Maltrato infantil, traición entre vecinos y discriminación en el segundo capítulo de “La Valla”

La nueva serie original de Atresmedia Televisión, que se estrenó el pasado 19 de enero, está rompiendo los moldes y registros en ATRESplayer PREMIUM. “La valla” ha conseguido el dato más alto de audiencia de todos los estrenos de la plataforma hasta la fecha. Y no es sorpresa si se tiene en cuenta su interesante y arriesgado argumento. La serie, protagonizada por Olivia Molina, Unax Ugalde, Ángela Molina, Abel Folk y Eleonora Wexler, está ambientada en un futuro próximo en España. La cada vez mayor escasez de recursos naturales ha producido la aniquilación de la democracia y la imposición de un régimen dictatorial. Con esto, España se divide en unas áreas rurales donde la vida es imposible debido a un virus intratable, y en Madrid, donde el control llega a límites insospechados.

Si bien el primer capítulo sirvió como introducción, se pudo ver la división de la capital en dos sectores divididos por una férrea valla: el Sector 1, poblado por el Gobierno y privilegiados, y el Sector 2, el resto de la población que no está infectada por el virus. ¿La manera de cruzar de un lado hacia otro? Disponer de un salvoconducto reglamentario que se proporciona, por ejemplo, obteniendo trabajo. Y este es el caso de Hugo, que busca desesperado un contrato que le ayude a reencontrarse con Marta, su hija a la que le arrebataron nada más llegar a Madrid. Sin embargo, el trabajo solo lo puede desempeñar un matrimonio y por ello acude a Julia, la hermana gemela de su difunta mujer Sara.

En este marco comienza la lucha incansable de una familia que, sin buscarlo o al menos sin esperarlo, se convertirán en los héroes de una sociedad reprimida por una clase militar cada vez más poderosa. El principal aliento que le lleva para ello es recuperar a Marta, que ha sido llevada a un centro médico donde se experimenta con niños. O, más bien, donde se les tortura como si fuesen cobayas a las que poco importa qué les hagan con tal de erradicar el amenazante virus.

La directora de dicho centro clandestino es Alma, la misma mujer que ha contratado a Hugo y a Julia (que se hace pasar por Sara) en su casa. Mientras tanto, el peligro también corre por otro lado en la vida de esta familia: la policía, liderada por el nuevo Jefe de la Seguridad del Estado, Enrique, logra identificar a Julia como una asesina en busca y captura. Su foto está en todas partes y la vecina, con tal de mostrar su fidelidad al régimen, no duda en delatarla. Sin embargo, el hecho de que Julia y Sara sean gemelas le servirá a la primera para salvarse y hacerse pasar por alguien que realmente no es.

¿Qué ocurrirá con el sufrimiento de una familia que lo único que quiere es volver a sus anteriores vidas? ¿Cómo afrontar un régimen dictatorial cuando ya se ha vivido en democracia? ¿Logrará Hugo salvar a Marta de la tortura que recibe junto a otros numerosos niños? La historia de “La valla”, aún siendo una ficción, se muestra como un diamante en bruto con guiños a lo que, de manera muy lejana, podría ocurrir en un mundo con amenazas climáticas como es el actual.