Desalojo

Okupa una casa y amenaza de muerte a la propietaria: “Como le pase algo a mi hijo, yo voy presa, pero esa va muerta”

Rocío, la dueña, sufrió un ataque de ansiedad al escuchar la amenaza por primera vez y decidió llamar a la Policía de inmediato

Un agente de Policía Nacional frente al edificio okupado ‘La Higuera’ antes de su demolición , en el barrio de Tetuán (Madrid)
Un agente de Policía Nacional frente a un edificio okupadoCarlos LujánEuropa Press

Muchos propietarios deciden poner su casa en alquiler para evitar una okupación tradicional, es decir, un allanamiento o una usurpación. Sin embargo, la situación muchas veces deriva en otra mucho más complicada de resolver: la inquiokupación. Los inquiokupas son aquellos inquilinos que, con un contrato de alquiler en vigor, dejan de pagar la renta en algún momento y se niegan a abandonar la propiedad, es decir, los inquilinos morosos. Estos desalojos van por una vía mucho más lenta al existir un contrato previo.

Además, este tipo de casos no se consideran okupación delictiva y no pueden aprovecharse de la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que permite que los delitos de allanamiento de morada y usurpación de vivienda se tramiten bajo el procedimiento de juicios rápidos, es decir, que teóricamente se resuelvan en 15 días desde la puesta a disposición judicial. Esto hace que el proceso para recuperar la vivienda sea mucho más largo y tedioso. Pese a ello, algunos propietarios como Rocío consiguen recuperar su inmueble, aunque el sufrimiento no acaba ahí. El programa 'En Boca de Todos' reflejó el sufrimiento de esta mujer pese haber recuperado su vivienda.

Una casa llena de escombros

Rocío no puede ni siquiera pasear por su vivienda sin mascarilla tras recuperarla por la cantidad de escombros y el mal olor que hay. La reportera del mencionado programa acudió hasta al lugar y, con tres mascarillas, fue enseñando y describiendo la complicada situación del inmueble: "Yo no puedo ni hablar, mirad cómo está el salón, llenó de heces de animales, comida por el suelo, muebles, hay pis... es horrible".

Esta situación se repite en muchas viviendas okupadas, incluso a mayor magnitud. Manuel tuvo que ver como su casa de toda la vida acumulaba hasta 900 kilos de basura: "Yo no vi esto en mi vida. Me faltan palabras para describir la sensación. Son montañas, yo creo que hay depósitos de basura con menos basura que la que hay aquí". En el caso de Rocío, la reportera habló con la inquiokupa, que se defendió: "Si me corta el agua, ¿cómo limpio y hago las cosas? Si no tengo luz ni agua. Tenía que coger una garrafa, compraba productos limpiaba y todo".

Amenazas de muerte a la propietaria

La inquiokupa pasó muy rápido de la defensa al ataque, con un tono que iba caldeándose y con un mensaje que acabó en una seria amenaza: "Esta mujer nos ha echado como un perro a la calle, eso no es justo. Yo sé que ella está pidiendo lo que es suyo, pero es que ahora nadie nos ayuda, ni nos tiende la mano. Mi niño está en casa de mi madre, pero mi niña, mi marido y yo estamos en la calle. Ya me está discriminando, yo tengo una discapacidad y mi hijo también, Dios quiera que no le pase nada, como le pase algo a mi hijo, yo voy presa, pero esa va muerta".

Tras el duro mensaje de la inquiokupa, la reportera volvió a hablar con Rocío, que, asustada pensándose que la mujer estaba ahí, no quería abrir la puerta: "Voy a llamar a la Policía. Tengo miedo, dame mi bolso y mi teléfono". Mientras la propietaria estaba al borde de un ataque de ansiedad, la periodista intentaba explicar que la inquiokupa no estaba en el lugar.

Finalmente, todavía con muchos nervios, accedió a hablar con el programa y desveló otras amenazas de dicha familia: "La hija me dijo que me iba a clavar un cuchillo y el padre iba con un perro potencialmente peligroso y lo azuzó para que me mordiera". Acabó el reportaje pidiendo ayuda: "¿No voy a poder estar tranquila? Que alguien me ayude, por favor".