
Música
Spin Doctors, aquellos maravillosos 90

Se puede gastar papel y tinta en explicar cómo era el sonido de unos años, de una década entera casi, pero no vale la pena. Es mejor recurrir a una canción que lo sintetice.
Se puede gastar papel y tinta en explicar cómo era el sonido de unos años, de una década entera casi, pero no vale la pena. Es mejor recurrir a una canción que lo sintetice. Y si uno quiere saber a qué sonaban los noventa, basta con buscar «Two Princess», tema de Spin Doctors, un himno comercial, instantáneo y capaz de dibujar la sonrisa en la cara del rockero más talibán. El grupo de Nueva York vendió más de diez millones de copias con canciones que destilan optimismo, alegría, algo de ingenuidad, que de fondo cantan: «Todo va bien, los pilares del mundo son sólidos». Tras una temporada separados, hace un tiempo que la banda volvió a reunirse para grabar y vuelven para celebrar dos décadas de actividad en una gira que les trae por España en el ciclo SON Estrella Galicia: Avilés (2 de febrero), Pontevedra (3), Madrid (7) y Barakaldo (8).
«No cambio ni a mi gato»
El líder de la banda, Chris Barron, sale al paso de la nostalgia. «¿Es esta una era de depresión? Todo el mundo está hundido, pero yo soy un músico de rock y conozco gente rica muy desgraciada y pobres que saben de verdad de qué va la vida. El mismo mundo que parecía un milagro cuando éramos jóvenes sigue a nuestro alrededor. Hemos pagado las consecuencias de estar distraídos pero el mundo sigue ahí, lo veo. Las épocas de depresión ocurren si miramos al mundo así. Yo soy un escritor de canciones, y si no puedo ver yo la esperanza, ¿qué clase de músico soy? De acuerdo, los 90 fueron divertidos, nosotros hicimos mucho dinero y ahora estamos luchando, pero no cambiaría ni a mi gato por un montón de oro», dice Barron. «¿Una mentalidad más ingenua en los noventa? Desde luego, la mía lo era (risas)». La gran pregunta, entonces, es cómo logra abstraerse de ese pesimismo imperante hoy para escribir. «Cuando compongo, a veces es como si hubiera un ángel que me llamara desde un teléfono averiado, o me veo a mí mismo como si fuera un viejo clérigo escribiendo con pluma... y, otras veces, hay alcohol involucrado en el proceso».
La banda apenas grabó cuatro discos de estudio, entre el rock y el funk pop, antes de separarse. Tiempo suficiente para conocer la gloria y marcar un estilo, aunque las relaciones entre los músicos no fueran tan festivas como sus canciones aparentaban. Después de intentos en solitario, junto a Barron se presentan Eric Schenkman, Aaron Comess y Mark White, la formación que regresó en 2005 con «Nice Talking To Me» y que acaba de editar «If the River Was Whiskey». «Estamos en un buen momento. Nos llevamos bien de nuevo y disfrutamos de gira con el nuevo disco, que está basado en nuestras primeras experiencias en Nueva York, tocando en clubes de blues», dice Barron, que reconoce que la banda ha tenido sus altibajos y que rompieron relaciones durante un tiempo. «Pero la música te da siempre una oportunidad para el renacimiento». Nunca se separaron de las bases musicales de los inicios, en esa frontera del rock-funk, ni sucumbieron a las modas de la electrónica que inundaba todo en los noventa. «El rock es la música que siempre he escuchado, desde la cuna. Me siento como una especie de aborigen tocando sus ritmos nativos. Es todo lo que sé», señala Barron. Los temas de la banda tienen esa denominación de origen indiscutible, y Barron parece poco interesado por el presente. «La mayor parte de la gente emplea el tiempo en buscar nueva música. Yo lo gasto en crearla».
Cuándo: Jueves, 7 de febrero. 22:00 horas.
Dónde: Teatro Lara. Madrid.
Cuánto: de 18-20 euros.
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