Navarra
Pamplona dispone de dos alojamientos para casos urgentes de agresiones sexuales
En Sanfermines ni una víctima de agresión sexual tendrá que dormir en el coche
En Sanfermines ni una víctima de agresión sexual tendrá que dormir en el coche.
Sólo «sí» es «sí». Un mensaje que quieren dejar claro en el ayuntamiento de Pamplona, donde de nuevo, extreman la vigilancia para evitar que vuelvan a repetirse situaciones como las acaecidas en años anteriores: la violación y el asesinato de Nagore Laffage en 2008 y la presunta violación grupal de “La Manada” en los anteriores Sanfermines.
El Chupinazo lanzado ayer por Paula Remírez y María Calado, dos voluntarias de DYA (Detente Y Ayuda), da paso a nueve días (ojo ocho si no se cuenta hoy jueves) ininterrumpidos de fiesta, unas jornadas en las que la ciudad quiere conseguir estar “libre de agresiones sexistas”. De hecho, ése es el lema de la estrategia elegido este año por el Consistorio. Un eslogan que quiere recoger que "una ciudad es libre sólo cuando las mujeres pueden moverse por ella en libertad, sin miedo y sin violencia". Insultos, supuestos “piropos”, humillaciones, celos, tocamientos, acoso sexual, golpes, violaciones, asesinatos... son las distintas formas en las que se produce la violencia sexista.
Pero aunque la mano roja, símbolo que identifica la campaña, inunde la ciudad -está en autobuses, camiones de limpieza, taxis, trenes, etc.-, el acompañamiento de las víctimas sigue siendo clave. Por ello, este año “10 profesionales -el año pasado eran 6- estarán de guardia para cubrir todos los turnos por si alguna mujer agredida necesita su apoyo”, explica a este periódico Marisol de la Nava, del área de Acción Social del Ayuntamiento de Pamplona. Se trata de un servicio telefónico atendido por personal de los Servicios Sociales que se presentaron como voluntarios. Entre ellos hay “ocho mujeres y dos hombres, que son trabajadores sociales, psicólogos y técnicos de integración social expertos en acompañamiento. Además, está la oficina de atención a las víctimas”.
De la Nava explica que el protocolo se activa cuando la víctima o cualquier persona que vea un acoso o una agresión sexual llama al 112. “Primero se activa el servicio de la Policía y en cuanto la víctima da permiso para que vayamos la acompañamos a poner la denuncia correspondiente, al hospital, si tiene que ir al psicólogo, la acompañamos si tiene que desplazarse y le ofrecemos una alternativa de hotel” por si no quiere ir a dormir donde tenía previsto. De la Nava recuerda que en Sanfermines no son precisamente pocos los que vienen a estas fiestas sin alojamiento.
“Imagínate que una mujer que iba a dormir en el coche es agredida”, o que tuviera que desplazarse en coche para llegar a su pueblo, en esas circunstancias se moriría de miedo. De ahí que “tengamos alojamientos propios del ayuntamiento dispersos por la ciudad, dotados con las necesidades básicas, como comida, por si lo necesitara”, explica De la Nava, que no precisa su ubicación por prevención.
“En principio -prosigue- tenemos preparados dos alojamientos. Esperamos no necesitar más, pero si fuera el caso se buscarían alternativas. El año pasado -que es cuando se habilitaron- se utilizaron los dos alojamientos, pero por el momento no vamos a precisar cuántas veces se utilizaron”.
Una iniciativa con la que la ciudad da prioridad a la denuncia y a la protección de las víctimas y que ha sido bien recibida por toda la sociedad, incluida la oposición, tal y como asegura De la Nava, ya que “es una situación tan sumamente complicada para la víctima que nadie cuestiona el recurso, que es para caso de urgencia, por si no tienen alternativa de alojamiento en la ciudad. Es un servicio más para gente de fuera y para las que se sienten inseguras. Esta medida les da la tranquilidad de estar en un sitio seguro”.
Y es que en fiestas el “no” sigue siendo “no”. Preguntamos a la experta por el aumento de denuncias, y nos explica que “se han visibilizado las agresiones que se producían”. En concreto, según el informe de la Policía Foral elaborado por el Área de Investigación Criminal, en los Sanfermines de 2016 se denunciaron 19 agresiones, mientras que la media de las fiestas de los tres años anteriores fue cinco. Es decir, se han cuadruplicado las denuncias, seguramente, por una mayor concienciación. En total, entre 2013 y 2016 hubo un total de 34 casos denunciados.
Durante ese mismo periodo tres de cada cuatro delitos contra la libertad sexual denunciados fueron delitos de abuso sexual y uno de agresión sexual (26 abusos frente a ocho agresiones). Una violencia en la que la víctima suele ser española y tener 29 años de edad de media. Aunque el tramo de edad que más agresiones contra la libertad sexual ha sufrido en esta fiesta es la franja entre los 16 y los 20 años. También hubo cuatro mujeres de 15 años que fueron víctimas de agresiones o abusos sexuales.
Y es que “aún hay mucho trabajo por hacer para que una mujer se siente segura”, concluye De la Nava. Y no sólo en estas fiestas. Durante junio y septiembre en Navarra se registraron 69 denuncias por delitos sexuales, frente a las 21 de 2015. Y en el primer trimestre de año: 323 denuncias por violencia contra las mujeres, cuando en este mismo periodo de 2016 fueron 265. Es decir, un 21,9% más denuncias, lo que denota que el incremento de denuncias por delitos contra la libertad sexual no es algo puntual de los Sanfermines.
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