Maltrato animal
Impunidad en Castellar del Vallés ante el maltrato animal
Una asociación denuncia la pasividad del ayuntamiento ante casos como que un vecino arroje desde un quinto piso a dos animales.
Una asociación denuncia la pasividad del ayuntamiento ante casos como que un vecino arroje desde un quinto piso a dos animales.
Impotencia y agotamiento es lo que están viviendo los vecinos de Castellar del Vallés ante la falta de diligencias en temas de maltrato animal. Desde el año 2014, Isabel Martínez, al frente de la Asociación para la Defensa de Animales (ADA-CV) de este municipio catalán no ha parado de luchar contra la pasividad e impunidad que durante años se respira ante casos de maltrato animal. Una batalla que, aunque a muchos como a ella les está costando sudor y lágrimas vencer, no van a parar hasta ganarla.
La muerte de un perro y las graves heridas que sufrió una gata al ser lanzados por el balcón de un quinto piso de la Avenida Sant Esteve es el último caso al que se enfrenta la asociación. El pasado 10 de octubre los vecinos colindantes al domicilio del presunto autor de los malos tratos se dirigían a la presidenta de la asociación para denunciar estos hechos. «Decían que olía muy mal y fuerte y que escuchaban aullidos de una gata», cuenta Martínez a LA RAZÓN. Cuando la Policía se persona en el inmueble del propietario, hallan el cadáver de un perro en estado de descomposición y una gata malherida, «con la cadera mal y las patas rotas». Lo único que hacen al respecto es pedir al propietario que incinere al perro, sin abrir mayores diligencias. «Es lo primero que nos sorprende. Ante un hecho como este, nadie hace nada por averiguar por qué dos animales se encuentran en ese estado». Fue entonces cuando Martínez comenzó a investigar por su cuenta. «Era un perro mediano, de color blanco, peludito. Por su tamaño era totalmente imposible que ese can se hubiera caído sólo entre los barrotes. Lo más probable es que el dueño lo lanzara por el balcón», cuenta la presidenta de la asociación.
Su testimonio no es el único que se ha tenido en cuenta para denunciar los hechos. «Durante mucho tiempo, vecinos de la zona han escuchado cómo estos animales sufrían», asegura Martínez. Aullidos, alaridos, ladridos y un sinfín de lloros es lo que los residentes han estado escuchando las últimas tres semanas en el piso del dueño. Además, aseguran que el propietario es una persona «violenta y energúmena».
En muchas ocasiones, Antonio, el dueño del inmueble, «ponía la música muy alta para evitar que los vecinos escuchasen los abusos», añade. La situación ha llegado a tal punto de inestabilidad que incluso una de las vecinas de la zona llegó a enfrentarse a Antonio cara a cara al ver los golpes que le propinaba a su mascota en plena calle. «Tanto en su casa como en la calle maltrataba a golpes de manera cruel al perro», cuentan fuentes cercanas a la vivienda.
Ante tales hechos, el 18 de octubre algunas vecinas se personaron en las dependencias de la Policía local para interponer una denuncia formal. Con la firma de 12 vecinos y el apoyo y ayuda de la asociación ADA-CV y otras muchas entidades animalistas de Cataluña, solicitaron de forma insistente al alcalde, Ignasi Giménez, el decomiso del otro perro que seguía estando a cargo de Antonio al considerar gravísimos los hechos ocurridos y existir un grave riesgo de que se repitieran. Aunque en un principio el alcalde aseguró que «no podemos actuar sin una base que justifique las acciones que emprendamos», días más tarde, el ayuntamiento informó del decomiso del perro de forma preventiva al contar con un testimonio que confirmaba el maltrato. La «falta de diligencias, profesionalidad, omisión del deber y el poco respeto hacia los animales» en el ayuntamiento de Castellar del Vallés no dejan de sorprender. Cuando ADA-CV se constituyó como asociación, uno de los actos que organizaron fue una mesa redonda sobre el protocolo de actuación en caso de maltrato animal. «Invitamos al alcalde, la Policía, otros regidores, expertos en temas de maltrato, profesores de universidad y asociaciones. Después de hacer sus exposiciones, el segundo de la ?Policía levantó la mano y dijo: “yo entiendo que a todas vosotras os gusten tanto los animales, pero tenéis que entender que la Policía está para temas más importantes”. Se levantó y se fue, dejándonos a todos con la palabra en la boca». Este es uno de los muchos desprecios que las asociaciones animalistas del municipio viven cuando intentan luchar contra la impunidad que reina en casos de maltrato animal. «No tienen derecho a valorar si nuestra labor es importante o no, lo que tienen que ver es que hay una ley sobre protección de animales que hay que cumplir, la cual no les ordena emitir juicios de valor, sino cumplirla», afirma contundente Martínez.
Este último caso se suma a otros que en la localidad tuvieron una gran repercusión social donde, después de las denuncias, no sólo no se tomaron medidas legales para la protección de los animales, sino que ni siquiera se abrieron diligencias por posibles delitos de maltrato animal. El caso de la perra Rita es otro en el que Martínez se dejó la piel. A Rita la encontraron hace unos meses en grave estado de desnutrición. «He llegado a llorar mucho por esa perra. Cuando me ve me come a lametones». Una vez más, el animal no fue decomisado y aunque poco a poco se recupera, necesita un hogar.
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