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Rumbo a Basilea

Polémica servida: Eurovisión 2025 permitirá las banderas palestinas entre el público

En la edición de 2024, celebrada en Malmö (Suecia), la Unión Europea de Radiodifusión (UER) prohibió estrictamente la entrada y exhibición de estas enseñas

Banderas palestinas ante la Basílica del Pilar. CHA.EUROPAPRESS

La edición 2025 del Festival de Eurovisión, que se celebrará en Basilea (Suiza) entre el 13 y el 17 de mayo, llega marcada por un cambio significativo en la política sobre el uso de banderas, especialmente tras las polémicas de años anteriores relacionadas con la exhibición de símbolos políticos, como la bandera palestina. A continuación, se detalla en profundidad cómo se ha articulado esta normativa, el contexto que la rodea y las implicaciones para participantes y público.

En la edición de 2024, celebrada en Malmö (Suecia), la Unión Europea de Radiodifusión (UER) prohibió estrictamente la entrada y exhibición de banderas palestinas, llegando incluso a expulsar a eurofans por portar dicha enseña. Esta medida generó fuertes críticas y protestas, especialmente en el contexto de la guerra en Gaza y la participación de Israel en el certamen. Además, la organización también censuró otros símbolos y mensajes políticos, como la kufiya (pañuelo palestino) o lemas como "Ceasefire" y "Free Palestine", lo que evidenció las tensiones políticas presentes en el festival.

Para la edición de 2025, la UER ha revisado su política de banderas con el objetivo de “crear claridad y equilibrio” y evitar mensajes políticos explícitos, pero también reconociendo la importancia de la libertad de expresión, especialmente para el público asistente. Los eurofans podrán portar cualquier bandera que deseen, siempre que cumpla con la legislación suiza. Esto incluye banderas de países no participantes, como Estados Unidos, China o Palestina, así como la bandera de la Unión Europea, que había estado prohibida en 2024. También se permiten banderas arco iris en apoyo a los derechos LGTBIQ+ y de personas no binarias.

Eso sí, quedan prohibidas las banderas con contenido racista, discriminatorio, incitador al odio o la violencia, así como símbolos de organizaciones terroristas o que puedan considerarse ofensivos o difamatorios. La presencia de la bandera palestina está explícitamente permitida para el público, marcando un giro respecto a la edición anterior. Los artistas y delegaciones solo podrán portar la bandera oficial del país al que representan. Esta restricción se aplica tanto en el desfile de banderas (Flag Parade) como en la Green Room y otros eventos oficiales relacionados con el concurso. Las banderas serán proporcionadas por la cadena anfitriona suiza SRG SSR, para evitar cualquier intento de introducir símbolos no autorizados. Se prohíbe expresamente que los artistas exhiban banderas LGTBIQ+, de Palestina, Ucrania o cualquier otra que no sea la de su país, incluso en actos no televisados pero vinculados al festival. El incumplimiento de esta norma puede conllevar sanciones severas, como la confiscación de la bandera, expulsión del estadio e incluso la descalificación del representante, además de posibles consecuencias adicionales.

La UER ha justificado esta doble vía -flexibilidad para el público y rigidez para los artistas- como una forma de evitar que el escenario de Eurovisión se convierta en una plataforma de reivindicaciones políticas, manteniendo el carácter apolítico del certamen. Sin embargo, la organización reconoce la importancia de la libertad de expresión entre los asistentes, siempre que no se vulneren las leyes locales ni se promueva el odio.

Esta decisión llega en un contexto de fuerte presión internacional. Diversos países y colectivos han protestado por la participación de Israel en el festival, exigiendo su exclusión debido a la situación en Gaza, algo que la UER ha rechazado por considerar que sería una decisión política incompatible con los principios del concurso. La permisividad con la bandera palestina para el público se interpreta como un intento de equilibrar las demandas de libertad de expresión y la neutralidad política del evento.