Investigación

¿Por qué los niños suelen nacer en el mismo mes que sus padres?

Un estudio pionero echa por tierra las «leyes del horóscopo» y revela que la estacionalidad de los nacimientos se transmite de una generación a otra

Esta investigación no solo conecta el mes de nacimiento con la madre, sino también con el padre y los hermanos
Esta investigación no solo conecta el mes de nacimiento con la madre, sino también con el padre y los hermanosEuropa Press

Quizá sea su caso. Si no, fíjese en las personas de su entorno. ¿Cuántos nacieron en el mismo mes que sus progenitores? Según un estudio internacional en el que ha participado la Universidad de Alcalá y que ha sido capitaneado por Adela Recio, matemática y jefa de estudios de investigación del Instituto de Estudios Fiscales, la estacionalidad de los nacimientos se transmite de generación en generación. Es una realidad. «El estudio no solo muestra una tendencia de los niños a nacer en el mismo mes que sus madres, sino que también muestra otra, aunque algo menor, de los niños a nacer en el mismo mes que sus padres y una tercera, la mayor de todas, a hacerlo en el mismo que sus hermanos inmediatamente mayores», subraya a este diario la investigadora.

Además, añade un «más difícil todavía». Y es que en su investigación, que ha sido publicada en la revista «Population Studies», el padre y la madre también tienen más probabilidades de las esperadas de haber nacido en el mismo mes. «Todo esto, con perdón de las leyes del horóscopo», bromea.

Para llevar a cabo este «experimento social», investigadores españoles y estadounidenses han analizado datos oficiales sobre más de 10 millones de nacimientos. Se buscaron todos los nacimientos en España de 1980 a 1983 y de 2016 a 2019 y todos los nacimientos en Francia de 2000 a 2003 y de 2010 a 2013. Cuando comenzaron a cruzar datos, se dieron cuenta de que la teoría inicial que barajaban, es decir, que los nacimientos en un país en concreto tienden a seguir un patrón, naciendo más bebés en determinadas épocas del año que en otras, no se cumplía. Vieron cómo, por ejemplo, hubo un aumento en los nacimientos en enero entre las madres que nacieron en enero, un aumento en los nacimientos en febrero entre las madres que nacieron en febrero, y así sucesivamente.

«En general, hubo un 4,6% más de nacimientos en los que madre e hijo compartieron el mismo mes de nacimiento de lo esperado. Ese 4,6 es el exceso de nacimientos que ocurren en el mismo mes que las madres respecto a lo esperado. Es decir, si confiábamos en que hubiera habido 100 nacimientos en los que el mes de la madre y el niño coinciden, en la realidad ha habido 104,6. O, por quitar los decimales, si esperábamos 1.000 en realidad ha habido 1.046», revela esta experta en números, que ha trabajado 14 años en el Instituto Nacional de Estadística produciendo estadística oficial.

La sorpresa

Este descubrimiento contradijo la hipótesis previa de que los nacimientos se distribuyeran a lo largo del año como marca el patrón de la estacionalidad de los mismos. «Por ejemplo, en el caso de España, esperábamos más niños en los meses de agosto, septiembre y octubre y menos en los meses de marzo, abril y mayo. Pero hemos visto que, cuando nos fijamos en las madres que han nacido por ejemplo en enero, ellas tienen a sus hijos de una forma distinta al patrón estacional general y muestran un exceso de nacimientos precisamente en enero. Y las madres nacidas en febrero muestran un exceso de nacimientos precisamente en febrero. Y así con todos los meses».

De igual modo ocurrió con el caso de los hermanos, se produjeron un 12,1% más de nacimientos de lo esperado en los que los hermanos adyacentes presentaron el mismo mes de nacimiento, así como un 4,4% más de los padres con el mismo mes de nacimiento entre sí y un 2% más cuando un niño tuvo el mismo que su padre.

«Es decir, de la misma forma, si esperábamos que hubiera 1.000 nacimientos en los que el mes del niño y su hermano anterior coincidieran, en realidad hemos observado 1.121. Y si pensábamos que habría 1.000 nacimientos en los que el mes de padre e hijo coinciden, se han observado 1.020. Además, si contábamos con 1.000 nacimientos en los que el mes de la madre y el padre coinciden, hemos observado 1.044. Por el contrario, hemos hallado un defecto, una falta respecto a lo esperado, de nacimientos en los que el mes de los familiares está muy lejos, por ejemplo, madre de enero hijo de junio», aclara Recio, investigadora principal de este estudio.

Pese a ello, ha quedado confirmado que los miembros de una familia muestran una tendencia por encima de lo esperado a nacer en el mismo mes. «Las explicaciones de los nacimientos, por lo tanto, pueden ser tanto sociales como biológicos. La teoría que proponemos a esta asociación entre los meses de nacimiento de los familiares descansa en dos cuestiones: por un lado, que nuestra forma de vida nos hace más proclives a concebir en unas épocas que en otras y, por el otro, que, generalmente, nuestra forma de vida (nuestras características sociodemográficas) y las de nuestros familiares se parecen», dice Recio, que ha colaborado con la Universidad de Alcalá para este estudio.

Pues bien, esta deducción que podría quedarse ahí, sin más, como fruto de una tendencia estadística-biológica, va mucho más allá. Es decir, que el propio hecho que nacer en el mismo mes que tu padre puede condicionar, o al menos, predecir, cómo será tu vida.

Según estudios anteriores que también ha liderado Recio, se evidencia que diferentes grupos sociodemográficos tienen diferentes patrones de nacimientos. «Dicho de otra manera, nuestra forma de vida nos hace más proclives a concebir en unas épocas que en otras. Por ejemplo, en este otro estudio que publicamos el año pasado vimos que los patrones de nacimiento en España son especialmente diferentes entre mujeres con diversas situaciones laborales. Es decir, que dependiendo de si la mujer trabaja o no, y de cuál sea su cualificación laboral, es más proclive a concebir en unas épocas o en otras. Las féminas empleadas tienden a tener los hijos en otoño mientras que las no empleadas los traen al mundo a principios de año. También vimos que las mujeres con estudios superiores muestran una mayor tendencia a tener hijos en el primer semestre del año que las que no tienen estudios superiores».

Y es que, según los expertos, existe evidencia científica de que el mes de nacimiento está relacionado con variables posteriores de los individuos. Por ejemplo, con el rendimiento académico, con la esperanza de vida, con el desarrollo de determinadas enfermedades o con el número de hijos que se tiene. «Pero los resultados de nuestro estudio lanzan una advertencia para aquellos que analizan estas relaciones: quizá no es el mes de nacimiento lo que influye en estas variables posteriores sino las características de nuestros padres, por lo que deben tenerse siempre en cuenta en este tipo de estudios», apunta la directora de la investigación.

Y es que, en cuanto al nacimiento se refiere, estos no se distribuyen uniformemente a lo largo del año, sino que, sistemáticamente, en unos meses nacen más niños que en otros. En concreto, en España, como ya se ha comentado, durante la última década los niños han nacido más en los meses de agosto, septiembre y octubre y mucho menos en los meses de marzo, abril y mayo. «Pero esta pauta en el siglo XIX en España era muy diferente: el mes en el que más niños nacían era febrero. Se sabe que factores como la temperatura, la luz o la disponibilidad de comida influyen en esta estacionalidad. Pero a su vez, la evidencia sugiere que nacer en un determinado mes está relacionado con diferentes variables posteriores como la esperanza de vida, la fertilidad o el desarrollo de determinadas enfermedades, por poner algunos ejemplos», concluye la experta.