Relaciones de pareja

¿Por qué nos cuesta soltar a quien no nos conviene? La ciencia tiene una explicación

Aunque sabemos que una relación nos hace daño, muchas veces seguimos ahí. No es debilidad ni masoquismo: hay razones emocionales, neurológicas y sociales que lo explican

¿Por qué nos cuesta soltar a quien no nos conviene? La ciencia tiene una explicación
¿Por qué nos cuesta soltar a quien no nos conviene? La ciencia tiene una explicaciónUnsplash

Todos nacemos con un sistema de alerta incorporado: una reacción visceral de rechazo ante lo que puede hacernos daño. Es lo que sentimos cuando algo huele mal o tiene mal sabor. Pero ese "asco" no solo es físico: también se activa en lo social, como una brújula que nos indica que alguien o algo puede ser emocionalmente tóxico.

En teoría, deberíamos alejarnos. Pero en la práctica, el cuerpo detecta el riesgo y la mente lo ignora o lo justifica. ¿Por qué?

El dolor de romper es real

¿Por qué nos cuesta soltar a quien no nos conviene? La ciencia tiene una explicación
¿Por qué nos cuesta soltar a quien no nos conviene? La ciencia tiene una explicaciónUnsplash

Diversos estudios muestran que una ruptura amorosa activa las mismas zonas del cerebro que el dolor físico. Por eso duele tanto cortar incluso con alguien que no nos hace bien. Y ese dolor genera un fenómeno aún más complejo: el efecto rebote. De pronto, solo recordamos los buenos momentos, los gestos tiernos, las promesas bonitas. Y olvidamos -convenientemente- lo que realmente nos hizo sufrir.

Vuelves, aunque sepas que no deberías

La ciencia compara este patrón con un síndrome de abstinencia. El cerebro busca alivio inmediato, y sabe dónde encontrarlo: volver a esa persona. A pesar del daño, el contacto con el otro parece ser el único analgésico para el dolor de la pérdida. De ahí que muchas personas intenten irse… pero regresen una y otra vez.

La trampa de la esperanza

"Seguro que cambia", "si me quiere, lo demostrará", “esto es solo una etapa”… Estas frases, comunes en relaciones conflictivas, son formas de autoengaño emocional. Según la psicóloga Isabel Serrano, algunas personas confunden el deseo de que todo mejore con señales reales de que está mejorando. Pero no es lo mismo tener fe que ignorar la realidad.

Pensar más en el otro que en ti

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Un estudio de la Universidad de Utah reveló que muchas personas no terminan relaciones dañinas porque sienten que su pareja "los necesita" demasiado. Esa percepción -que puede estar distorsionada- genera culpa, y la culpa es una de las emociones más paralizantes para tomar decisiones importantes.

Normalizar lo inaceptable

Otro gran obstáculo para salir de una relación así es la racionalización: "todas las parejas se pelean", "no existe la relación perfecta", "los niños sufrirían más si me voy". Son frases que nos permiten quedarnos donde estamos, aunque sepamos que eso nos está quitando paz, energía o salud mental.

Tu historia personal pesa más de lo que crees

Si creciste en un entorno donde tus emociones no eran prioridad o se te enseñó a complacer para ser querido, es posible que de adulto repitas ese patrón. Estás tan acostumbrado a poner las necesidades del otro por encima de las tuyas que no sabes cómo soltar, aunque te duela quedarte.

¿Y entonces, cómo se sale?

Salir de una relación tóxica no es solo tomar la decisión. La psicóloga Isabel Serrano señala que es un proceso, pero comparte algunas claves para empezar:

  • Rompe el autoengaño: pregúntate si realmente estás siendo tratado con respeto, amor y cuidado.
  • Pide ayuda: contar lo que vives a personas de confianza puede ayudarte a ganar perspectiva.
  • Desconecta poco a poco: limita la información que compartes, reduce el contacto emocional, busca espacios propios.
  • Recuerda por qué quieres irte: anótalo si hace falta. El cansancio emocional puede ser un gran motor para dar el paso.