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El sonido es bastante particular. Es como si alguien estuviera comiendo algo pringoso. A veces, duro; otras, casi líquido. Recuerda a un melocotón en almíbar, pero es otra cosa. De vez en cuando, se cuela un leve movimiento de garganta. Y vuelta a empezar. Mientras lo escucha, Erik siente una particular sensación de placer que comienza en la coronilla y, lentamente, baja por la nuca hasta llegar a la espalda. No puede parar, pues lleva todo el día estresado por culpa del trabajo y este ritual es lo único que le relaja. Se puede pegar así 20 minutos, incluso hay días que remolonea un poco más y dedica toda una tarde a oír cómo un desconocido mastica, saliva, respira y traga un pepinillo. Sí, en el vídeo se recogen todas las etapas: desde cómo lo saca del frasco y retira el excedente de vinagre, a cómo lo chupetea y lo tritura con los dientes. No obstante, aquí lo más importante no es ver, sino dejarse llevar.
Lo mismo le ocurre a Ana, David, Pablo, Jéssica o Martín, que relatan a través de sus redes sociales el mismo episodio que Erik. Aunque en sus casos, los encurtidos se convierten en uñas que rozan toallas, cúteres que destrozan jabones, manos que pasan páginas de un libro, pintalabios que se deshacen, slimes que se llenan de purpurina… Todos ellos son capaces de disparar su sensibilidad con estímulos auditivos que les generan ese hormigueo tan propio de los orgasmos. Son las llamadas respuestas sensoriales meridianas autónomas (ASMR, en inglés) y se han convertido en las reinas de Instagram con más de 800 millones de visualizaciones. Se trata de grabaciones cortas que desatan un fenómeno biológico cuyo objetivo es conseguir la plena satisfacción del cerebro. Es cierto que no todo el mundo lo siente de la misma manera. De hecho, hay quienes ni siquiera son capaces de percibirlo. Pero, los que sí lo hacen, aseguran que experimentan una especie de cosquilleo que les recorre todo el cuerpo.
“Es una sensación que provoca calidez y relajación”, subraya Sonia Cano, experta en Neuromarketing. “Para que podamos entenderlo mejor, el efecto es muy similar al que genera la música. Especialmente, la que nos gusta. Ese erizamiento de la piel que produce escuchar nuestra canción favorita es similar al que mucha gente vive con estos contenidos”. Según una investigación publicada en la revista Peerj, el 98% de los encuestados afirmaba que los usaban para relajare, el 82% los veía porque les ayudaba a dormir y el 70% los miraba para lidiar con el estrés. Pero, claro, no todos los vídeos valen para cualquiera. Es decir, los pepinillos de Erik no tienen por qué funcionar de la misma manera con Ana y compañía. Por lo que la Universidad de Swansea (Reino Unido), a través de un estudio exhaustivo, se dedicó a clasificar esos estímulos en función de sus protagonistas: un 75% de los sujetos reaccionaba ante los susurros, un 64% lo hacía ante sonidos crujientes y un 53% prefería movimientos lentos.
Todo comenzó en 2010, cuando la norteamericana Jennifer Allen puso nombre a este proceso de hipersensibilidad que muchos humanos llevan consigo sin ser conscientes. Hace una década, esta mujer creó un grupo de Facebook para compartir sus inquietudes de lo que se llamó emociones de la Nueva Era. Desde ese momento, la ASMR comenzaron a sonar en muchos foros y perfiles hasta el punto de que, en pocos meses, miles de personas de todo el mundo empezaron a compartir sus experiencias. Primero llegaron a Youtube, donde hay canales dedicados exclusivamente a este boom. Gentle Whispering, por ejemplo, cuenta con casi dos millones de suscriptores y acumula más de 800 millones de visualizaciones. En España, destaca el de Ana Muñoz, con un 1,5 millones de seguidores. Esta joven da un paso más en sus vídeos y utiliza todo tipo de instrumentos para crear estas improntas: brochas de maquillaje, tarros de colonia, cámaras de foto… Después, dieron el salto a Instagram, donde es difícil no toparse con alguna publicación de este tipo recomendada.
Eva Longoria y Margot Robbie, fans
“Algunas cosas pueden recordarte a tu madre o a tu infancia. No es casualidad que muchos de los contenidos más exitosos tengan a una mujer que susurra de una forma similar a como lo hacían ellas cuando nos íbamos a dormir. Esos recuerdos que evocan son reconfortantes y pueden llevar a la gente a un estado más relajado que provoca una mayor facilidad para dormir”, explica Christopher Winter, profesor de Neurología en Charlottesville (Estados Unidos), en su libro Why your sleep is broken and how to fix. Su éxito es tal que ya hay celebrities como Eva Longoria o Margot Robbie que se graban en casa susurrando cosas o rozando objetos. Dicho esto, la duda es más que evidente: ¿tiene alguna validez científica? “No hay un quórum al respecto”, subraya Ana Martín, socióloga y experta en redes sociales. “Hay que partir de la idea de que no todos respondemos de la misma forma ante ellas. Ocurre exactamente lo mismo con el dolor: hay quienes lo soportan mejor y quiene lo llevan peor. Pues aquí igual. El placer es muy subjetivo”.
No obstante, existen estudios que presumen de su aval. Es el caso del publicado por la Universidad Sheffield (Reino Unido), en el que se concluye que la sensación de relajación propiciada por las ASMR constituye el principal gancho de atracción para los usuarios. Otro, emitido por la Universidad de York (Reino Unido), destaca el alivio temporal que producen en personas con depresión. Mientras la ciencia se aclara y fija sus límites, las marcas comerciales ya están apostando grandes cantidades de dinero por estas respuestas sensoriales, ya que cuentan con un poder de viralización enorme. Ese es el caso de Samsung, que patentó su teléfono Galaxy con una carcasa que permite a sus clientes grabar este tipo de vídeos. KFC, por su parte, lanzó en julio un spot de su pollo crujiente con el actor George Hamilton, en el que hace de embajador y susurra las delicias de esta fritura. En ambos casos, las ventas notaron un empujón del 5%. “Ofrecen a la gente lo que buscan en su día a día: evadirse”, concluye Martín. De ahí su éxito. Porque en el fondo, reconózcalo, dan cierto gustito.
¿Qué produce el placer?
- Jabón | El planteamiento es muy sencillo: tan sólo se necesita una pastilla de jabón y un cúter. El resto queda al gusto del espectador, que vivirá una experiencia sensorial múltiple viendo cómo surgen nuevas texturas o escuchando el tañido que generan los cortes… todo vale si el sonido consigue relajarles. Buen ejemplo de su éxito son los perfiles @asmrsoapprincess y @soap.assmr.ns, con 275.000 y 470.000 seguidores respectivamente.
- Slime | Es el clásico blandiblú que se creó en los 70 y que sigue haciendo las delicias de muchos niños a día de hoy. Bueno, también de algunos adultos. Al menos, a través de las redes sociales. En ellas, se ven manos anónimas amasándolos, añadiéndoles purpurina, cortándolos… y así en cientos de vídeos. Cambian los colores, los extras o los utensilios, pero el efecto es el mismo: puro placer. La cuenta @glitter.slimes, por ejemplo, acoge a 1,9 millones de adeptos.
- Pintalabios | Sí, con este instrumento de belleza también se puede conseguir crear las mismas sensaciones que con el jabón o el slime. En este caso, consiste en utilizar un cuchillo caliente que permita derretir la cera con la que están hechos. En cualquier caso, existe alguna que otra variante que utiliza fuego para derretirlas. Ese cosquilleo al que tantos aspiran se produciría tanto al oír el paso de la hoja por el material como al caer derretido sobre una superficie.
- Arena | Quienes busquen la perfección visual disfrutarán con los perfiles que trabajan con la arena y sus diferentes figuras creadas a partir de cortes simétricos. El efecto que generan sus constantes transformaciones es, sencillamente, único. Tal es la atracción que ha desatado que uno de los usuarios más populares de Instagram, @sand.tagious, ya ha convencido a más de un millón fans dedicados a escuchar cómo sus partículas se parten con distintos utensilios.
- Comida | Se trata de una opción no apta para todos los públicos, pues aquí lo que produce ese gustirrinín es escuchar a otra persona masticar: desde filetes empanados a pepinillos, pasando por hamburguesas o manzanas. El catálogo es bastante amplio. En ese sentido, @Thecrunchyasmr promete grabaciones cortas con platos crujientes, mientras que @april.asmr lo hace con delicias asiáticas. Superan, en ambos casos, los 120.000 followers.