Cargando...

Hallazgo

Un veto verbal, dos cartas y sin decreto para echar a Becciu de la Sixtina

Los cardenales no saben qué hacer con el pastor sancionado por el Papa

Aparecen dos cartas firmadas por Francisco contrarias a la participación de Becciu en el Cónclave EUROPAPRESS

Antes de entrar en la Capilla Sixtina para decidir quién es el futuro Papa, los cardenales tienen que resolver un quebradero de cabeza que puede acarrear consecuencias más graves de lo esperado: ¿el defenestrado cardenalAngelo Becciu por corrupción puede o no participar en el cónclave?

A priori la respuesta sencilla es no. Sobre todo, teniendo en cuenta que el Papa Francisco había manifestado de viva voz que le había despojado de todos sus derechos como purpurado. Sin embargo, el que llegó a ser «número 3» del engranaje vaticano como sustituto de la Secretaría de Estado, reclama su presencia para votar y ser votado.

Según ha podido confirmar LA RAZÓN, el Vaticano no ha podido encontrar por el momento decreto alguno firmado por el Pontífice argentino que certificaba esta sanción con pocos precedentes.

A priori, el Papa fallecido le comunicó personalmente y, después, públicamente, un castigo ejemplar, que incluía el veto a participar en un futurible cónclave, que ahora es real. Además, existe un comunicado de la Sala de Prensa de la Santa Sede en el que se informa de la decisión de Jorge Mario Bergoglio de cesar al cardenal. Sin embargo, no tendría validez como tal al no ser un documento rubricado por el Pontífice. Por otro lado, tal y como informa el historiador y comunicador Giovanni Maria Vian en un reportaje publicado este viernes en el diario italiano Domani, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, habría mostrado dos cartas mecanografiadas y firmadas por Jorge Mario Bergoglio en las que planteaba excluir del cónclave a Becciu.

Es más, se las habría enseñado al purpurado al cardenal sardo ya hace tiempo. «Si no hay documento escrito con validez jurídica, es como si no se hubiera tomado la decisión», detalla un canonista a esta revista, lo que complica aún más la situación.

Tampoco se puede tomar como válido que el Papa se lo dijera de viva voz, aun cuando hubiera testigos que lo corroboraran. «Cuando no está la autoridad que ha tomado esa sanción, porque ha fallecido, como es el caso, la vigencia del castigo se da por extinguida», explica un especialista que está asesorando a los cardenales en cómo afrontar esta particular crisis. O lo que es lo mismo, muerto el Papa, sus castigos de palabra caducan.

El que llegó a ser prefecto del Dicasterio para la Causa de los Santos fue cesado por el fallecido Jorge Mario Bergoglio al constatar que estaba envuelto en el mayor caso de corrupción en la historia reciente de la Iglesia.

De hecho, después sería condenado por los tribunales vaticanos a cinco años y seis meses de prisión, por participar en la malversación de más de 200 millones de euros de la Santa Sede.

En cualquier caso, si Becciu quisiera, podría impugnar la elección del próximo Pontífice, con la extrema gravedad que esto supone puesto que pondría en duda la legitimidad del proceso de elección del nuevo Sucesor de Pedro. A esto se suma que el propio Becciu tiene recurrida su dictamen judicial, por lo que, de alguna manera, el hecho de que el suyo continúe siendo un caso abierto y su sentencia no sea firme, jugaría también a su favor a la hora de poner en duda el hecho de que no pueda ni votar ni ser votado.

Según precisa Vian, en un inicio, el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, de 91 años, le habría dicho a Becciu que podía participar en el Cónclave, al no existir una disposición por escrito del Pontífice que dijera lo contrario. Si bien, en las horas sucesivas, el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, le habría comunicado a Re la voluntad de Bergoglio, expresada hace tiempo de palabra, para que Becciu no entrara al Cónclave. En el listado de cardenales publicado por la Santa Sede, Becciu aparece en el grupo de los no electores.

Desconcierto

Con este escenario, la tercera reunión de las congregaciones generales celebrada este jueves tuvo como principal tema de un intenso debate el llamado «caso Becciu». «No saben por dónde salir, es un problema serio», explican a este periódico fuentes eclesiales conocedoras de la tensión que se está viviendo en el interior de la reunión púrpura a costa de esta polémica.

¿Hay solución a la vista? De momento, no. A priori, según explican a LA RAZÓN diferentes voces vaticanas, los cardenales presentes no quieren adoptar decisión alguna hasta que no participen en estas reuniones todos los cardenales electores. «Quieren seguir estudiando a fondo todavía más el caso. Pero, a priori, se decantan por someter a votación si Becciu debe o no participar en el cónclave», cuentan a este diario. En todo caso, por el momento, solo han llegado a Roma unos 149 de los 252 cardenales que componen el colegio cardenalicio.