Médicos
No hay crisis para los trasplantes
Nuestro país mantiene el liderazgo mundial con 1.643 donantes y 4.211 trasplantes en 2012. La donación renal de vivo, en máximos históricos
Un año más, España es líder en donación de órganos y en número de trasplantes. Un éxito que se repite a lo largo de las últimas dos décadas gracias «a la solidaridad de los ciudadanos», afirmó ayer Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). De acuerdo con los resultados que presentó Matesanz, pese a la crisis, en 2012 un total de 1.643 personas donaron sus órganos de forma altruista. Gracias a ellos, se pudieron realizar 4.211 trasplantes. Es decir, por cada millón de habitantes, más de 34 personas donaron.
Marcando distancias
A Croacia –segundo país en número de trasplantes– aún le queda camino por recorrer, «a pesar de seguir un modelo como el nuestro», señala Matesanz; de cada millón de croatas, 30 son donantes. Si bien es cierto que respecto a 2011 el número de órganos trasplantados se redujo –se realizaron 11 intervenciones menos–, eso no rompe «la fortaleza del programa nacional», insistió en la rueda de prensa Pilar Farjas, secretaria general de Sanidad.
Otra buena noticia es el mantenimiento de las listas de espera, ya que, «a pesar del incremento de la población en la última década, nos mantenemos estables. Cercano a los 5.500», aseguró Matesanz. Del mismo modo, los tiempos de espera se estabilizan a lo largo de los años.
Los máximos históricos también se han recogido a lo largo del año pasado. El número de trasplantes de pulmón se incrementó en un 3,5 por ciento y cuatro puntos ascendieron las donaciones cardíacas. Es decir, 247 pacientes de corazón recibieron un órgano sano. Los enfermos renales fueron los más favorecidos: se registraron 2.551 trasplantes –más de un 2 por ciento de crecimiento– de riñón gracias, en parte, al incremento de la donación renal de vivo, que alcanza un nuevo récord, con 361 donantes, y representa el 14 por ciento del total renal. «Nos habíamos fijado el objetivo de entre un 10 y un 15 por ciento de donantes vivos y lo hemos logrado», declaró el director de la ONT.
Uno de los beneficiarios de este impulso a lo largo de 2012 es Jaime Paredes. En octubre del año pasado, tanto él como su hermana Antonia pasaron por el quirófano. «Nos dijeron que éramos compatibles y ella se ofreció a darme uno de sus riñones», explica. Le detectaron un problema renal en 2010 y, si no fuera por su hermana, seguiría en lista de espera, acudiendo tres veces por semana al hospital madrileño de La Princesa a someterse a su sesión de tres horas de diálisis. «Desde la operación, a pesar de que aún no estoy recuperado del todo, he levantado el ánimo y mi aspecto físico ha mejorado; ya no tengo la piel escamosa, seca», añade. El caso de Jaime no se podría producir «sin el esfuerzo y la complicidad de médicos y ciudadanos», comenta Farjas. Y es que otro de los avances conseguidas el último año es el descenso en las respuestas negativas de las familias. Se redujo del 20 al 16 por ciento. Por comunidades autónomas, al igual que en años anteriores, son las regiones del norte peninsular las que presentan mayores tasas de donación. El ranking lo encabeza Castilla y León, que supera los 50 donantes por millón.
Primera persona
Julio y Laura Bogeat / Receptor y donante
«Tras dos trasplantes, me llovieron riñones de amigos»
Julio nació sin ningún problema. Era un bebé normal, pero un exceso de vitamina D le produjo una hipercalcemia que le atacó a los riñones. Era un niño con insuficiencia renal, pero ocho años más tarde una infección por estafilococos «me debilitó y con diez años empecé con la diálisis. Meses más tarde me trasplantaron el riñón de un cadáver». Gracias a esta donación, «pude llevar una infancia normal hasta lo 23 años, cuando lo rechacé y me volvieron a intervenir». En el año 1999, cuando le trasplantaron, no recibió información acerca de la donación de vivos y «volvía a recibir un nuevo trasplante de un muerto». Lo rechazó a los seis años: «Mi sistema inmunológico había aprendido y creó anticuerpos». Su entorno, entonces, empezó a movilizarse y «me llovieron riñones de amigos». Al final, su hermana Laura, «cien por cien compatible conmigo», fue la elegida. Se operaron el 13 de diciembre de 2007 y, desde entonces, «no he tenido ningún problema. Es más, tomo menos medicación que en los trasplantes anteriores. Fue un gesto muy generoso».
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