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Tocamientos e insultos no son percibidos como acoso sexual por los jóvenes

Se ha apreciado que la gran mayoría de casos de 'sumisión química' obedece a patrones oportunistas y no premeditados

Imagen de un grupo de jóvenes en una zona de ocio en la localidad tarraconense de Salou
Imagen de un grupo de jóvenes en una zona de ocio en la localidad tarraconense de Saloularazon

El informe de resultados 2014-2015 del Observatorio Cualitativo sobre la relación entre el consumo de drogas y los abusos sexuales en contextos de ocio nocturno, presentado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), ha concluido que existen ciertos comportamientos incluídos dentro del acoso sexual que los jóvenes no identifican como tal por el hecho de producirse en contextos de ocio nocturno con consumo de drogas de por medio, tales como tocamientos o insultos hacia la mujer.

Estos resultados se han obtenido tras recoger información por medio del sistema de detección anticipada (SDA), que como ha explicado la psicóloga, profesora y subdirectora del Area de Adicciones, Género y Familia de FSC, Gemma Altell, "se centra en recoger testimonio de jóvenes entre 18 y 35 años (aproximadamente 200 fichas de situaciones reales); más actividades de 'focus group' en las que se realizan entrevistas grupales proponiéndoles distintas situaciones; entrevistas en profundidad a líderes de opinión que conocen los ambientes de ocio nocturnos; y recopilación de informaciones obtenidas de Internet, tales como noticias relacionadas con este tema, así como información de carteles o entradas de discotecas para estudiar qué se usa de reclamo y cómo".

En el informe, los comportamientos incluídos dentro de acoso sexual se han dividido en un termómetro con cinco niveles. En el primer nivel está la cosificación de mujeres (publicidad, vestimenta de las camareras), los comentarios sexuales incómodos, los insultos y los tocamientos no consentidos. Le siguen en el segundo nivel los acorralamientos, creer que se tiene derecho sobre la mujer, el hecho de invitar a copas con el objetivo de conseguir fines sexuales e insistir frente a reiteradas negativas. En el tercer nivel están las prácticas no consentidas dentro de relaciones sexuales sí consentidas; y en el cuarto las agresiones a chicas que han consumido drogas y no controlan sus actos. Por último, en el quinto y último nivel está la violación.

Según los resultados del informe, los comportamientos incluídos en los tres primeros niveles no están percibidos como acoso por los jóvenes, "algo muy preocupante", ha afirmado Altell. "Este termómetro pertenece al Informe 2013/2014, pero según los resultados del último Informe 2014-2015 no ha cambiado la situación", ha explicado la experta.

Otras cuestiones destacadas en el Informe de este año es que "las drogas despiertan el sexismo latente, tal como se aprecia en las distintas voces de alarma emergentes en distintos países sobre el aumento de mujeres agredidas sexualmente mediante el uso de sustancias". En el contexto español, se ha apreciado que la gran mayoría de casos de 'sumisión química' obedece a patrones oportunistas y no premeditados (agresiones sexuales que se producen con una persona prácticamente inconsciente debido al consumo voluntario de sustancias, entre las que destaca el alcohol en España), tal como ha explicado la experta.

Gemma Altell ha explicado que tras realizar la investigación se ha observado que "existe una tendencia a situar la responsabilidad de las agresiones sexuales en el consumo previo de sustancias, como si el detonante de la violencia fuera la sustancia, dejando de lado completamente la responsabilidad de los agresores. Esta tipo de violencia encuentra sus raíces en el sexismo, en la cultura sexual de hombres y mujeres".

En este sentido, Altell ha explicado que el consumo de drogas se percibe como un "agravante de la culpa de la víctima de violencia sexual, y no del agresor. Existen percepciones distintas según el género, ya que en el caso de acoso sexual a la mujer se le preguntan cosas como '¿ibas muy borracha? ¿seguro que no querías?', y en cambio al hombre que acosa se le justifica con que por estar bajo el efecto de las drogas no se pudo controlar. Este discurso está muy interiorizado, pero debemos aprender a verlo desde otra posición, y por ello es importante realizar acciones preventivas y cambiar la mentalidad".

Hasta el momento, como explican desde FSC, "las campañas de medidas preventivas desarrolladas hasta el momento van dirigidas a las chicas jóvenes, para que se controlen y limiten sus comportamientos. Pocas experiencias van destinadas a los chicos para que incorporen a sus formas de 'flirteo' una postura ética y no sexista, y esto debe cambiar". "Las medidas de prevención contra el acosos sexual y las cuestiones relacionadas con la igualdad deberían incluirse desde los primeros años de colegio de los niños. En algunos casos estos temas están incluídos en los Planes de Educación, pero debería sistematizarse en todos", ha propuesto Altell.

El responsable de Prevención de FSC, Otger Amatller, ha informado, junto a Gemma Altell, de las medidas de prevención que ellos llevan a cabo. "Ofrecemos formación para el personal de los locales de ocio nocturno, para que puedan identificar y saber cómo actuar frente al acoso o intentamos aumentar la sensibilidad frente al acoso con campañas de prevención, pero sobretodo creemos que es muy importante trabajar con los jóvenes. Tenemos programas de charlas en universidades para tratar estos temas y que los jóvenes identifiquen todas las situaciones de acoso".

El Informe se ha presentado en la jornada 'Retos en la intervención frente a violencias sexuales en contexto de ocio y consumo de drogas', celebrado en la sede del Plan Nacional Sobre Drogas, institución que financia este proyecto. El Observatorio Cualitativo está incluído en el Proyecto Noctambul@s, una iniciativa de FSC enmarcada en una línea de trabajo sobre la interacción entre la violencia de género y las drogas. Dicho Observatorio, que se desarrolla en la Comunidad de Madrid, en la Comunidad Valenciana y en Cataluña de momento, se inició en septiembre de 2013 y presentó un primer informe en el 2014 sobre los resultados observados en la primera fase del proyecto. Este segundo informe está basado en los resultados obtenidos en una segunda fase de observación entre octubre de 2014 y septiembre de 2015.