Videojuegos
Los peligros de ser como Ibai Llanos, Willyrex o TheGrefg, los ‘gamers’ de moda
A pesar de que esta nueva profesión se haya vuelto viral entre los más jóvenes, es importante resaltar los riesgos físicos y mentales que trae consigo: desde fatiga emocional hasta afecciones del sistema cardiovascular
Para las generaciones análogicas, la figura del gamer posiblemente esté anclada en esa especie de friki que pasa las horas en su cuarto jugando a los videojuegos. Seguramente, piensen en alguien como el protagonista de El despertar de los muertos, un vendedor de productos electrónicos que, enterrado en montañas de comida basura, ve su vida pasar disparando a los objetivos de TimeSplitters. También en el personaje principal de Tron, que tira por la borda sus aspiraciones laborales y sus relaciones afectivas por culpa del arcade de turno.
Esto es así, quizá, porque durante mucho tiempo el jugador profesional ha sido considerado como un bicho raro que se refugiaba de la realidad en las consolas. Lo que entonces nadie se planteaba es que un veinteañero pudiera llegar a ganarse la vida con este hobby, como ocurre hoy. Los millonarios datos de audiencia que consiguen Ibai Llanos o Willyrex en la plataforma Twitch son un buen ejemplo de ello. Tanto que lo niños ya no sueñan con ser Messi ni Cristiano Ronaldo. Ahora, aspiran a ser como Vegetta777 o TheGrefg. De hecho, tal es la profesionalización que ha ido ganando este sector que muchas de sus estrellas se someten a reconocimientos médicos periódicos. Pues, aunque los gamers trabajan sentados, sufren estrés.
“Algunos padecen mucha presión y tensión emocional. Hay que tener en cuenta que pasan largos periodos de tiempo delante de una pantalla, con posturas inadecuadas y con movimientos repetitivos. Además, están pendiente de una gran cantidad de estímulos de forma muy seguida, lo que les convierte en el blanco perfecto para algunas patologías”, subraya Luis Santander, fisioterapeuta. A lo largo de su carrera, ha visto como algunos profesionales acudían a su centro para evaluar los efectos que los videojuegos producen sobre los órganos y aparatos que más se utilizan para jugar. Y no son pocos.
Pues, por ejemplo, en una partida se pueden alcanzar perfectamente las 160 pulsaciones por minuto. “Los usuarios se meten de lleno en ellas y las viven como si fuesen los protagonistas. Este simple dato nos revela que el cardiovascular es el sistema que más sufre con diferencia”, continúa Santander. A lo que también tenemos que sumar síntomas tan frecuentes como la fatiga visual, el dolor de cabeza o la tendinitis. “Se trata de signos cada vez más frecuentes en la población joven que, si no se tratan, pueden derivar en afecciones más severas”. De ahí que tanto el autocontrol emocional como las técnicas de relajación se hayan vuelto casi esenciales en el día a día de estas personas.
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