Pobreza

Solos por el mundo

En el mundo hay actualmente cerca de 30 millones de niños y niñas que se han visto forzados a dejar sus hogares sin sus padres. Una soledad que los convierte en presa fácil para mafias de todo tipo

Solos por el mundo
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En el mundo hay actualmente cerca de 30 millones de niños y niñas que se han visto forzados a dejar sus hogares sin sus padres. Una soledad que los convierte en presa fácil para mafias de todo tipo.

España acoge en este momento a un total de 13.012 extranjeros menores de edad, chavales tutelados por alguna de las administraciones que dejarán de estarlo el día que cumplan la mayoría de edad. Sufren una doble condición estigmatizante que, sin duda, marcará su tránsito a la vida adulta. Llegaron como ilegales y como niños, pero lo hicieron solos, y, en el caso de los subsaharianos, tuvieron que recorrer una tremenda travesía por el desierto en la que vieron a gente morir a su lado y durante la cual muchos sufrieron maltrato. Cuando llegan a nuestro país lo hacen creyendo que han alcanzado puerto seguro, pero aquí empieza la segunda parte de su epopeya.

La falta de preparación de nuestras instituciones ante la avalancha de los llamados «menas» (Menores Extranjeros No Acompañados) que experimentó la costa andaluza el año pasado forzó a que el Gobierno de Pedro Sánchez aprobara un Real Decreto con una ayuda específica de 40 millones de euros para este colectivo. Sin embargo, desde la Fundación Raíces, ONG pionera en la tutela de los «menas», denuncian la terrible realidad de estos menores que vagan por muchas ciudades sin protección alguna. Esto les convierte en pasto para las mafias sexuales, de tráfico de órganos o incluso de grupos yihadistas que los toman bajo su manto con el ánimo de adoctrinarlos.

El último informe sobre los «menas» que solicitan asilo en países miembros de la UE, dado a conocer por la Comisión Europea la semana pasada, deja constancia de que nuestro país ha experimentado un notable incremento de los que realizan este trámite, pese a que la inmensa mayoría no llega a hacerlo nunca. La realidad es que la cifra de los que han ingresado en el sistema de tutela también se ha multiplicado por tres desde 2016.

En los últimos meses, se han producido varios enfrentamientos de «menas» con las fuerzas del orden o educadores de los centros de acogida (tanto en Andalucía como en Madrid o Cataluña) que han contribuido a elevar la tensión. El hecho de que sean noticia por sus conductas delictivas ya es un fracaso, aunque de poco vale ignorar que estos chicos, la gran mayoría marroquíes, vienen con un gran equipaje psicológico con el que debemos lidiar. Es una gran reto para todos como sociedad hacernos cargo, en todos lo sentidos, de los que son más vulnerables.