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Recta final para llegar a Julen

La Brigada de Salvamento Minero comenzó a picar los 4 metros de pared hasta el pequeño, que creen que está entre 71 y 73 metros de profundidad. La roca obliga a hacer microvoladuras

Los mineros asturianos salen de su hotel en dirección a la zona del operativo de rescate / Reuters
Los mineros asturianos salen de su hotel en dirección a la zona del operativo de rescate / Reuterslarazon

La Brigada de Salvamento Minero comenzó a picar los 4 metros de pared hasta el pequeño, que creen que está entre 71 y 73 metros de profundidad. La roca obliga a hacer microvoladuras.

Ayer, por fin, once días después de que el pequeño Julen cayera al pozo de Totalán, comenzó la recta final de su operación de rescate. Poco antes de las 17:30 horas, los ocho asturianos integrantes de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa, que llevaban nueve días a la espera de ser requeridos, empezaron a bajar de dos en dos por el pozo paralelo para comenzar a picar la «pared» de cuatro metros de ancho que les separa del pequeño, que creen que está situado entre 71 y 73 metros de profundidad. Esta fase final se ha demorado mucho por las numerosas complicaciones que han ido surgiendo por el camino. «Todo lo que podía pasar, ha ido pasando», reconocía pesimista un integrante del equipo de rescate. Después de intentar hasta en tres ocasiones el famoso «encamisado» del túnel vertical (paralelo al que cayó Julen), a eso de las 6:30 horas de la madrugada de ayer se concluía el complicado proceso, que ha presentado problemas en dos ocasiones por salientes de piedras que no permitían al tubo pasar y que hubo que ir limando. Una vez que entraron los 60 metros de tubo (han ido soldando diez bloques de seis metros), comenzó la penúltima tarea antes de la bajada de los mineros: había que añadir 12 metros más de tubo sobre la boca del túnel y rellenar el espacio alrededor de ese cilindro para crear la plataforma de acceso en esa cota. Según explicó ayer la Delegación del Gobierno, poco antes de las 14:00 horas de ayer, se terminaron estos trabajos y se comenzó a desplegar el dispositivo de rescate, formado por los 8 mineros pero también 8 bomberos de Málaga y 10 guardias civiles (8 especialistas en rescates de alta montaña y 2 de actividades subacuáticas). También hay agentes del Tedax, que deben indicar a los agentes del Greim (rescatadores de montaña) cómo colocar la carga explosiva, supuesto que se dio al cierre de esta edición, puesto que la dureza de la roca obligó a los mineros –tras horadar el primero de los 3,8 metros– a pedir microvoladuras para resquebrajar la roca y seguir rompiendo a mano. Y es que, como ya avanzó este diario, son estos especialistas de la Guardia Civil, expertos en rescates imposibles, los indicados para bajar a la estrecha cavidad donde trabajan los mineros (antes deben subir estos), colocar la pequeña cantidad de explosivo, subir arriba, esperar a la explosión y extracción del humo y ya los mineros descienden para continuar. Así, hasta llegar a Julen. Cuando den con el pequeño, los mineros también deberán retirarse y subir. Volverían a bajar entonces los agentes del Greim y, al ser Policía Judicial, ellos cogerían al pequeño. También tomarían del lugar los vestigios necesarios para la investigación que esclarezca las causas de la caída o el tipo de piedra que conformaba el tapón que cubrió a Julen. Todo se analizará para conocer las circunstancias del suceso, en manos de un juez, y depurar posibles responsabilidades.

Pero hasta ese momento, a los mineros asturianos aún les queda mucha piedra por picar. El trabajo es duro, ya se ha explicado en muchas ocasiones. Además de lo confinado del espacio, llevan casi 20 kilos de peso, entre las herramientas, el sistema de respiración y los amarres de seguridad.

Estos hombres están cavando esos últimos cuatro metros hasta Julen sobre una pendiente ascendente para ellos. Esto se hace así porque, los últimos diez metros del túnel paralelo (por el que han bajado) se dejaron vacíos para ir retirando el escombro que se genere en esta fase del rescate. Así, al estar en pendiente, todo lo que caiga al suelo, irá cayendo a estos diez metros de túnel.

El trabajo es arduo y complicado pero están acostumbrados. Lo harán de rodillas o tumbados y con equipos de respiración. También utilizan detectores de oxígeno, como los agentes de Subsuelo, que avisan de la presencia de gases peligrosos. Para su trabajo necesitarán martillos neumáticos de aire comprimido e irán «apuntalando» el techo y paredes con tacos de madera (posteo), como se hace en la mina.

Este es el último paso de unos complicados trabajos, propios de una obra de ingeniería civil, que se llevan acometiendo contra reloj desde el 13 de enero, cuando el pequeño Julen cayó al pozo. Desde entonces el operativo ha venido trabajando sin descanso, mañana, tarde y noche, para rescatarlo. Para ello, ha sido necesario mover más de 40.000 toneladas para lo que en condiciones normales se hubiera tardado meses. Así, se han tenido que perforar 60 metros en un pozo vertical paralelo al del niño, iniciado ya a una cota de -23 metros, en lo que se tardaron 55 horas. Además, han sido constantes las dificultades técnicas surgidas por la extrema dureza del terreno, formado por filitas, cuarcitas y pizarra) y por las irregularidades de las paredes horadadas que han ralentizado las labores de un rescate que cada vez está más cerca. Como dijo ayer Juan José Cortés, portavoz de la familia, «hoy seguramente sea la última noche que Julen esté ahí». Es la esperanza de todos.

«Toda España está golpeando esos martillos»

Hasta Jorge Gómez, un preso de Valdemoro con una emotiva carta en la que deseaba lo mejor a los padres de Julen porque sabía «de la agonía» que estarán sufriendo, se acercó hasta Totalán para participar en la misa evangelista dirigida por Juan José Cortés y a la que asistió el padre del pequeño, José, muy afectado tras tantos días de espera. Antes de comenzar, el pastor invitó al centenar de vecinos y familiares que acudieron a orar por Julen y para dar fuerza a esos mineros. «Transmíteles que toda España está golpeando esos martillos». «¡Julen, estamos contigo!».