Cuidado de animales

Pasar al gato una toalla húmeda y otras claves frente al calor

Mojar las almohadillas de sus patas, darles comida fresca y ponerles hielo en el agua es recomendable para proteger a los mininos de las altas temperaturas

Pasar al gato una toalla húmeda y otras claves frente al calor
Pasar al gato una toalla húmeda y otras claves frente al calorKiwoko

Los gatos son animales especialmente sensibles y el calor afecta a su bienestar. En verano los mininos corren el riesgo de sufrir golpes de calor u otros males debido a la exposición al Sol, la falta de hidratación y la ausencia de un espacio para ellos con buena ventilación. Por ello, «el cuidado debe estar centrado principalmente en la hidratación y el mantenimiento del espacio del animal con una temperatura adecuada», explica Ana Ramírez, directora técnica veterinaria de Kivet, la red de clínicas veterinarias de Kiwoko, una cadena de tiendas para animales de compañía en España y Portugal.

En caso de que el gato permanezca durante varias horas del día en espacios abiertos, como patios, es necesario ubicar su zona de resguardo bajo la sombra y asegurarse, además, de que durante el cambio de la posición del sol a lo largo del día su guarida esté protegida siempre.

Lugares con sombra y temperatura regulada

En cambio, si el gato va a permanecer en espacios interiores, es importante echar las cortinas o bajar persianas, aunque en este último caso siempre dejando que corra algo de aire. Si se cuenta con aire acondicionado o ventiladores que mantengan una temperatura agradable, es aconsejable cerrar las ventanas. Siempre debe haber aire fresco y, si es posible, que haya corriente.

En el espacio en el que permanezca el gato, lo ideal es que haya ventilador u aire acondicionado para mantener una temperatura saludable. Hay disponibles artilugios como bandanas y mantas refrescantes que pueden ayudar a que el gato se mantenga fresco.

Hidratación

A los gatos, a diferencia de los perros, les cuesta más beber agua. Esto se explica porque sus ancestros cazaban presas vivas de las que obtenían agua sin necesidad de tener que ingerirla. Por ello, los gatos no tienen interiorizado beber y puede ser complicado que ingieran las cantidades de agua que necesitan. Por este motivo hay que poner especial atención a que beban agua pues la deshidratación en gatos suele ser recurrente por estas fechas. Un bebedero capaz de mantener el frío es una opción ideal ya que mantiene el agua fresca de forma automática. También se puede optar por meter cubos pequeños de hielo en el agua. Es recomendable dejarles varios puntos de agua en su espacio para incitarles a que beban más a lo largo del día.

Otra opción es humedecer con cierta constancia las almohadillas de las patas del gato, sobre todo después de algún paseo o recorrido exterior. Adicionalmente, se puede usar una toalla húmeda o pañitos y pasarlos con cierta frecuencia por el pelaje de animal. Incluso, ellos mismos se suelen lamer para protegerse del calor.

Además, para estimular la ingesta de agua, debemos tener en cuenta que a los gatos suele atraerles más el agua el movimiento que el agua estática, por lo que el agua de los grifos o las fuentes de agua pueden ser una muy buena opción para ayudar a que nuestros felinos beban más.

Alimentación y complementos

La dieta del gato es clave para protegerle de días de mucho calor y ambiente seco. Es importante darle comida fresca y húmeda que, además, aporte todos los valores nutricionales que requiere el minino. La comida húmeda ayudará a mantener a nuestros felinos correctamente hidratados. Además, existen complementos alimenticios como los helados para gatos que, a base de ingredientes naturales, permiten regular la temperatura del felino.

Al sufrir un golpe de calor, los gatos muestran algunos síntomas que sus dueños deben saber captar para evitar consecuencias indeseadas. La veterinaria Ana Ramírez subraya que «es muy importante saber identificar cuando el gato está teniendo una reacción anómala frente el calor»: «Por ejemplo, cuando es excesiva la temperatura, pueden sufrir abundante salivación, lengua azulada y temblores». Ramírez remarca que «lo normal es que el animal se moverá de forma más lenta y pueda estar algo perezoso»: «Hay que tener vigilancia constante y, si hay problemas, llevarlo de inmediato al veterinario para descartar cualquier riesgo».