiona son las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras de tamaño (las PM 2,5), que genera el tráfico rodado, y, en concreto, los vehículos diésel.
Las alternativas son ir a pie, utilizar el transporte público y desplazarse en vehículo eléctrico. De hecho, el mercado de vehículos eléctricos e híbridos alcanzó ya las 23.952 matriculaciones en los primeros cinco meses de año, un 81,5 por ciento de incremento respecto al mismo periodo de 2016, según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles Turismos y Camiones (Anfac). Puede parecer mucho, pero lo cierto es que sólo supone un 3,81 por ciento de la cuota total del mercado y 4,4 por ciento en el caso concreto de los turismos. Respecto a los 100% eléctricos (cero emisiones directas, que no indirectas), la cifra aún es menor: se matricularon un 9,1 por ciento más vehículos que en los primeros cinco meses de 2016; es decir, sólo 2.193 matriculaciones dado que aún queda por solucionar la recarga rápida de vehículos y la necesidad de contar con baterías potentes.
Ante estas necesidades, el gas natural como combustible es ya una tecnología madura y real que permite mejorar la calidad del aire en las ciudades. En la actualidad, España dispone de 115 estaciones de servicio que suministran gas natural licuado (GNL, para su uso en transporte pesado) o gas natural comprimido (GNC, para su empleo en turismos), 50 de las cuales son de acceso público. Este número crece cada mes, y se espera la apertura de 20 estaciones públicas más próximamente en línea con la directiva europea 2014/94/UE, que establece, entre otras cosas, medidas para asegurar la creación de una infraestructura que garantice el suministro de gas natural en el sector transporte y puntos de recarga para vehículos eléctricos. Esto explica el incremento de vehículos de gas natural en nuestras carreteras, la mayor parte de ellos, pesados y de empleo intensivo. Las ventas de vehículos de gas natural aumentaron el año pasado un 133% y se sustituyen 142.000 toneladas de diésel anualmente según cifras de la Asociación Ibérica de Gas Natural para la Movilidad (Gasnam). Una tendencia que confirma un informe elaborado por Deloitte para Gasnam, según el cual para el año 2045 serán más de 800.0000 los vehículos alimentados con gas natural en nuestro país. En concreto, el 79%€ de los vehículos pesados urbanos y el 45% de los interurbanos emplearán gas natural como combustible.
Una tendencia al alza que también se prevé a nivel internacional, donde el uso de gas natural como combustible para vehículos está ampliamente extendido desde hace muchos años, especialmente en Latinoamérica, así como en otros países de nuestro entorno. Un ejemplo es Italia, donde hay más de un millón de vehículos de gas. Le sigue Ucrania, con 800.000 unidades y Alemania, con 400.000.
A escala global, en la actualidad hay más de 22 millones de vehículos funcionando con gas natural, según la Asociación Europea del gas natural para vehículos (NGVA Europe). De hecho, ya en 2015, el número de vehículos de gas natural como combustible se había multiplicado por 12 desde el año 2000. De ahí que la previsión es que la tendencia continúe y que se superen los 200 millones de vehículos con gas natural para el horizonte 2030.
Esta tendencia al alza se debe a las ventajas medioambientales y económicas de su uso en el transporte. En concreto, el gas natural tiene emisiones casi cero de NO, NO2 y partículas sólidas, responsables directos de la mala calidad del aire en nuestras ciudades, y reduce en un 20% las emisiones de CO2. Además, también disminuye la contaminación acústica.
Económicamente, además, supone un importante ahorro: los expertos estiman que recorrer un kilómetro con un vehículo a gas cuesta un 30 por ciento menos que hacerlo con un diésel. Comparado con un vehículo a gasolina, el ahorro es aún si cabe mayor: del 50 por ciento. De ahí que en grandes ciudades los ayuntamientos estén apostando por flotas de transporte de gas natural.
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