¿Se llaman redes sociales porque conectan o porque atrapan?
Paralizan cuentas de Twitter por cuestión de seguridad y obligan a descargar aplicaciones de Facebook para conservar fotos privadas.
Paralizan cuentas de Twitter por cuestión de seguridad y obligan a descargar aplicaciones de Facebook para conservar fotos privadas.
Nos habíamos acostumbrado a recibir publicidad en nuestras cuentas de Twitter y Facebook. A ser seducidos por avisos publicitarios que nos premian si incluimos a nuestros seguidores en el juego o la página que nos gusta. Hasta ahora esas políticas eran el modo que tenían las redes sociales para obtener algunos beneficios. Pero ahora están yendo un poco más allá.
Twitter y la seguridad
El pasado viernes, muchos usuarios de Twitter se encontraron con una sorpresa en sus cuentas: un mensaje que les señalaba que tenían que resetear su nombre y su clave para poder publicar contenidos nuevamente. Según afirma Twitter, la empresa no ha sido objeto de un ataque de «hackers». Pero su jefe de seguridad, Michael Coates, señalaba en un post oficial (que fue publicado en /blog.twitter.com/) que «esas cuentas han sido cerradas y los usuarios deben volver a configurar sus claves y nombres. (...) Las cuentas involucradas podrían haber sido amenazadas por brechas recientes, «malware» o máquinas comprometidas que roban sus claves. Como resultado de esto, algunas cuentas de Twitter requieren una protección extra y han sido cerradas. Asimismo, se les solicitaba a sus propietarios que tomaran las medidas correspondientes. Las cuentas no serán accesibles hasta que se haga esto».
El día 7 de junio, tres días antes de que Coates publicara esto, un «hacker» ruso, conocido por el nombre de Tessa88 aseguraba estar en posesión de una enorme cantidad de direcciones de correo, claves y nombres... En total unos 379 millones de usuarios.
En las últimas horas muchas voces se han alzado para señalar la facilidad con la que los «hackers» pueden acceder a nuestra información personalizada. Y el tema no es baladí en absoluto. Las redes sociales han incrementado su valor y su presencia en el instante en el que comenzamos a vivir en ellas, a publicar nuestra información más personal. Se convirtieron en un entorno virtual que habitamos, al menos durante dos o tres horas diarias. Y nadie paga por ello (excepto por los avisos antes mencionados). ¿Es lícito entonces exigirle seguridad? ¿Es lógico que no verifiquemos las condiciones del depósito que hacemos en Twitter o Facebook, cuando constituye algo tan personal?
Puede que se trata del efecto padel o pista de hielo. Años atrás, cuando se pusieron de moda estas dos actividades, las pistas proliferaron como hongos, la indumentaria y los accesorios se veían por todas partes y todos queríamos formar parte de ello. Luego la efervescencia descendió y sólo quedaron algunas. Eso mismo ocurre con las redes sociales, quizás sea cuestión de encontrar un equilibrio.
Un Momento para Facebook
El mensaje no deja lugar a dudas. Y lo han recibido cientos de miles de usuarios de Facebook: «Queríamos hacerte saber que las fotos que has sincronizado de modo privado entre tu teléfono y Facebook pronto serán borradas. A principios de este año fueron enviadas a Moments, una nueva app de Facebook. Si quieres conservar todas tus fotos, descarga Moments antes del 7 de julio. Si no quieres hacerlo puedes descargar tus imágenes desde tu perfil de Facebook a tu ordenador. De lo contrario se borrarán».
Básicamente lo que hace Moments es subir las imágenes a Facebook, sin tener que ingresar a la red social. Esto ha provocado que Moments sea la aplicación más descargada en los últimos tiempos, pasando del puesto 90 el mes pasado, a estar entre las cinco primeras. El inconveniente es que mucha gente no sabe que tenía un álbum sincronizado en su perfil, ya que en 2012 era una opción, no una obligación.
Se trata de una táctica que no es nueva para Facebook. Dos años atrás adoptó una estrategia similar para que los usuarios se descargaran Messsenger y ocurrió en un momento en el que el chat era una de las opciones más usadas. Ahora le llega el turno a la fotografía.
Como ocurre en el caso de Twitter, no leemos el acuerdo que firmamos al utilizar su servicio y allí claramente dice que las condiciones se pueden cambiar si la red así lo considera necesario. Y esto es lo que hace. Tómalo o déjalo. Pero nuevamente, no se trata de un problema de Facebook sino de nuestra inclinación a depender de una página web para que haga de álbum de recuerdos.
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