Accidente de tren en Santiago
Un voto de silencio para Francisco, el maquinista del Alvia de Angrois
El maquinista del Alvia, accidentado hace dos años en Angrois, intenta recuperar su vida. Las víctimas piden al juez que «por favor» no les defraude
La vida de Francisco José Garzón, el maquinista que estaba a los mandos del Alvia que descarriló en la tristemente famosa curva de A Grandeira hace ya dos años, se ha visto marcada por un episodio imposible de olvidar. En los primeros momentos tras el accidente, su entorno se ocupó de que Garzón se convirtiera en una especie de fantasma. Que nadie pudiera acceder a él. Sólo un puñado de personas conocía su paradero. Ahora, en el barrio de la estación de Monforte de Lemos, muchos de los vecinos desconocen qué fue de él. Y los que están en sus círculos más próximos admiten que han hecho un voto de silencio para protegerle en todo lo posible.
«Sólo puedo decir que es una gran persona», afirma uno de los vecinos que trata de cubrirle las espaldas a Garzón. En la mencionada localidad ha tenido siempre su domicilio familiar, pero desde hace algún tiempo se trasladó. «Se comenta que vive en La Coruña. A Monforte de Lemos ha venido algunas veces en estos dos años», afirma un residente de la zona apoyándose en las conversaciones vecinales de los últimos tiempos. Así, con mayor o menor regularidad vuelve a su localidad natal para visitar a los amigos que allí dejó. Y es que en la capital gallega se encuentra el lugar de residencia de su madre, a la que decidió cuidar debido a la enfermedad de ésta.
Como el propio maquinista reconoció en una carta que envió a las víctimas –la única comunicación pública que ha realizado de manera voluntaria en estos dos años–, se encontraba «destrozado por las consecuencias del accidente» y sólo le salía «pedir perdón» a las víctimas. Pero Garzón ha intentado sobreponerse y no ha podido alejarse de la que es su gran pasión desde pequeño. «Mi profesión es bonita. Implica muchos riesgos. Pero es la que tengo y me gusta», llegó a declarar ante Luis Aláez, el primer juez instructor que se encargó del caso. El golpe psicológico fue inevitable y la consiguiente baja se alargó durante un año y medio. Hasta el pasado noviembre, cuando el Instituto Nacional de la Seguridad Social devolvió al maquinista a la actividad al volver a considerarlo apto para la vida laboral. Y en enero, ya con los días libres y las vacaciones que aún tenía pendientes finalmente agotados, se reintegró en el trabajo de Renfe, pero el puesto que ha pasado a ocupar desde entonces está fuera de las cabinas. Porque la estabilidad emocional es un requisito imprescindible para todo maquinista, y el trágico suceso exigía la retirada de Garzón del servicio activo por las secuelas creadas.
Actualmente, y según ha informado «La Voz de Galicia», el Sindicato Español de Maquinistas y Accidentes Ferroviarios (Semaf) se ocupó de la reinserción y determinó que Garzón podía desempeñar un trabajo como supervisor en unos talleres de mantenimiento que la empresa tiene en Galicia. Su labor se centra en vigilar el kilometraje de las locomotoras de cara a los posibles cambios de piezas o revisiones que tengan que llevarse a cabo cuando se alcancen ciertos rodajes. Volver a estar cerca de las vías parece haber ayudado algo a dejar atrás lo ocurrido, pero el recuerdo sigue presente.
Mientras tanto, el proceso judicial para aclarar lo sucedido continúa en marcha. El maquinista es el único imputado después de que fueran absueltos doce cargos del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif). Sobre él pueden caer todas las consecuencias legales por el homicidio imprudente de 79 personas sobre todo si el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago, Andrés Lago Louro, desoye la petición del maquinista que condujo el Alvia 04155, Javier Illanes, el cual reclama la declaración de cuatro cargos de Adif a los que achaca los cargos que pesan sobre Francisco José Garzón.
Por parte de las víctimas, desde las dos asociaciones que se crearon con el cometido de presionar para que se identifique a los responsables del suceso, las voces críticas se enfocaron desde un principio sobre el maquinista. No obstante, con el paso del tiempo las revelaciones de la investigación desviaron la atención de los afectados para situarla también sobre Renfe y Adif, lo que ha podido aliviar ligeramente la carga de culpa de Garzón.
Así, y tal como se reclamó en la marcha convocada por los afectados en la tarde del viernes, aún quedan responsabilidades por depurarse. Con el anterior juez, la instrucción llevó un ritmo mayor que el actual, pero el proceso sigue adelante y, con él, el futuro del maquinista. Ante esta resolución, una fuente cercana al caso predice que, según su parecer, el fallo va a hacer que las víctimas «se queden con las ganas» ya que el conductor del tren es «el único responsable» de lo que ocurrió en Angrois.
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