La Coruña
«Salvé la vida porque quería terminar de ver la película»
Adrián Mejuto / Ingresado en el Hospital La Rosaleda
«El lado bueno de la vida». Así debería titularse la historia de Adrián Mejuto, un adolescente de 13 años que salvó la vida «porque quería terminar de ver la película». Esa noche, en el Alvia Madrid-El Ferrol ponían la oscarizada «El lado bueno de las cosas», «aunque la cortaban de vez en cuando», puntualiza Adrián. Viajaba solo en el vagón cinco. «Venía a visitarme», explica su padre Vinicio, maestro residente en Santiago, lleva un par de años viviendo en Santiago con su hija mayor, Fátima, que acompaña al pequeño desde esa misma noche. «Lo que más le gusta del hospital es la anestesia», bromea su hermana. «Es verdad, me calma todo el dolor, es como si me fuera a dormir pero sin cerrar los ojos». Sabe que el martes, cuando previsiblemente le den el alta, tendrá que aguantar el dolor.
Cuatro horas en localizar al hijo
Su padre tardó cerca de cuatro horas en localizar al niño, aunque, como le comentaron más tarde, Adrián fue de los primeros en salir del accidente, le trasladaron rápidamente al Hospital La Rosaleda, muy próximo a la estación de tren a la que el Alvia accidentado nunca llegó.
«Cuando se retrasó cinco minutos alguien dijo que el tren había descarrilado y empecé a llamarle al móvil. No me lo cogía y movilicé a toda mi familia». Fue su hermano el que vio por televisión cómo le sacaban de uno de los vagones. «Llevaba los ojos abiertos». Él se acuerda de todo perfectamente: «Se cayeron todas las mochilas y me di cuenta de que iba muy rápido», cuenta el herido que tiene escayolado todo el lado izquierdo del cuerpo, tanto el brazo como la pierna. Tiene fracturada la clavícula. «Cuando volcamos, no me podía mover, tenía una pierna encima de mi cuerpo y no podía ver el cuerpo del señor que me bloqueaba porque un hierro me lo impedía». El pequeño estaba bloqueado. Del vagón se le ha quedado grabada la imagen de un señor que estaba en su vagón, «solo, nadie se ocupaba de él. No sé si estaba muerto, pero sólo recuerdo que cuando salí no quedaba nadie. Solo él». De vez en cuando ve las imágenes del accidente, «no me impresionan», afirma, aunque también reconoce que «no duermo muy bien».
¿Ha muerto mucha gente?
Cuando ve algún herido pregunta a sus padres por las víctimas: «¿Ha muerto mucha gente?, ¿los padres de la niña de al lado están bien?». Busca comprender la situación: «No creo que el maquinista tenga toda la culpa, no quiero que todo el mundo piense que es su culpa», insiste el pequeño. Por su habitación ya han pasado los policías que le rescataron de los amasijos e, incluso, el panadero de Angrois. «Dentro de unos días quieren organizar un homenaje a las víctimas y nos han pedido que vayamos», explica su padre.
Elena Moreno y Teresa Gómez-Limón- ex Diputada de UCD y diputada de Madrid
Es una de las 27 mujeres que participó en un mundo dominado por hombres. Sobrevivió a la Transición y también al tren que nunca llegó a la estación de Santiago de Compostela. En 1977, Elena Moreno formó parte de esa lista de nombres, como el de Manuel Fraga, Adolfo Suárez y Felipe González, que se presentaron a las elecciones por primera vez. Alumbró junto a sus compañeros de escaño el sueño de una Constitución y contribuyó a hacer realidad ese artículo 14 que establecía «que los españoles son iguales ante la ley». La política había montado el jueves en el Alvia con dirección a Ferrol. Se dirigía a Sanxenxo, a pasar unos días de descanso cuando la sorprendió la tragedia. Su hijo, Manuel, estaba en casa, con el televisor encendido, cuando vio cómo sacaban a su madre entre los amasijos del tren que descarriló en la curva de la muerte. Moreno permanece desde entonces ingresada en el Hospital de La Rosaleda de Santiago de Compostela donde ayer fue operada. Sepultada entre escombros y maletas, sufre quemaduras muy graves en las piernas y la tuvieron que operar en las últimas horas al tener dañadas las vértebras, entre otras partes de su cuerpo.
Según cuentan personas allegadas a la familia «su recuperación va a llevarle bastante tiempo» y, al igual que le ocurre a la mayoría de los supervivientes con los que ha podido hablar este diario, «hay momentos del accidente de los que no se acuerda», aseguran. «Está tremendamente afectada», confiesan sus allegados que no se separan del teléfono esperando noticias sobre su evolución.
Elena Moreno es de esas mujeres luchadoras que aún mantiene en el salón de su casa un retrato con Adolfo Suárez, líder del partido en el que ella militaba, UCD. «Lleva la política muy adentro» y todavía permanece como miembro activo en la fundación de antiguos diputados. «Es una mujer de coraje, esperamos que se recupere pronto», destacan sus conocidos que todavía no se han recuperado del susto.
También la diputada en la Asamblea de Madrid, Teresa Gómez-Limón viajaba en el tren compostelano que descarriló. Había sustituido a Esperanza Aguirre cuando la presidenta del PP madrileño dejó su cargo. Herida en la curva de Angrois tiene un importante traumatismo torácico y fue trasladada al hospital de La Coruña donde ayer fue intervenida. Los populares de Madrid esperan su «pronta recuperación» y, además de ponerse en contacto con sus familiares, tampoco dudaron en enviale su apoyo y su cariño a través de varias redes sociales.
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