
Inteligencia Artificial
Sam Altman, CEO de OpenAI, habla de uno de los momentos más complicados para ChatGPT: "tuvimos que hacer cosas antinaturales"
Una avalancha de usuarios buscando imágenes al estilo Ghibli llevó a ChatGPT-4o al límite. Sam Altman revela cómo la demanda forzó a OpenAI a tomar medidas drásticas por la falta de recursos

Seguro que lo recuerdas: hace solo unos meses, las redes sociales se inundaron de imágenes con una estética similar a la de las películas de Estudio Ghibli. Y no es que todo el mundo se volviera un artista de la noche a la mañana. En realidad, la "culpa" era de la nueva herramienta de generación de imágenes de ChatGPT, basada en el modelo GPT-4o.
Ahora, Sam Altman, el carismático CEO de la compañía detrás de ChatGPT, ha hablado recientemente de este momento que, aunque a simple vista podía parecer una anécdota, en realidad fue un momento crítico que puso a prueba los límites de su popular chatbot. Una demanda "bíblica", impulsada por una curiosa tendencia viral, obligó a la empresa a tomar medidas drásticas que él mismo califica de "antinaturales".
La batalla del "efecto Ghibli" y la sed de GPUs

Todo comenzó a principios de este año, con el lanzamiento de ChatGPT-4o y su flamante generador de imágenes. Más allá de su capacidad para crear imágenes fotorrealistas de alta precisión, hubo un fenómeno viral que lo catapultó a la estratosfera: la tendencia de memes al estilo Studio Ghibli. De repente, todo el mundo quería transformar sus fotos en animaciones clásicas, y la demanda se disparó.
Esta obsesión por el "efecto Ghibli" fue tal que ChatGPT ganó más de un millón de usuarios nuevos en menos de una hora. Pero esta popularidad tuvo un coste, y no precisamente barato en términos de infraestructura. Como reveló el propio Altman, la compañía tuvo que enfrentar una grave escasez de GPUs. "Nuestras GPUs se están derritiendo", llegó a comentar Altman en su momento. Y claro, generar una imagen no es precisamente una tarea que requiera poco poder de cálculo con el nuevo sistema.
Para lidiar con esta avalancha sin precedentes, OpenAI se vio obligada a introducir límites temporales de uso y a buscar eficiencias. Lo más llamativo, según Altman, es que tuvieron que hacer "muchas cosas antinaturales". Esto incluyó pedir prestada capacidad de cómputo que estaba destinada a proyectos de investigación y, además, ralentizar algunas funciones del servicio.
Altman reconoció que, a pesar de haber vivido otros momentos virales, nunca había visto una afluencia de usuarios como esta. Su conclusión es rotunda: "Más cómputo significa que podemos darte más IA". Una frase que resume a la perfección el desafío al que se enfrenta la industria, donde el poder de las ideas solo se materializa si hay suficiente hardware para ejecutarlas.
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