Tecnología

Un helicóptero recupera el cohete Electron cazándolo al vuelo a su regreso del espacio

La compañía aeroespacial Rocket Labs ha completado con un éxito parcial la primera misión de un cohete reutilizable que emplea un Sikorsky S-92 para atraparlo durante su descenso

El helicóptero Sikorsky S-92 realiza la maniobra a 1.981 metros de altitud.
El helicóptero Sikorsky S-92 realiza la maniobra a 1.981 metros de altitud.La RazónCortesía de Rocket Labs.

Ninguna empresa ha conseguido tantos éxitos con los cohetes reutilizables como SpaceX, pero eso no quiere decir que otras no lo intenten. Es el caso de Rocket Labs, una compañía aeroespacial estadounidense que fabrica cohetes de, relativamente, bajo coste para poner en órbita satélites de clientes particulares y que este pasado lunes realizó la primera demostración, en una misión real, de su sistema para recuperar en el aire la primera etapa del cohete Electron tras una misión.

Lo que hace Rocket Labs es muy diferente a lo que hace SpaceX. Mientras que el Falcon 9 de la compañía de Elon Musk es capaz de aterrizar verticalmente, Electron cae con un paracaídas y es un helicóptero Sikorsky S-92 el encargado de atraparlo antes de que americe.

Helicóptero de recuperación Sikorsky S-92 de Rocket Labs.
Helicóptero de recuperación Sikorsky S-92 de Rocket Labs.La RazónCortesía de Rocket Labs.

La misión número 26 de la compañía, llamada “There And Back Again”, en un guiño a la película de “El Hobbit”, empleó el cohete Electron para llevar al espacio de 34 satélites de compañías como Alba Orbital y Astrix Astronautics, entre otras, y propósitos como monitorear la contaminación lumínica o proporcionar Internet satelital.

Los propulsores del cohete Electron en ignición, el pasado lunes.
Los propulsores del cohete Electron en ignición, el pasado lunes.La RazónCortesía de Rocket Labs.

El Electron es un cohete de 18 metros con una primera etapa que ocupa los 12 metros inferiores. En un lanzamiento tradicional, la primera etapa, encargada de la propulsión, se separa del resto del cohete tras cumplir su función para caer sobre el mar y hundirse. Rocket Labs ya ha conseguido amerizar con seguridad y rescatar esta parte del cohete para su reutilización en tres ocasiones, pero el lunes quería demostrar que podía atrapar el cohete durante su descenso con un helicóptero para después depositarla en un barco a la espera.

El cohete Electron despegando desde las instalaciones de Rocket Labs en Nueva Zelanda.
El cohete Electron despegando desde las instalaciones de Rocket Labs en Nueva Zelanda.La RazónCortesía de Rocket Labs.

A los dos minutos y medio del lanzamiento, realizado desde las instalaciones de la compañía en Nueva Zelanda, y a 70 kilómetros de altura la primera etapa se desactivó, desacopló del cohete e inició su descenso a una velocidad que alcanzó los 8.300 km/h. A los 13 kilómetros desplegó un pequeño paracaídas y a los 6.000 metros de altura el principal con el que redujo su velocidad hasta 35,4 km/h.

A su encuentro acudió el helicóptero Sikorsky S-92 equipado con un gancho sujeto a un largo cable que debía atrapar el paracaídas del Electron. Los pilotos tuvieron éxito en la maniobra, realizada a 1.981 metros de altitud, pero tras completarla detectaron “características de carga diferentes a las experimentadas previamente en las pruebas”, según informa Businesswire. Por lo que en lugar de transportarlo hasta su destino liberaron el sistema propulsor que siguió descendiendo en paracaídas y realizó un amerizaje exitoso. Electron fue recogido del mar por el buque de recuperación de Rocket Labs Seaworker, a 278 kilómetros de la costa de Nueva Zelanda, y regresado a tierra para su análisis y evaluación.

“Traer un cohete del espacio y atraparlo con un helicóptero es una especie de ballet supersónico”, dijo el fundador y director ejecutivo de Rocket Lab, Peter Beck. “Una gran cantidad de factores tienen que alinearse y muchos sistemas tienen que funcionar juntos sin problemas, por lo que estoy increíblemente orgulloso de los esfuerzos estelares de nuestro Equipo de Recuperación y de todos nuestros ingenieros que hicieron que esta misión y nuestra primera captura fueran un éxito. A partir de aquí, evaluaremos la etapa y determinaremos qué cambios podríamos querer hacer en el sistema y los procedimientos para la próxima captura del helicóptero y el eventual nuevo vuelo”.