Salud Mental
El Papa Francisco reconoció haber ido al psiquiatra: “ Era un momento muy difícil"
El testimonio del pontífice argentino oculta durante años, muestra una faceta poco conocida del líder religioso
En 2018, en plena madurez de su pontificado, el Papa Francisco mantuvo una entrevista reservada con el periodista y médico argentino Nelson Castro. El objetivo era colaborar en un libro sobre la salud mental de los pontífices, una obra que el propio Francisco había alentado. Sin embargo, impuso una condición tajante: su testimonio no debía hacerse público hasta después de su fallecimiento. El contenido de aquella conversación, con un tono íntimo y reflexivo, traza un retrato singular del líder católico, alejado de las grandes homilías, pero profundamente humano.
Durante cerca de una hora, el Papa abordó cuestiones que rara vez forman parte del discurso oficial del Vaticano, sus momentos de angustia, el papel de la psicología en su vida y su visión sobre la importancia de cuidar la salud mental, también dentro de la Iglesia. Fue, probablemente, uno de los gestos más transparentes que haya tenido un pontífice contemporáneo.
Seis meses de ayuda profesional en plena dictadura
La entrevista permitió conocer que, durante su etapa como provincial de los jesuitas en Argentina, en los años oscuros de la dictadura militar, Francisco atravesó un periodo especialmente difícil. Era una etapa marcada por tensiones éticas, decisiones complejas y el esfuerzo por proteger a personas perseguidas por el régimen. En ese contexto, reconoció haber acudido semanalmente durante medio año a una profesional con experiencia en el ámbito psicológico, alguien que ya le había prestado asistencia en otras tareas dentro de la orden.
Aquellas sesiones, según contó, le resultaron valiosas para entender mejor ciertas reacciones internas y afrontar situaciones límite. Aunque aclaró que no se trató de un proceso de psicoanálisis en sentido estricto, sí destacó el impacto positivo que tuvo en su forma de manejar el estrés, las emociones intensas y el miedo.
Una mirada serena sobre la ansiedad y la tristeza
Lejos de dramatizar su experiencia, Francisco mostró una actitud lúcida hacia fenómenos como la ansiedad o los estados anímicos bajos. No se identificaba como una persona ansiosa, pero sí admitía haber convivido con episodios de intranquilidad en distintos momentos de su vida. Con el tiempo, aprendió a reconocer los síntomas, ponerles nombre y establecer una distancia saludable.
Su reflexión no se detuvo en lo personal. También abordó la dimensión universal de estos padecimientos, y la necesidad de no ignorarlos ni subestimarlos, sobre todo en el ejercicio del liderazgo pastoral. Para él, entender la mente humana no es un lujo, sino una herramienta indispensable para acompañar al otro desde la empatía.
La psicología como parte del trabajo pastoral
Una de las ideas más sólidas que emergieron de aquella entrevista fue la reivindicación de la formación psicológica como parte de la vocación sacerdotal. Según Francisco, la figura del pastor no puede limitarse a la doctrina o la liturgia. Comprender el sufrimiento humano en todas sus formas, también las internas, silenciosas o invisibles, requiere herramientas que exceden el conocimiento teológico.
Aunque algunos sacerdotes desarrollan esa sensibilidad de manera natural, él considera que estudiar psicología debería ser parte de la preparación habitual. Se trata, en definitiva, de un gesto de responsabilidad hacia las comunidades que esperan comprensión, consuelo y guía.
El dolor del mundo y la elección de un nombre
El Papa también compartió algunas de sus preocupaciones más hondas, aquellas que lo acompañaban cada vez que leía noticias sobre la desigualdad, el abandono o la infancia rota por el hambre. Esas realidades, recordaba, lo marcaban profundamente, y en gran medida influenciaron su decisión al escoger el nombre de su pontificado.
El consejo de un cardenal cercano, que al momento de su elección le pidió no olvidar a los pobres, terminó guiando su elección. San Francisco, símbolo de humildad, paz y compasión. No fue un gesto improvisado, sino una síntesis de su mirada sobre el mundo.
Un Papa con los pies en la tierra
El testimonio de Francisco no es solo una confesión tardía. Es, en muchos sentidos, una declaración de principios. La de un líder espiritual que no temió reconocer su vulnerabilidad, ni ocultó que necesitar ayuda es, también, una forma de fortaleza.
Al compartir su experiencia con la psicología, dejó una enseñanza silenciosa, pero contundente, no hay contradicción entre la fe y el cuidado de la salud mental. Al contrario, pueden ser aliados en la búsqueda del bienestar y la verdad.