Cónclave

No solo hubo dos Papas españoles: este es el antipapa español al que le robaron el Vaticano

Su figura representa uno de los episodios más fascinantes del llamado Cisma de Occidente

Estatua del Papa Luna en Peñíscola.
Estatua del Papa Luna en Peñíscola.Lunamarinadreamstime

La reciente muerte del Papa Francisco ha reabierto muchos debates sobre el legado de los pontífices y el papel del papado en la historia contemporánea. Mientras el mundo católico despide a un líder carismático y reformista, es inevitable volver la vista atrás y recordar a otras figuras que, aunque más controvertidas, también marcaron profundamente el rumbo de la Iglesia.

En este sentido, la historia del papado está llena de episodios de poder, intrigas y desafíos, y entre ellos se encuentran casos que rozan lo legendario por su dramatismo y complejidad, como es el caso de un cardenal español.

Uno de esos casos poco conocidos fuera de los círculos especializados es el de un antipapa español que luchó hasta el final por lo que consideraba su legítimo lugar en la Iglesia. A diferencia de los dos Papas españoles más recordados, este personaje fue apartado de los libros oficiales y su historia relegada a un rincón del conflicto eclesiástico medieval.

Su figura, sin embargo, representa uno de los episodios más fascinantes del llamado Cisma de Occidente: una época en la que no solo se disputaba el liderazgo espiritual, sino también la sede misma del poder papal.

El antipapa español: el Papa Luna

Pedro Martínez de Luna, más conocido como el 'Papa Luna', nació en 1328 en la localidad aragonesa de Illueca, en el seno de una familia noble que pronto lo encaminó hacia una brillante carrera eclesiástica.

Formado en Derecho Canónico en la Universidad de Montpellier, su inteligencia y firmeza doctrinal lo llevaron rápidamente a escalar posiciones dentro de la jerarquía eclesiástica, hasta convertirse en cardenal en 1375. Pero su nombre pasaría a la historia con un título que, para unos, fue legítimo, y para otros, motivo de cisma: el de Benedicto XIII, más conocido como el 'Papa Luna'.

Su elección como pontífice se produjo en un contexto especialmente convulso para la Iglesia: el Cisma de Occidente (1378-1417), un periodo en el que coexistieron varios papas rivales debido a disputas políticas y territoriales.

Elegido en Aviñón por un grupo de cardenales franceses, Pedro de Luna defendió con convicción su legitimidad como sucesor de San Pedro, incluso cuando la mayoría de la cristiandad comenzó a retirarle el reconocimiento.

No obstante, a pesar de las presiones, los intentos de soborno y las traiciones, el Papa Luna jamás abdicó y resistió durante años en su fortaleza de Peñíscola, en la costa mediterránea, convencido de que su causa era justa y de que representaba la verdadera Iglesia.

Pero la historia no fue amable con él. En 1417, el Concilio de Constanza puso fin al cisma mediante la elección de un nuevo papa, Martín V, con el apoyo del grueso de Europa. Así, al Papa Luna no solo lo declararon antipapa, sino que lo despojaron de toda autoridad, robándoleel pontificado que él nunca dejó de reclamar como legítimo. Finalmente, murió en 1423, exiliado pero firme, sin abdicar jamás. Su tumba, con una inscripción que lo llama "Papa", aún hoy genera controversia.