
Astrofísica
Esta es la mayor evidencia científica de vida en otro planeta, señala un estudio de Cambridge
“Dado todo lo que sabemos sobre este planeta, un mundo Hyceano con un océano repleto de vida es el escenario que mejor se ajusta a los datos disponibles”, señalan los autores.

Puede que para algunas personas no sea la pregunta más importante de la ciencia, pero sin duda ocupa el podio: ¿Estamos solos en el universo? Teniendo en cuenta que hay unos 700 trillones de planetas y que, al menos, 300 millones de ellos están en una zona habitable y reúnen las condiciones para la vida, la posibilidad de que al menos uno de ellos tenga una biología no es disparatada. Pero, ¿cómo detectarlo? Por sus gases.
En este caso, el protagonista es K2-18b, un planeta a 120 años luz que parece sacado directamente de la película Interstellar y su mundo marino. K2-18b saltó a la fama en 2023 cuando gracias al Telescopio Espacial James Webb (JWST) de la NASA se detectó la presencia de sulfuro de dimetilo (DMS).
En la Tierra, el DMS es producido principalmente por la vida, sobre todo por el fitoplancton y otros microbios marinos, por lo que el estudio de 2023 fue recibido con cierto entusiasmo.
Sin embargo, el entusiasmo se vio atenuado por la naturaleza preliminar del hallazgo; las observaciones del JWST fueron consistentes con la presencia de DMS, pero no la confirmaron. Por lo tanto, el equipo de estudio volvió a analizarlo, pero esta vez de una manera ligeramente diferente.
El JWST puede analizar las atmósferas de exoplanetas cuando estos mundos cruzan la superficie de sus estrellas anfitrionas desde la perspectiva del observatorio: el telescopio detecta ciertas moléculas en el aire basándose en las longitudes de onda de la luz estelar que absorben.
Estas longitudes de onda actúan como huellas dactilares: cada elemento tiene la suya propia, por lo que detectar una determinada onda, es un indicador fiable y confiable de la presencia de este elemento. Así sabemos los elementos de, por ejemplo, los planetas en nuestro sistema solar.
El equipo realizó la detección inicial y tentativa de DMS utilizando los instrumentos NIRISS (Cámara de Imágenes de Infrarrojo Cercano y Espectrógrafo sin Rendija) y NIRSpec (Espectrógrafo de Infrarrojo Cercano) del JWST. Sin embargo, para el nuevo estudio, publicado en Astrophysical Letters Journal, científicos de Cambridge emplearon el Instrumento de Infrarrojo Medio (MIRI) del telescopio, que analiza diferentes longitudes de onda de la luz. Los resultados mostraron que MIRI también detectó la huella de DMS.
“Esta es una línea de evidencia independiente, que utiliza un instrumento diferente al que utilizamos antes y un rango de longitud de onda de luz distinto, donde no hay solapamiento con las observaciones previas – explica Nikku Madhusudhan, líder del estudio en un comunicado -. La señal se transmitió con fuerza y claridad".
Basándose en su tamaño y otras características, el equipo de Madhusudhan sospecha que K2-18b podría ser un mundo Hyceano (combinación de Hidrógeno y océano), una clase de exoplaneta propuesta en 2021 que posee un enorme océano de agua líquida y una atmósfera rica en hidrógeno.
De hecho, el estudio confirma que el aire de K2-18b también es rico en DMS. Los autores estiman concentraciones de más de 10 partes por millón en volumen, en comparación con menos de una parte por mil millones para ellos aquí en la Tierra.
“Trabajos teóricos anteriores habían predicho que altos niveles de gases a base de azufre, como el DMS, son posibles en los mundos Hyceanos – añade Madhusudhan -. Y ahora lo hemos observado, de acuerdo con lo previsto. Dado todo lo que sabemos sobre este planeta, un mundo Hyceano con un océano repleto de vida es el escenario que mejor se ajusta a los datos disponibles”.
Hay que señalar que los autores no afirman haber detectado vida extraterrestre, lo que sí sostienen es que se necesita más investigación para confirmar y ampliar sus hallazgos. Otros científicos opinan lo mismo
Detectar indicios de vida extraterrestre es un asunto complejo, y confirmarlos lo es aún más, especialmente en un mundo como K2-18b, que no podremos investigar de cerca en el futuro previsible, si es que alguna vez lo hacemos. Por lo tanto, cabe esperar que el debate y la recopilación de datos continúen.
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