Apuesta

El plan de Netflix para reescribir las reglas del streaming antes de 2030

La plataforma ha trazado una hoja de ruta con cifras que rozan la ciencia ficción: duplicar ingresos, triplicar su beneficio operativo y sumar más de 100 millones de nuevos suscriptores en cinco años

(Foto de ARCHIVO) FILED - 21 January 2022, Berlin: The Netflix app icon can be seen on the screen of a smartphone. Photo: Fabian Sommer/dpa 21/01/2022 ONLY FOR USE IN SPAIN
Netflix dejará de ofrecer soporte para iPhone con sistema operativo inferior a iOS 17 y algunos iPads antiguosDPA vía Europa PressEuropa Press

En Silicon Valley ya no se habla de liderar. Se habla de dominar. Y si hay una compañía que ha entendido esa lógica con precisión quirúrgica, es Netflix. La plataforma ha dejado claro que no está interesada en ser una más entre las grandes del streaming. Su ambición (dicho sin matices) es convertirse en un coloso de un billón de dólares. Para ello, ha puesto sobre la mesa cifras que parecen sacadas de un PowerPoint de ciencia ficción: 410 millones de suscriptores, 78.000 millones en ingresos y 30.000 millones de beneficio operativo para 2030.

El anuncio no ha llegado en forma de comunicado a los medios, sino en una reunión interna de altos vuelos celebrada en marzo, pero ha trascendido lo suficiente como para entender que la estrategia está en marcha. La primera línea de fuego será el contenido: más inversión, más exclusividad, más músculo creativo. Lo que viene es una etapa de hiperproducción dirigida al corazón de cada mercado, con eventos en directo (incluidos deportes) y una mirada quirúrgica hacia lo local. India, Brasil y otros países con penetración digital creciente serán clave en la expansión.

La otra gran apuesta tiene nombre y apellido: publicidad inteligente. Desde que en 2022 lanzó su plan con anuncios, Netflix ha ido ajustando el modelo. Ahora, el 43 % de los nuevos usuarios en Estados Unidos se apuntan a esta modalidad, lo que sugiere que el público ya no rechaza ver spots si el precio es competitivo. Para 2030, quieren que los ingresos publicitarios ronden los 9.000 millones de dólares. La ecuación es clara: anuncios menos intrusivos, más personalizados y mejor integrados. Lo que pierde el espectador por un lado, lo gana Netflix por otro.

Pero no todo es algoritmo y segmentación. La compañía sabe que crecer no es solo sumar usuarios: es penetrar profundamente en sus rutinas y decisiones. Por eso ha intensificado sus esfuerzos en adaptar contenido a cada geografía, entendiendo que la clave del futuro está en hablarle al espectador en su idioma, pero también en su código cultural. Netflix quiere que sus producciones se sientan locales sin dejar de ser globales. Que un thriller brasileño sea tan comentado en Berlín como en São Paulo. Que el entretenimiento no tenga pasaporte.

Este plan llega en un momento de altísima volatilidad. Los recientes anuncios de política comercial en Estados Unidos, con los aranceles en el centro del debate, han disparado la tensión en el sector publicitario, precisamente el que Netflix quiere convertir en su nuevo motor de ingresos. La compañía, sin embargo, se mantiene optimista. Su tesis: en tiempos de crisis, la gente se queda en casa. Y si la gente se queda en casa, el streaming no solo resiste: se convierte en refugio. Una idea tan provocadora como plausible.

¿Es realista el plan? Es difícil saberlo. Pero si algo ha demostrado Netflix hasta ahora es que su verdadero superpoder no es anticipar el futuro, sino redefinirlo antes que los demás lo entiendan. Mientras otros siguen adaptándose al juego, ellos ya están diseñando el siguiente tablero.