Nuevo pontífice

Emergencia
Tormentas, apagones, conflictos o simplemente una interrupción puntual en la cadena de suministros. La realidad es que depender exclusivamente del supermercado y la electricidad nos hace vulnerables. Tener en casa una pequeña reserva de alimentos de larga duración no es una excentricidad, sino una medida de sentido común. Saber qué productos resisten el paso del tiempo, ocupan poco espacio y aportan los nutrientes necesarios puede marcar la diferencia ante cualquier imprevisto. ¿Qué deberíamos tener en casa si un día falla todo?
A partir de una reciente entrevista en The Wild Project con Basquecraft, experto en supervivencia y vida en la naturaleza, estos son los alimentos más recomendables, según el divulgador, para construir una despensa de emergencia útil, duradera y bien pensada.
La comida enlatada es, probablemente, el pilar de cualquier despensa de emergencia. Guisos, legumbres, verduras, pescado o incluso fruta: su resistencia al paso del tiempo es notable. Aunque tengan fecha de caducidad, muchas conservas pueden mantenerse en buen estado más allá de ella, siempre que estén bien almacenadas.
Eso sí, hay excepciones. “Las conservas muy ácidas, como el tomate, pueden corroer la lata con los años”, advierte Basquecraft. Aun así, en términos de durabilidad y facilidad de uso, pocas opciones son tan eficaces.
Los alimentos secos como el arroz blanco, la harina o el azúcar tienen una vida útil sorprendentemente larga si se almacenan correctamente: en un lugar seco, fresco, sin exposición solar ni humedad.
“El arroz puede durar años. Sólo hay que protegerlo de plagas y humedad”, explica el experto. Lo mismo ocurre con los aceites vegetales, que bien conservados pueden aguantar más de un año sin perder propiedades. Eso sí, hay que revisar que no se enrancien.
Muy popular en Estados Unidos, el jerky, carne deshidratada, normalmente de vacuno, es un alimento de supervivencia por excelencia. Su bajo contenido en agua y alto valor proteico lo convierten en un snack ideal con meses (o incluso años) de duración si se mantiene seco.
“No está riquísimo en crudo, pero es comible. Lo mejor es usarlo en guisos, con patata y cebolla, por ejemplo. Ahí gana muchísimo”, cuenta Basquecraft.
Poco conocida fuera del ámbito militar o histórico, el hardtack es una galleta hecha solo con harina y agua, horneada hasta quedar completamente seca. Su origen se remonta a los barcos del siglo XVIII, y su duración es tal que hay ejemplos comestibles de más de una década.
“No es una delicatessen, pero aguanta años”, explica el experto, “y si tienes hambre, es más que suficiente”.
Una de las joyas ocultas de la despensa de emergencia es el pemmican, un alimento tradicional de los pueblos indígenas norteamericanos y los exploradores del siglo XIX. Se elabora mezclando carne deshidratada triturada con grasa de vaca derretida, formando una masa que se solidifica al enfriar.
El resultado: una barrita ultracalórica (alrededor de 900-1.000 kcal por cada 150 gramos), rica en proteínas y grasas. “Puedes sobrevivir semanas con eso si hace falta”, asegura Basquecraft. Aunque su sabor no entusiasme en frío, “si lo usas como base para un estofado, está riquísimo”.
Otros básicos recomendables incluyen frutas deshidratadas (ligeras, energéticas y ricas en micronutrientes), mantequilla de cacahuete (calórica y fácil de almacenar), y legumbres secas como lentejas o garbanzos, que sólo necesitan agua y cocción.
La ubicación también importa. Lo ideal, según Basquecraft, es contar con un espacio seco, sin luz directa, con buena ventilación y fuera del alcance de roedores. Además, recomienda diversificar: no depender únicamente del congelador o almacenar todo en un mismo lugar.
Desde alimentos históricos como el hardtack o el pemmican hasta básicos de cualquier cocina, como arroz o aceite, la clave está en seleccionar productos nutritivos, energéticos y duraderos. Porque como dice el propio Basquecraft: “Se trata de estar preparados para cualquier imprevisto”
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