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Casi 25 años después, esta sigue siendo la mejor película de animación de la historia: un viaje onírico que no olvidarás jamás

La obra maestra de Miyazaki lleva el inconfundible sello de Studio Ghibli

Con la curiosidad de esa niña empieza todo FilmAffinity

Cuando hablamos de animación, irremediablemente solemos pensar en Disney u otros títulos más ligados a la infancia, pero esta película juega en otra liga. Estrenada en el año 2001, la cinta de Hayao Miyazaki llevó a Studio Ghibli -sí, los del filtro de ChatGPT- a lo más alto y demostró que una obra japonesa podía convertirse en fenómeno mundial. Y lo digo con conocimiento de causa: cuando tenía poco más de seis años estaba obsesionada con verla una y otra vez, aunque ni siquiera era consciente de la enorme profundidad de la trama.

Algo debía de tener para atrapar tanto a una niña como a la crítica internacional, que la consagró con el Óscar a Mejor Película de Animación en 2003. El paso del tiempo, lejos de oxidarla, lo que ha hecho ha sido reforzar su estatus de clásico: en la web de reseñas Rotten Tomatoes mantiene un 96% de aprobación de críticos y audiencia, y en la plataforma de FilmAffinity ronda el 8/10, además de figurar como la mejor película de animación de todos los tiempos según miles de usuarios. De hecho, está a años luz en número de votos de la segunda clasificada, La tumba de las luciérnagas, también firmada por un maestro japonés: Isao Takahata.

Entre lo mágico y lo perturbador: el viaje de una niña que queda atrapada en otra realidad

Chihiro es una niña japonesa de 10 años que, en plena mudanza con sus padres, atraviesa un túnel que la conduce a un pueblo aparentemente abandonado. La curiosidad hace que quiera adentrarse un poco más, y así acaba descubriendo algo inquietante: al caer la noche, ese lugar cobra vida y se transforma en un mundo paralelo habitado por dioses ancestrales, espíritus caprichosos y criaturas que parecen sacadas de un sueño extraño, a medio camino entre lo mágico y lo aterrador. De repente, nada funciona con las reglas que ella conoce, y no tarda en descubrir que se ha quedado atrapada en esa dimensión sobrenatural.

Para sobrevivir en ese universo, Chihiro tendrá que aprender a desenvolverse entre figuras poderosas, aliados que aparecen donde menos lo espera y personajes enigmáticos, como la bruja Yubaba o el inquietante Sin Cara. Con cada paso que da, tiene que enfrentarse a sus miedos y madurar antes de tiempo, hasta que su viaje se acaba convirtiendo en toda una aventura de aprendizaje y resistencia. Entre pruebas, encuentros y despedidas, la pequeña descubrirá que la astucia, la resiliencia y, sobre todo, la confianza en sí misma es la única llave para encontrar el camino de regreso a casa.

De verdad, si todavía no has visto 'El viaje de Chihiro', estás dejando pasar una de esas joyas animadas que ya casi no se hacen. La buena noticia es que puedes ponerle remedio fácilmente: la tienes disponible en el catálogo de Netflix. Te prometo que sus 2 horas y 5 minutos vuelan, y cuando termina te deja con esa sensación extraña de que has visto algo mucho más grande de lo que parece a simple vista.