Accidente de tren en Santiago

«Quiero volver a montar en tren»

Rosana Martín es una de las supervivientes. Acaba de salir del hospital. Aún le cuesta dormir, pero quiere luchar. Los psicólogos dicen que ahora llega lo peor

El accidente ha marcado un antes y un después en la vida de Rosana Martín. «Ahora valoro mucho más las cosas»
El accidente ha marcado un antes y un después en la vida de Rosana Martín. «Ahora valoro mucho más las cosas»larazon

Desde el accidente de Santiago, Rosana Martín, toledana de 34 años, centra sus esfuerzos en recuperarse. El 24 de julio había quedado con cuatro amigas en La Coruña. Una de ellas viajó día 23 y ella prefirio hacerlo más tarde. Después de anular cuatro billetes en horarios distintos, reservó una plaza en el vagón número 8 del Alvia siniestrado. «El trayecto transcurría con normalidad, pero al salir del túnel, noté un latigazo, como un chute de velocidad», recuerda. «¿Dónde vamos tan deprisa si sólo quedan dos paradas?», pensó. Miró por la ventana en el momento en el que el convoy tomaba la curva mortal. «La sensación era como cuando subes en la montaña rusa, sabes que vas a caer en picado. Me agarré con fuerza al asiento de delante y todo empezó a temblar» y pensó: «No me puedo creer que estemos teniendo un accidente». Con el impacto, el asiento de Rosana y el de delante salieron por los aires y rebotaron por todo el convoy. «Quise protegerme la cabeza, pero la inercia me impedía moverme». Y en su cabeza, un deseo: «Que pare ya, que me voy a matar». Instantes después estaba sepultada entre tablones y con un fuerte dolor en el costado derecho. Tenía la cabeza abierta y roturas en el hombro, clavícula y costillas. A pesar del dolor, logró liberarse. «Estaba encima del asiento de una pasajera e intenté hablar con ella, pero no respondió. Del silencio absoluto, se pasó a los quejidos y a los gritos de histeria». Fue de las primeras en ser evacuada y quedó tumbada junto a las vías en estado de «shock»: «Los vecinos no me dejaron sola en ningún momento. Se relevaban, me agarraban de la mano para que no me sintiera sola y me preguntaban a cada momento si necesitaba algo. Hicieron una labor impresionante, nos acogieron como huéspedes inesperados y nos entregaron sus corazones. No estaban preparados para una situación así y es normal que necesiten ayuda. La mente no está preparada para sintetizar todo lo que tuvieron que vivir». Rosana estuvo 14 días en el hospital de Santiago de Compostela y cuatro más en el de Toledo. Le repararon la clavícula, pero debe volver a pasar por el quirófano. Después llegará la rehabilitación. Esta trabajadora social de Toledo lleva dos semanas en casa. «Cuando llegué tuve sensaciones extrañas. Me parecía mentira. El accidente me cambió. Te hace valorar más las cosas». Sobre su recuperación confiesa que «tengo días mejores y otros peores. Me esfuerzo en pensar en que hay que superarlo. La mente, si la dejas, te puede volver loca. Los dolores no me han dejado dormir bien ni una sola noche, pero todos los días me propongo descansar para recuperar fuerzas. Tengo que cuidarme e ir paso a paso». De momento no tiene planeado volver a subir a un tren, pero lo hará: «La vida continúa y los trenes seguirán saliendo. Quiero volver a hacerlo, es otra lucha más». En el día en el que se cumple un mes de la tragedia, Rosana quiere lanzar un mensaje de esperanza y de lucha para los supervivientes. «No haré nada especial porque me acuerdo de las víctimas y de sus familiares todos los días».