Entrevista
Blanca Paloma: "No basta con echarle morro para ganar"
Cuarenta años después del cero de Remedios Amaya, la artista ilicitana desembarca esta noche en Liverpool con una nana flamenca
Va a por todas. Lo mismo en Elche que en Liverpool. En su caso no es frase hecha. Repasa cada plano de cada ensayo para colocar la nota en su punto justo y clavar la mirada en la cámara en el instante preciso. Así una y otra vez. Sabe que se la juega esta noche en Eurovisión. Con ‘Eaea’, una nana en flamenco tecno. Las quinielas no la apean del ‘Top 5’ de los 26 finalistas en un mano a mano con Finlandia, Ucrania e Israel. Todo, con permiso de Suecia y Loreen, que ganó hace trece años con ‘Euphoria’ y regresa remasterizándose con un ‘Tatoo’ que huele a victoria. ¿El as en la manga de Blanca Paloma? Su abuela, la ‘yaya’ Carmen, que acuna desde la luna cada compás de ese ‘Eaea’.
¿Cómo sobrevive una Blanca Paloma en el zoo eurovisivo entre leones, aves de rapiña…?
Compararlo con la naturaleza no es una tontería. Es como si de repente te encontraras en una selva. No por la sensación de competición, porque veo compañerismo entre los artistas y no he vivido zancadillas ni codazos. Es más porque te exige poner todos los sentidos en guardia para cumplir con tu misión. Siento como si fuera de noche y tuviera que agudizar más la mirada, los oídos… Aunque me siento en casa y cómoda, porque los ensayos han ido muy bien, también comparto la expectación de tantos que están pendientes de mí. En cualquier caso, no lo vivo como un peso, sino como una gran ilusión compartida a la que correspondo con entrega.
Pero al final todo se reduce a una votación. ¿Teme más las garras de la sueca o la locura del ‘Chachachá’ finés?
¡Al chacachá del tren! No tengo miedo, estoy preparada para lo que pueda pasar y me siento la ganadora por el camino recorrido hasta aquí y cómo lo he vivido. En cada actuación lo doy todo, no solo en Liverpool. Para mí, el éxito es apreciar cada escenario y cada público como único. De verdad, cada vez que interpreto ‘Eaea’ sea donde sea es como si fuera la final de Eurovisión. Cada concierto es una final. Quizá por eso llego tan tranquila hoy.
¿Se imaginaba una promoción tan intensa?
No me he estado preparando para Eurovisión, sino para una carrera a largo plazo. Mi objetivo es que este gran empujón sea un impulso. Obviamente estas semanas todo ha subido tan rápido que surge la duda de pensar que todo va a bajar a la misma velocidad. Pero, tengo tanta energía puesta en lo que viene después, que ya estoy pensando en el lunes para meterme en el estudio y grabar mis próximas canciones, tener mi primer disco. Hay que soñar en el después de Eurovisión para que la energía esté predispuesta para seguir trabajando. No pienso en vacaciones.
¿Qué quiere ser de mayor?
La artista que estoy trazando, una mujer que se reconoce en su trabajo. El trabajo y la constancia es lo único que te lleva al éxito. Hace unos años jamás me hubiese imaginado ir a Eurovisión, pero gracias a este reto he salido de mi zona de confort. Nunca había estado expuesta a tanta gente y, sin embargo, es cuando más me he encontrado a mí misma y he necesitado conectar conmigo para saber verdaderamente qué me mueve y hacia dónde.
Este aplomo en el escenario, ¿es una coraza como el corpiño que lleva?
Soy géminis. Tengo un carácter que fluctúa entre momentos más vulnerables y otros empoderados. Reconocerme en ambos estados es lo que me hace fuerte, porque abrazarse a una misma tiene que darse cuando una se siente bien y cuando no estás en la mejor etapa. Afrontar los que no son grandes días para que lo sean, es el verdadero triunfo. El corpiño que llevo es rígido, pero te está dejando entrever el corazón, que es el músculo más vulnerable y a la vez el más preciado, el que bombea la vida. Yo canto desde ese corazón y, de ahí también esa flecha imaginaria que lanzo durante la canción desde un arco. De ahí nace de la voz: de mi corazón a otro corazón.
Invoca a la ‘yaya’ Carmen y a las ‘ancestras’. ¿Feminismo cañí?
‘Eaea’ habla de un ritual que no atiende a género, que puede hacer persona de cualquier edad y género para recordar de dónde viene y saber a dónde va. Hacemos una invocación a lo ancestral. Mirar atrás es mirar a todos los referentes que nos han configurado e inspirado, para traerlo al presente y que las generaciones futuras no olviden de sus raíces, ese folclore que ofrece aprendizajes valiosos y únicos con los que nos podemos seguir identificando como personas y como pueblo. Además, el flamenco nos conecta con el resto de culturas por su lenguaje universal. ‘Eaea’ tiene esa estructura de cante tradicional, una nana que no es para dormir, sino para despertar la conciencia y para poner el valor esa entrega pasional de las madres y de las abuelas. Busca a la vez arrullar y empujar para salir adelante. Es un viaje con el que cualquiera puede conectar.
¿Existiría todo esto sin la ‘yaya’?
Está claro que sin la yaya no existiría yo, pero tampoco ‘Eaea’. Todas las mujeres de mi familia, de mi madre a mi hermana, han sido referentes para ser quien soy, así como otras tantas que me he encontrado con el camino y que le han echado morro a la vida para lograr lo que se han propuesto.
¿Para ganar Eurovisión hay que echarle morro?
Para ganar Eurovisión, hay que visualizarlo. Y yo lo visualizo cada día para que sea real. Echarle morro es una parte, pero no se sustenta sin trabajo. Hay que visualizar esa victoria. Estamos preparados para todo lo que pueda pasar, bueno o no tan bueno. Siempre me imagino el mito de la caverna, cuando los cazadores prehistóricos pintaban en las paredes la estrategia de la caza para lograrlo. Nosotros estamos trazando esa energía previa con toda nuestra artillería en cada aparición, en cada ensayo y entrevista. La estrategia es estar al cien por cien y disfrutarlo para visualizar el éxito.
Hace 40 años Remedios Amaya se plantó en Europa con flamenco y la dejaron descalza. ¿Se vengará de aquel cero?
‘Eaea’ es un reconocimiento a ella. Cojo su testigo. Remedios cantaba ‘Ay quién maneja mi barca’. Yo manejo mi barca y voy decidida a pellizcar los corazones y a conectar con Europa. No me canso de la canción. Cada vez que la interpreto, me emociona y no es un decir. Salgo a emocionar y a emocionarme a mí misma.
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