Salud

Reducción del daño, el reto pendiente en las políticas contra el tabaquismo

Más de 80 expertos han participado en el Foro Mundial sobre Nicotina celebrado en Varsovia. Los expertos creen que para acabar con el tabaquismo será clave el uso de las alternativas sin combustión.

El consumo diario en España se ha disparado en la población de hombres de edades comprendidas entre 25 y 34 años, y en la de mujeres de entre 45 y 54 años
El consumo diario en España se ha disparado en la población de hombres de edades comprendidas entre 25 y 34 años, y en la de mujeres de entre 45 y 54 añoslarazon

Más de 80 expertos han participado en el Foro Mundial sobre Nicotina celebrado en Varsovia. Los expertos creen que para acabar con el tabaquismo será clave el uso de las alternativas sin combustión.

Fumar mata. Provoca cáncer de pulmón, causa impotencia, destruye la salud de su prójimo. Fumar es altamente perjudicial para la salud y no es ningún secreto. Las instituciones gubernamentales lo saben, el grueso de la ciudadanía lo sabe, los propios consumidores lo saben y se exponen constantemente a este mensaje grabado en su cajetilla de tabaco desde hace una década. Sin embargo, y aunque a las contundentes afirmaciones acompañen imágenes explícitas de los daños resultantes del tabaquismo, en España sigue habiendo unos 10 millones de fumadores y, lo que es peor, mueren anualmente más de 50.000 personas con motivo de esta insalubre adicción. ¿Es que los fumadores no creen las advertencias de las autoridades sanitarias o, simplemente, han asumido el riesgo? Sea cual sea la razón, ¿podemos asumir como sociedad que estos consumidores se expongan y pongan en riesgo la salud de las personas de su entorno?

La Ley Antitabaco de España aprobada en 2006, y vigente desde entonces, demuestra la preocupación colectiva y el compromiso público ante esta realidad, pero los datos ponen en evidencia que la actual estrategia está inconclusa. La última Encuesta Nacional de Salud de España sostiene que el descenso de fumadores en el país es cada vez más bajo y, por primera vez desde 1997, el hábito tabáquico no sólo no disminuye en el sexo femenino, sino que aumenta.

Además, los resultados de la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España, publicados por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, ratifican el repunte en el índice de fumadores, hasta el punto de que las cifras de consumo diario se disparan en la población de hombres de entre 25 y 34 años y en la de mujeres de entre 45 y 54 años. La conclusión de los expertos es clara: las medidas de prevención y cesación en España han tocado techo y necesitan del complemento de las medidas de reducción del daño, un modelo de política de control del tabaquismo que está dando buenos resultados en países como Inglaterra o Estados Unidos. Esta perspectiva se asienta sobre una nueva actitud hacia este hábito en torno a la que giró la sexta edición del Foro Mundial sobre Nicotina (GFN por sus siglas en inglés), que tuvo lugar los días 13, 14 y 15 de junio en la ciudad polaca de Varsovia y que congregó a más de 80 expertos de reconocimiento internacional junto con centenares de representantes de más de una veintena de países para debatir sobre salud, ciencia y nuevas formas de consumo de nicotina.

Efectos de la nicotina

Solo una naturaleza adictiva puede explicar que, a pesar de estar al corriente del riesgo que supone para la salud y de conocer las cifras de mortalidad a causa del tabaquismo, cada seis segundos muere una persona a causa de una enfermedad relacionada con el tabaquismo. La Organización Mundial de la Salud calcula que, durante la próxima década, seguirá habiendo entre 1.000 y 1.200 millones de fumadores en el mundo. La nicotina, naturalmente presente en el tabaco, actúa sobre el cerebro de los consumidores produciendo sensaciones de placer y, en consecuencia, de dependencia, ya que es una sustancia adictiva. De hecho, algunos expertos dan un paso más y, además de afirmar que provoca pocos daños en la salud y que no es la causa de las enfermedades y muertes relacionadas con el tabaquismo, defienden los efectos beneficiosos de esta sustancia para los consumidores. Es el caso de la doctora Lynne Dawkins, que durante su intervención en el GFN, presentó las evidencias de sus investigaciones al respecto, insistiendo en que la nicotina reduce notablemente los niveles de ansiedad de un fumador y, lo que es más revelador, palia sus déficits cognitivos.

¿Qué papel juega la combustión en el hábito de fumar? El cigarrillo convencional se quema a temperaturas superiores a los 800 grados centígrados, modificándose así su composición química. Al quemarse libera un humo que contiene entre 6.000 y 8.000 sustancias para el fumador y su entorno, de las cuales unas 100 son tóxicas y 15 cancerígenas y principales causantes del desarrollo de enfermedades vinculadas con el tabaquismo. Es decir, si se elimina el proceso de combustión y, por tanto, el humo del tabaco, el consumo de nicotina dejará de ser tan nocivo; de hecho, los expertos hablan de una reducción del daño de hasta un 95%. En este sentido, durante el GFN, el Doctor Sayar Abdulkhakov hizo alusión a la disminución de los niveles de COHb (carboxihemoglobina) en sangre de un consumidor de nicotina sin humo en comparación con un fumador convencional. Y es que, la COHb resulta de la unión de la hemoglobina con el monóxido de carbono resultante de la combustión del tabaco, quedando el oxígeno desplazado a un segundo plano y, por tanto, provocando dificultades respiratorias.

¿Cuáles son las alternativas al cigarrillo convencional? Si el foco del problema está en la combustión, el modelo de consumo de nicotina del futuro –siempre teniendo en cuenta que lo mejor es dejar de fumar por completo– será uno en el que el humo desaparezca de la ecuación. Estamos hablando de alternativas en las que se exhala vapor, como es el cigarrillo electrónico o el tabaco calentado, o que, directamente, no emiten ningún tipo de sustancia, como el tabaco oral.

Los asistentes al último GFN tuvieron la oportunidad de conocer los resultados que están teniendo estas alternativas en numerosos países, como es el caso de Japón, donde las ventas de cigarrillos convencionales han bajado cerca de un 30% en tan sólo dos años gracias a la creciente popularidad del tabaco calentado, una disminución a nivel nacional sin precedentes. Pero el caso más paradigmático es, sin duda, el de Suecia, país con la tasa de mortalidad relacionada con el tabaquismo más baja de la Unión Europea, gracias en buena medida a que son cada vez más los fumadores que sustituyen el tabaco convencional por el tabaco oral o, como ellos lo llaman, snus. A este respecto, David Sweanor, profesor adjunto en la Facultad de Derecho de la Universidad de Ottawa, afirmó en el congreso internacional: «Si estamos consiguiendo este progreso a pesar de los desafíos a los que nos enfrentamos (regulación deficiente, información de mala calidad, falta de incentivos para cambiar los cigarrillos por otras alternativas), ¿nos podemos imaginar lo que podríamos lograr si el verdadero potencial en salud pública de los productos de nicotina más seguros fuera aceptado universalmente?».

Habiendo encontrado respuestas para todas las preguntas sobre nicotina y sus usos y efecto en la salud, lo que parece evidente es una cosa: «La nicotina, si bien es adictiva y no está exenta de riesgo, no es la causa principal de las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar. La principal causa de daño son los componentes nocivos que se encuentran en el humo del cigarrillo, la mayoría de los cuales se generan cuando se quema el tabaco. Hoy en día, la ciencia y la tecnología han llevado al desarrollo de productos que no queman el tabaco y que son una mejor alternativa a los cigarrillos». Palabras de Moira Gilchrist, directora de Comunicación Científica en Philip Morris, que resumen a la perfección la necesidad de abordar un tema que no solamente incumbe a los fumadores, sino a toda la población mundial: es hora de hablar sobre nicotina.