Adicción veraniega

Pantallas: las «babysitter» de la Generación Alpha

La mitad de los padres con hijos de entre 5 y 15 años reconocen sus dificultades para gestionar su tiempo con dispositivos digitales en épocas de ocio, una cifra que aumenta cuanto más joven es el progenitor

Niños usuarios de ordenador y que disponen de móvil
Niños usuarios de ordenador y que disponen de móvilTania NietoLA RAZÓN

Con la llegada del verano, muchas familias se enfrentan al desafío de educar a sus hijos durante todo el día. Aunque para los niños las vacaciones sean piscina, diversión y amigos, hay mucho tiempo libre que ocupan con largas tardes en casa conectados a una pantalla. En estos casos, los dispositivos digitales pasan a convertirse en lo que se denomina el «babysitter» de la Generación Alpha: una alternativa que entretiene, pero para la que hay que encontrar un equilibrio con la vida offline. Los padres tienden a recurrir de estos aparatos tecnológicos y, más en verano, como una forma de mantener a los niños entretenidos y disfrutar de momentos de tranquilidad.

De acuerdo con el estudio «De Alpha a Z, educando a las generaciones digitales», realizado por la firma de seguridad digital para familias Qustodio, se ha observado que el 48% de los padres con hijos de entre 5 y 15 años reconocen tener dificultades para gestionar su tiempo de uso de pantallas, una cifra que aumenta constantemente cuanto más joven es el padre. En general, el 80% de los progenitores de todos los grupos de edad cree que es necesario controlar el tiempo de pantalla de sus hijos. Asimismo, el tiempo frente a la pantalla o el uso de dispositivos provoca discusiones semanales o diarias en más del 49 % de los hogares, en comparación con solo el 11 % de las familias que afirman que las pantallas o los dispositivos nunca provocan discusiones en su hogar.

Por ello, los expertos dan algunas claves para que puedan utilizar de manera responsable la tecnología y encontrar la armonía entre la vida online y offline durante el verano. Para empezar, establecer unos horarios para usar las pantallas: para tener un control sobre el uso que hacen los niños de la tecnología es importante establecer una rutina de uso de cada herramienta para evitar excederse. Hay que entender que la tecnología puede ser beneficiosa, pero para ello hay que saber integrarla de una manera razonable y estableciendo un orden.

A continuación, compartir zonas comunes: estar solo en una habitación aislado es el mejor contexto para poder pasarse horas con el móvil. Por eso, se recomienda crear un espacio en el que tengan más compañía que la de la tecnología. De hecho, un informe elaborado por Unicef España muestra que cuatro de cada 10 adolescentes están en redes sociales para no sentirse solos.

Los padres también tienen un papel importante ya que deben compartir los intereses de tus hijos: para poder encontrar alternativas, hay que conocer qué les gusta a nuestros hijos. El tiempo libre también permite tener más momentos en los que profundizar y encontrar gustos en común que permitan disfrutar de momentos en familia sin necesidad de usar la tecnología.

Nada mejor que actividades al aire libre para que olviden el móvil. Hay que aventurarse a encontrar alternativas que hagan salir de casa. Según un estudio elaborado por «The Cognitive Benefits of Interacting With Nature», estar al aire libre ayuda a eliminar la «fatiga mental» por estar encerrados en un lugar. Hay que ofrecer planes diferentes y llamativos para que los niños disfruten también de su vida offline y se diviertan. Aquí, los padres tienen que ser el ejemplo: si los adultos están constantemente contactados, los niños acabarán copiando ese comportamiento. Hay que evitar que la solución al aburrimiento sea siempre un dispositivo. Las vacaciones son un buen momento para desconectar y enseñar a los hijos diferentes alternativas, así como para disfrutar de un rato en familia sin pantallas de por medio. Además, las familias deben aprender cuándo es el momento adecuado para desconectarse, para evitar la necesidad de revisar las notificaciones durante las comidas o esos correos electrónicos tan importantes durante el día en familia, por ejemplo.

Desconexión imprescindible

Eduardo Cruz, CEO de Qustodio, explica que «el objetivo es ayudar a las familias a encontrar un equilibrio adecuado para que tanto los niños como ellos puedan disfrutar del verano, al mismo tiempo que promovemos una relación saludable y segura con la tecnología. Es importante que la tecnología no acabe siendo el “babysitter” de los más pequeños, por eso recomendamos a los padres que también realicen esfuerzos y estén el mayor tiempo posible desconectados de los aparatos digitales cuando estén con sus hijos».

El doctor Augusto Zafra, responsable de la unidad de desintoxicación hospitalaria y patología dual del Hospital Vithas Aguas Vivas, destaca la importancia de «asumir” que es necesario aplicar una desconexión digital durante el tiempo libre o las vacaciones. Igual que asumimos que es necesario a nivel laboral».

El psiquiatra insiste en que «cada vez más existe conciencia de la necesidad mental y psicológica de una desconexión digital, algo aceptado e instaurado a nivel laboral, pero sucede todo lo contrario a la hora de aplicar esta desconexión durante el tiempo libre o el periodo vacacional».

El doctor Zafra lamenta, en declaraciones a Ep, que «muchas personas tienen la percepción errónea de que la actividad recreativa fundamental durante esos períodos de descanso tiene que ser la interacción con redes sociales y estar en red de manera continua». En este sentido, el especialista considera que «es indispensable concienciar a la población de una desconexión digital durante el periodo vacacional». De esta manera, señala que «esto representa un desafío creciente para la salud mental en nuestra sociedad moderna en términos preventivos, de bienestar y de promoción de una vida saludable y equilibrada".

En su opinión, «el avance tecnológico ha transformado la forma en que trabajamos, socializamos y nos entretenemos, y supone una herramienta de relación distinta a la conocida décadas atrás en la que no existía una conexión digital».

Sin embargo, este tipo de comunicación «nuevo y distinto» debe ser adquirido «a lo largo de la evolución del ser humano y en cierta medida necesita un aprendizaje y mesura por parte de cada uno de nosotros para una adecuada convivencia».

Desorden psicológico

El responsable de la unidad de desintoxicación del Hospital Vithas Aguas Vivas ha reconocido que «la convivencia de la sociedad con conectividad e internet en toda su amplitud, es indudable, pero debe ir acompañada de una integración en nuestro quehacer diario de forma sana, consciente y armonizada». Asimismo, ha advertido que estos avances «tienen una cara oculta que no se puede obviar y que aparece cuando existe una sobreexposición, y esta traspasa ciertos límites que pueden perjudicar a la persona de forma mulitidimensional e interferir en su vida presente y futura».

La exposición a la digitalización y a redes sociales «cobra un mayor interés si se habla de los cerebros en desarrollo de niños y adolescentes». Tal y como explica Zafra, «este cerebro se va nutriendo de estímulos sensoriales rápidos, secuenciados y de alta intensidad que puede generar un tejido neuronal tendente a la hiperestimulación, la inmediatez y la pérdida de foco atencional. Estos cerebros evolucionados a adulto procesan la información de forma distinta y su impacto emocional a futuro es una incertidumbre por parte de los profesionales en salud menta». Justamente, «el impacto en la persona y las repercusiones en su día a día son la clave para detectar que se puede estar ante un uso inadecuado de la tecnología que puede derivar en un comportamiento patológico, obsesivo e impulsivo capaz de generar desórdenes psicológicos que interfiera en el saludable desarrollo da niños y adolescentes en su camino a la edad adulta», resalta.

El doctor apunta que términos como «sobreexposición», «dependencia tecnológica» o «malestar psicofísico» son «cada vez más frecuentes en la población», así como «los riesgos que conlleva y sus consecuencias: abuso, impulsividad y pérdida de control; comportamientos obsesivos compulsivos; aislamiento social y soledad; comparación social y pérdida de habilidades sociales; baja autoestima y necesidad de validación interpersonal instantánea; estados de ansiedad y depresión; estrés, sobrecarga neurocognitiva y agotamiento físico y menta".

Por este motivo, reconoce que «las recomendaciones requieren una autodisciplina por parte de la persona». Muchas veces «no es fácil, porque el tiempo libre va asociado a entretenimiento y las herramientas digitales son muy golosas por la accesibilidad, inmediatez y la amplificación de estímulos que nos pueden ofrecer». Así, sugiere «para un adecuado cuidado de la salud mental y descanso cerebral», pautas como «establecer límites y horarios de forma clara y comprometida». Es necesario, explica, «definir horarios específicos para utilizar dispositivos electrónicos y redes sociales ya que esto puede ayudar a evitar la sobreexposición. Además hay que establecer zonas libres de tecnología en el hogar», concluye.