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Un joyero acaba con el problema para abrir botellas

El joyero onubense Carlos Moral ha terminado con el eterno problema de los camareros a la hora de abrir botellas y ha inventado y patentado una pinza de hielo-abridor de botellines que hace que los abridores y su eterna búsqueda en la barra dejen de ser un problema.

Su idea ya ha hecho que firme un contrato por 25 años con una empresa que fabrica menaje de hostelería y ya se vende en 40 puntos en el mundo, algo que, según admite, le ha abrumado, sobre todo por la enorme repercusión que ha tenido un invento que, como la mayoría de las veces, surgió de la más absoluta e imprevisible casualidad.

El pasado mes de mayo, recuerda, se inauguraba su bar de copas en la capital onubense "y entonces me di cuenta de que los camareros tenían los problemas clásicos para abrir los botellines, como es el hecho de no tener claro dónde se habían dejado los abridores convencionales".

Cuando hay varios camareros tras una barra los abridores terminan extraviándose, aunque, como observó, se da la curiosa circunstancia de que nunca se pierden las pinzas que se utilizan para coger el hielo de las cubiteras.

Esto hace "que los camareros, como hemos visto en muchos bares, recurran a las propias pinzas del hielo para abrir las botellas con su parte posterior, y se terminan rompiendo", además de que los propios bordes de las botellas se deterioran por usar un elemento que no es el apropiado para este caso.

Cuando terminó la inauguración se llevó a casa unas pinzas de hielo y comenzó a pensar en cuál sería el mejor modo de solucionar este problema, para lo que se encerró en su taller de joyería e inició el proceso para intentar colocar una abertura que, al mismo tiempo, no inutilizase la pinza para el uso para el que ha sido concebida.

"No era fácil, porque tenía que conseguir que se colocase un agujero en un lugar en el que fuese útil, pero además fuera cómodo de usar para el camarero, y no se perdiese la capacidad de hacer palanca que tienen los abridores", señala.

Tras muchas pruebas en su taller de joyería consiguió sacar adelante un primer diseño, y entonces usó una aplicación que usan los joyeros y consiguió adaptarlo a las propias pinzas, con lo que salió adelante el primer prototipo de este ingenio.

Con un primer diseño ya avanzado, realizó una veintena de pinzas y las llevó a su propio bar, "y allí comprobé que funcionaba, ya que las pinzas de hielo están localizadas rápidamente y no ocasionan problemas de rotura de cuello de botellas ni nada parecido con este diseño".

El invento final permite, incluso, que se puedan abrir las botellas usando en distintas posturas las pinzas, algo que optimiza el tiempo que los camareros están trabajando, sobre todo en momentos de mucho bullicio en los que, aunque parezca algo obvio, no pararse a mirar la postura del abridor ahorra mucho tiempo detrás de la barra.

Moral patentó la idea, acudió a una empresa especializada y registró su diseño industrial por un periodo de 25 años en España y después en toda Europa, y ahora está en el proceso de patentarlo para Estados Unidos.

La mayor empresa de menaje catalana, Supreminox, ya ha llegado a un acuerdo con él para fabricar 20.000 unidades, y su ingenio, premiado como 'Iniciativa Emprendedora' de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Huelva (AJE Huelva), ya se encuentra en 40 puntos de venta en el mundo.