Hogar
El sorprendente uso del agua del aire acondicionado que pocos conocen
Según cálculos técnicos, reutilizar 10 litros diarios puede traducirse en más de 3.000 litros al año recuperados
Cada verano, millones de aparatos de aire acondicionado funcionan al máximo para aliviar el calor. Junto al frescor que aportan, generan un subproducto que rara vez recibe atención: el agua que gotea por sus desagües. Lo que muchos consideran un simple residuo es, en realidad, una fuente de agua limpia y gratuita con múltiples aplicaciones en la vida cotidiana.
El agua procedente de los equipos de climatización se origina cuando estos extraen la humedad del aire. Al condensarse, se acumula en forma líquida y puede llegar a producir entre 20 y 70 litros diarios en climas húmedos o en viviendas con gran consumo de aire acondicionado. Aunque no es potable, tiene características muy similares al agua destilada: carece de cal, cloro y otras sales minerales.
Usos prácticos
La ausencia de minerales convierte a esta agua en una aliada para las tareas domésticas. Entre sus aplicaciones más útiles destacan:
- Planchado: Evita que se depositen restos de cal en la salida de vapor y mantiene las prendas libres de manchas blancas.
- Limpieza de cristales y espejos: Permite un acabado sin marcas y sin necesidad de productos químicos adicionales.
- Cuidado del coche: Resulta ideal para los depósitos de limpiaparabrisas y, en algunos casos, para baterías que requieren agua destilada.
Una ayuda extra en el jardín
Las plantas también pueden aprovecharse de este recurso. Muchas especies de interior, como las orquídeas, los helechos o las violetas africanas, prefieren aguas ligeramente ácidas y sin exceso de minerales, justo lo que ofrece el condensado del aire acondicionado. Eso sí, los expertos recomiendan alternar este aporte con agua del grifo o añadir fertilizantes, ya que las plantas también necesitan nutrientes que el agua destilada no contiene.
Según cálculos técnicos, reutilizar 10 litros diarios puede traducirse en más de 3.000 litros al año recuperados, una cifra nada despreciable en un contexto de sequías cada vez más frecuentes.