Ingeniería

Fiebre en China por el transporte sin conductor

Numerosas ciudades del país lideran la implantación de este sistema en líneas de metro, tranvías o autobuses

El metro sin conductor de Shanghái/Keolis
El metro sin conductor de Shanghái/Keolislarazon

Líneas de metro, tranvías o autobuses universitarios son algunos de los vehículos sin conductor que están poniéndose a prueba en distintas urbes de China, cuyos gobiernos locales están empeñados en convertir a sus regiones y al país en líder de la conducción autónoma.

«La primera línea de metro autónoma», «el primer tranvía autónomo», «el primer autobús universitario autónomo», «el primer vehículo monorraíl sin conductor». Cada semana, titulares similares se multiplican en la prensa regional del gigante asiático.

Al igual que grandes tecnológicas como Baidu o Grupo Alibaba están invirtiendo en el desarrollo de los vehículos sin conductor, los Gobiernos locales de China están apostando por el desarrollo del transporte público autónomo y son constantes sus intentos por promoverlo.

En la urbe de Shanghái, considerada la capital financiera del país, hace unas semanas comenzaba a operar una nueva línea de metro sin conductor.

Seis estaciones con un recorrido de 6,7 kilómetros para uno de los metros más grandes del mundo (más de nueve millones de pasajeros diarios) y con vagones equipados con intercomunicadores, alertas de emergencia, detectores de humo y frenos de emergencia.

Según aseguran los operadores de la línea, la compañía Shanghai Keolis, los trenes sin conductor consumen menos energía que los normales, aceleran más rápido y con menos ruido.

Pero esta no es la primera línea autónoma del país, pues ciudades como Cantón o la capital Pekín ya cuentan con algunas líneas de metro automatizadas parcial o totalmente.

En los últimos meses, China ha emergido como el mayor mercado mundial de vehículos autónomos. Según un reciente estudio publicado por la consultora McKinsey & Company, para 2030 se espera que el sector de los vehículos autónomos mueva unos 500.000 millones de dólares en ventas.

Por el momento, la tecnología aún se encuentra en su fase inicial de desarrollo, aunque tiene un futuro prometedor y altas expectativas, especialmente en el mercado chino, según señalan numerosos expertos.

En unas declaraciones del jefe de la consultora automotriz Automotive Foresight, Yale Zhang, al diario local Global Times, se tardará entre 5 y 10 años para que arraigue la tecnología de conducción autónoma.

Pero el ritmo es imparable. La semana pasada comenzó a operar un minibús sin conductor en el campus de la Universidad de Shanghái de Jiao Tong para trasladar a los estudiantes dentro del campus por varias paradas a lo largo de una ruta fija.

Funciona gracias a un sistema especial de posicionamiento y navegación desarrollado por el Instituto de Investigación de Vehículos de Inteligencia de la universidad.

Para acceder al vehículo, que tiene ocho asientos, transporta a unas 200 personas al día y funciona con electricidad, los estudiantes tienen que escanear un código QR y las puertas se abren. A bordo, pueden usar su pantalla táctil o hablar con su sistema de interacción de voz para cambiar su destino.

Cuando un automóvil viene en la dirección opuesta se ralentiza, y cuando hay obstáculos en la parte delantera (automóviles o peatones) se detiene y reinicia una vez que el camino está despejado.

El director del instituto, Yang Ming, explicó al diario local Shine que el vehículo tiene una velocidad máxima de 15 kilómetros por hora y aseguró que el coste de su desarrollo es de casi una décima parte de lo que cuesta fabricarlos en Europa.

Aun así, apuntó, todavía hay un largo camino por recorrer antes de que el autobús pueda abandonar el campus y correr en las carreteras. «El sistema necesita aprender más sobre cómo enfrentar los escenarios en carreteras abiertas para todos», dijo Yang.

También esta semana comenzó a operar el que aseguran es el primer sistema de tránsito rápido ferroviario autónomo (ART, por sus siglas en inglés) del mundo en una fase de pruebas de tres meses en la ciudad de Zhuzhou (Hunan).

Este sistema está desarrollado por la China Railway Rolling Stock Corp, tiene unos 30 metros de largo y está equipado con sensores que pueden leer las dimensiones de las carreteras y planificar su ruta. Tiene una velocidad máxima de 70 kilómetros por hora en una ruta de tres kilómetros con cuatro paradas.

Además de los vehículos públicos, China está siendo un país pionero en el desarrollo de coches autónomos y en marzo se inauguró en Shanghái el primer circuito urbano del país para probar legalmente los coches sin conductor.

Con una longitud inicial de seis kilómetros, por él pueden circular varios coches de dos marcas chinas, SAIC Motor y NIO, que recibieron las placas para poner a prueba legalmente sus vehículos sin conductor.

Aunque en la ciudad ya existía desde el año 2016 un circuito cerrado para realizar estas pruebas, esta es la primera vez que los vehículos podrán realizarlo de un modo legal en China, en calles normales abiertas al tráfico.

Al igual que en Estados Unidos y en Europa, en China ya llevan varios años realizando pruebas de este tipo pero hasta ahora se hacían de un modo alegal ya que no hay un conjunto de normas que lo regule y estas dependen de los gobiernos locales. EFECOM