Crimen de Asunta

¿Tienen los padres de Asunta un escondite secreto?

Las imágenes de una cámara de seguridad disparan las sospechas

Rosario Porto, grabada por una cámara de seguridad
Rosario Porto, grabada por una cámara de seguridadlarazon

Cuando arranca una investigación, los agentes saben de antemano que serán incapaces de desvelar todos los aspectos del delito. El crimen de la pequeña Asunta Basterra también cumple este parámetro. El ejemplo es la duda que corroe a los investigadores de la Guardia Civil de Santiago de Compostela desde hace semanas.

El día del asesinato, la niña comió con sus padres en casa de Alfonso Basterra. Ella salió del domicilio paterno, situado en la calle República Argentina, sobre las 17:15 horas de la tarde. Iba en dirección a casa de su madre, Rosario Porto. La distancia entre ambos domicilios no alcanza los mil metros. Además, con la ventaja de que Asunta sólo tenía que caminar por la acera, dar la vuelta a la esquina y ya estaba, sin cruzar ninguna calle.

Los dos domicilios, el de Porto y el de Basterra, se sitúan en la misma manzana. Tiene forma de «V». En la parte derecha de la «V» vive el padre y en la izquierda la «V», la madre. Justo en el vértice hay una cámara de la entidad bancaria Bankia. Ésta registra el paso de la pequeña Asunta a las 17:21 horas de la tarde. Camina con normalidad. Siete minutos después es su madre la que pasa por la misma esquina y el momento queda también grabado.

Dudas

La inquietud de los investigadores comienza en este punto. Son cientos de cámaras las que han tenido que revisar y miles de horas de grabación las que han visionado. Hace unas semanas se toparon con una imagen desconcertante. En los fotogramas de una cámara de seguridad de un banco de la calle Doctor Teixeiro, donde vive Rosario Porto, aparecía ella caminando.

Hasta ahí todo normal. Acababa de girar por el vértice de la «V» y se dirigía a su casa. El problema es que había cruzado la calle, lo que no era necesario, y caminaba tranquila por la acera de enfrente del portal de su domicilio. Y lo que todavía es más inquietante. La cámara que registra su paso está casi a la misma altura de su portal, pero justo enfrente.

El hallazgo despertó las suspicacias de los investigadores y del juez instructor, José Antonio Vázquez Taín. La primera conclusión parecía obvia. Si al terminar de comer en casa de Alfonso no se fue directa a la suya ¿a dónde se dirigió?, ¿puede que fuera a comprar tabaco o cualquier otra cosa intrascendente y regresase inmediatamente a su casa? Pero entonces, ¿por qué Rosario no lo contó en ninguna de sus dos declaraciones?

El magistrado y los investigadores de la Guardia Civil han llegado a plantearse la posibilidad de que Alfonso y Rosario tuvieran un escondite, un lugar secreto donde podrían haber llevado a la niña aquella tarde. Esta teoría, que no se les va de la cabeza, también se sustenta en el hecho de que una testigo viese después de las 18:15 horas a Alfonso Basterra con su hija cruzando una calle en dirección a casa de Rosario. ¿No estaba la menor ya allí?, ¿de dónde venía entonces?, ¿qué es realmente lo que ocurrió entre las 17.28 y las 18:15 que es la hora en la que se calcula que Asunta montó en el coche de su madre para ir a la finca de Teo?

La investigación no ha podido dar respuesta a estas preguntas. Puede ser que Rosario Porto se despistara porque fuera inmersa en su mundo interior o que quisiera comprar cigarrillos o algo en el supermercado Gadis, que está situado a unos metros más arriba de su portal. En tal caso, la imagen de Rosario en la cera de enfrente de su portal no escondería ningún secreto inconfesable, pero el juez Vázquez Taín y la Guardia Civil, aunque no pueden probar la teoría del escondite, dudan. Es más que probable que nunca puedan despejar esa incógnita, lo que confirma una vez más el axioma de que en un crimen, por mucho que se investigue, siempre quedan datos ocultos en la penumbra.

Una contradicción más de Rosario

La madre de Asunta denunció que en la madrugada del 5 de julio un individuo encapuchado entró en su casa y trató de matar a su hija. Ella estaba profundamente dormida y se despertó por los gritos de la niña pidiendo ayuda. Delante del juez situó ese episodio alrededor de las 02:00 horas de la madrugada. El análisis de su teléfono móvil ha demostrado que a la 01:49 estaba Rosario escribiendo un whatsapp a una amiga en el que le decía que tenía insomnio y aprovechaba su desvelo para contarle que se encontraba bien. O se confundió en la hora del asalto, o es una mentira, sin importancia, pero mentira.