Una ideología ¿de género?

Hay que reconocer la astucia de los promotores de la ideología LGTBIQ+, pues han pretendido que sea la única que no pueda ser criticada en una democracia pluralista, blindándola frente a eventuales opiniones contrarias. El que se atreva a reprobarla, es calificado como «homófobo» –pues también han manipulado ideológicamente el lenguaje–, para poder ser imputado a continuación por un tipo penal creado ad hoc, y tan indeterminado como es el de odio.

Esto es la dictadura del relativismo y de lo «políticamente correcto». Tras el desmoronamiento del Muro de Berlín, que recordemos cayó del lado comunista, el marxismo conoce el poco éxito de la bandera roja de la hoz y el martillo. Por ello, se han metamorfoseado hábilmente, pasando de enarbolar la lucha de clases y la dictadura del proletariado, a la lucha de sexos y la dictadura LGTBIQ+. Así, en las manifestaciones políticas izquierdistas, han desaparecido sus enseñas clásicas, para dar paso a las arcoíris.

Nadie en su sano juicio puede oponerse a la plena igualdad de hombres y mujeres, con independencia de su orientación sexual que, además, es algo que pertenece a la intimidad personal, pues a nadie interesa con quién yace la ciudadanía.

Lo que cabe preguntarse entonces, sería: ¿Qué es esta ideología? La respuesta es muy clara: Una calculada estrategia de ingeniería social para destruir a la familia natural y así transformar la actual sociedad, que tiene en ella a su célula básica.