
Estreno
«Bellas Artes»: una pintura fina de la incomodidad del arte moderno
►Movistar Plus+ acaba de estrenar la segunda temporada de la serie creada por Gastón Duprat y Mariano Cohn, y protagonizada por Óscar Martínez en el papel del estirado director del Museo Iberoamericano de Arte Moderno

En abril de 2024 llegaba a Movistar Plus+ una serie que reúne todas las características para quedarse pegados al televisor. Hablamos de «Bellas Artes», la miniserie creada por Gastón Duprat y Mariano Cohn, y protagonizada por el actor argentino Óscar Martínez, que pone el ojo en el ridículo universo del arte y los increíbles seres que lo habitan. Afortunadamente para los fanes, la serie acaba de estrenar su segunda temporada, llena de más picante, incorrección y mala leche y con situaciones surrealistas que harán la delicia de los espectadores.
Habíamos dejado en la primera entrega al director del Museo Iberoamericano de Arte Moderno, Antonio Dumas (Óscar Martínez), decepcionado con su nombramiento tras tener que enfrentarse con «la estupidez humana» que puede contemplar desfilando por delante de su despacho. Por el camino ha intentado conciliarse con su hijo Josep (Dani Rovira), como padre ausente, al tiempo que intenta pasar más tiempo con su nieto, que no quiere saber nada de arte; ni clásico ni moderno. También ha tenido que enfrentarse con la flamante ministra de Cultura, María Gutiérrez (Ana Wagener), y capear a don Julián Martínez Sánchez (José Sacristán), un pintor que se considera artista, y su vecino con las mismas ínfulas, José, interpretado por Fernando Albizu, que hace unos dibujos infantiles y casi llega al acoso. Por si fuera poco, y después de destrozarle 10.000 euros, vemos como su exmujer, Mariel (Ángela Molina), aterriza en Madrid. Con este punto de partida el choque de trenes es inevitable, aunque el espectador tardará más de lo que piensa en ver el encuentro. Entretanto Antonio Dumas se las verá de nuevo con la ministra de Cultura, en esta ocasión con la dichosa inclusión de por medio, teniendo que doblar con calzador la ocupación femenina de las salas del museo, y que les lleva hasta una artista, mujer, anciana y de un país no comunitario («¿No dice si es lesbiana?», subiríamos tres niveles en corrección política, ¿no?», llega a exclamar Antonio). Con la reapertura de nuestro museo favorito vuelven los estafadores, a los que ahora sí vemos venir a la legua, mientras los protagonistas de «Bellas Artes» pecan de incautos.
El día a día del museo se convierte rápidamente en un despropósito, con magnates del petróleo deseando invertir millones de euros, encuentros casuales y un capítulo maravilloso de una crítica a los grandes coleccionistas de arte, caprichosos y capaces de conseguir cualquier cosa. También veremos distintas manifestaciones artísticas, completamente veraces a la par que increíbles, que pondrán a prueba nuestro sentido estético y también la integridad física del museo y sus trabajadores (hacha mediante).
Por supuesto la vuelta de Mariel a la vida de Antonio no le traerá más que desgracias, incluso cuando comienza a convertirse en una artista cotizada, digna de exponserse en el museo que dirige Dumas. El elenco principal incluye a los secundarios Aixa Villagrán, que interpreta a la eficientísima Marisa Mora, secretaria del director y con una vida personal movidita que se desarrolla en esta temporada, y Koldo Olabarri, en el papel de Leo Urriola, mano derecha de Dumas y especialista en encontrar auténticas joyas «ocultas» del mundo del arte. Además, y como es habitual en la serie, cuenta con colaboraciones especiales de actores como Imanol Arias, Cecilia Suárez, Adelfa Suárez, Miguel Ángel Solá, Diego Anido, Eloy Azorín y Milena Smit, entre muchos otros. Una vez que el espectador ha podido disfrutar de la primera temporada, en esta segunda, también de seis capítulos, se afianza la idea de que sería una serie diaria excelente, llena de excesos y con una entrega mucho más picante, ácida, irreverente, molesta e incómoda, muy del gusto de sus creadores. El mundo del arte en toda su parafernalia y absurdez en la que todos quieren meter la cabeza y sacar partido, y un pobre hombre, con gran capacidad resolutiva, que intenta hacer frente a varios campos de batalla a cada cual más descarnado. Si no lo consigue a la primera, Antonio Dumas conoce todos los vericuetos del mundillo, e incluso puede soltar uno de sus característicos «me cago en su reputísima madre». No es ningún spoiler decir que la vida del director del museo se irá a la mierda en varias ocasiones, y algunas parecerán definitivas, pero la trama nos invita amablemente a esperar con muchas ganas una tercera temporada en la que podremos cerrar algunas heridas abiertas mientras disfrutamos impasibles de esta pintura fina de la incomodidad del arte moderno que es «Bellas Artes».
✕
Accede a tu cuenta para comentar

Declaración de la Renta