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Vaticano

El "papa español" que hizo historia en el Vaticano: fue el encargado de traducir la Biblia al latín

Se trató de un hecho histórico y que facilitó la promulgación del cristianismo como lengua oficial en Europa

La Biblia es el libro más vendido a lo largo de la historia y son varias las interpretaciones que le dan los cristianos, para quienes es el Santo Libro más importante Dreamstime

Tras la muerte del Papa Francisco, su sucesor una vez se realice el cónclave será el 267 pontífice de la Iglesia Católica. Si bien la gran mayoría han sido nacidos en Italia, también han tenido lugar pontífices de otros países, y muchos de ellos han sido determinantes en la historia del cristianismo, así como del mundo actual. Por ejemplo, un determinado papa que era "español" (o al menos, hay gente que lo considera así) y que fue el encargado de traducir la biblia al latín. Para ello, hay que remontarse a la época del Imperio Romano.

Corría el año 382 después de Cristo cuando Dámaso I, el papa número 37 de la Iglesia Católica, encargó a Jerónimo de Estridón la traducción al latín de la Biblia, que estaba en hebrero y griego en aquel entonces. El objetivo era acercar al pueblo el contenido de los textos sagrados, de ahí que a esta primera traducción se le conozca también como "Biblia Vulgata", así como la más difundida.

Gracias al trabajo de San Jerónimo (posteriormente fue considerado santo y hoy en día es el patrón de los traductores), el libro del cristianismo se transformó en lo que la versión que hoy conocemos, y de hecho, en el Concilio de Trento de 1546 se declaró esta versión como la auténtica de la Biblia para la Iglesia católica latina, hasta que en 1979 se promulgó la Nova Vulgata, actual texto bíblico oficial.

Damaso I, el papa que encargó la traducción de la Biblia al latín: ¿español o portugués?

Uno de los cambios más importantes que hizo en su traducción fue reordenar los evangelios latinos. Mientras que los libros antiguos del evangelio latino generalmente según el orden de Mateo, Juan, Lucas y Marcos, San Jerónimo adoptó el orden griego, es decir, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, un orden que hoy seguimos teniendo.

Y es que San Jerónimo era un gran dominador de los idiomas, pues su lengua nativa era el latín, pero tenía un amplio conocimiento sobre el griego y el hebreo. Corrigió la versión latina del Nuevo Testamento en aquel año, 382 después de Cristo, mientras que ocho años antes, tradujo el Antiguo Testamento. Así, completó su obra en el 405 después de Cristo. Considerado un gran teólogo, también se le considera uno de los padres de la Iglesia, junto a Ambrosio, Agustín y Gregorio, también escribió numerosas obras históricas.

Su traducción fue posible, a su vez, gracias a este encargo del Papa Dámaso I, con uno de los pontificados más largos de la historia (18 años y dos meses). Fue él, además, el que introdujo el uso de la voz hebraica Aleluya y la doxología trinitaria Gloria Patri. Y pese a que muchos no lo saben, era un Pontífice nacido en Hispania.

Dámaso I nació en Egitania, que se encuentra en la actual Portugal, aunque en aquel entonces toda la Península Ibérica pertenecía a Hispania. Además de esta cooperación con San Jerónimo para acercar la Biblia y la religión a la gente común, y así extender el cristianismo, Dámaso I también se preocupó de fortalecer la fe y la devoción, así como su interés en los restos y monumentos del Mundo Antiguo le hace ser considerado el patrón de los arqueólogos.