Protagonista

Carlos Montero, creador de "Elite":«El fracaso es igual que el desamor, se aprende porque duele muchísimo»

Este año ha vuelto a cosechar un nuevo éxito en Netflix con "Todas las veces que nos enamoramos"

Carlos Montero: "Me ha pasado con todo lo que he hecho. La gente lo ve, pero no quiere decirlo"
Carlos Montero: "Me ha pasado con todo lo que he hecho. La gente lo ve, pero no quiere decirlo"Europa Press

A este creador de ficción le avalan los éxitos, a pesar de que dice que ha tenido los mismos que fracasos. «Élite», entre ellos. El último nos habla del amor, con unos códigos poco convencionales, admite que es un proyecto muy personal, en el que los amigos han podido identificar muchas cosas en eso del amar. A pesar de la veteranía nada le quitó el peso y las «pesadillas» antes del estreno. Así es la vida y el misterio de estar vivo.

Háblenos de su última serie «Todas las veces que nos enamoramos».

Es una comedia romántica con tintes dramáticos y se habla de muchas más cosas además del amor. La amistad está muy presente, la educación, el mundo del cine, la universidad, la idea de compartir piso... Todo esto tiene tanto peso como el amor.

De pronto, uno se abandona a la serie y cuando cree que se va a meter en la placidez de una comedia romántica hay un giro con un viaje al 11M que te parte en dos. ¿Cómo surgió esa idea?

Sí, no fue una idea mía. Es de Almudena Ocaña, la guionista, y cuando me lo propuso tuve dudas, porque me parecía arriesgado, pero a la vez ya no me pude quitar la idea de la cabeza. Tenía mucho que ver con la idea de la serie de que el amor es más grande que la vida y a mí me gustaba que el amor estuviera dentro de la vida y la vida a veces es así: pasan cosas muy bestias.

Está muy bien hecho porque el momento traspasa del amor a la tragedia con un pellizco muy bestia y de pronto te lleva, sobre todo a los que vivimos en Madrid a ese día. Nadie podemos olvidar dónde estábamos y qué hacíamos.

Justo eso. La serie es un canto a a Madrid, la libertad y la alegría, que para mí es eso esta ciudad y me acuerdo perfectamente de ese día cómo se tiñó todo de tristeza. Lo recuerdo al completo, podría decirte lo que hice a cada hora y cómo fueron los días de después. Fue todo muy intenso.

Hay uno de los personajes, creo que es Franco, que le dice a la periodista una frase fantástica trasmitiéndole que hubiera sido muy difícil expresar tanta felicidad en días de tanta tristeza.

Sí, es lo que quería para el personaje, esa idea del soldado enamorado en la guerra, porque a veces pasa. En los momentos más trágicos puedes sentir la efervescencia del enamoramiento.

Se habla del amor, pero podríamos estar puntualizando largo rato si es amor verdadero, tóxico, entra un espectro infinito...

Es un amor con tanto altibajos que tiene todo eso. Hacer una historia de amor en el pasado tiene eso que te saltan todas las alarmas.

Cuando se han hecho tantos trabajos, como es su caso, y con éxito, cuando afronta otro más, ¿ya lo tiene controlado y los nervios se aplacan antes de hacer ese salto a que lo vea la gente?

Qué va, no me sirve de nada la experiencia. Me peleo con los de Netflix porque creo que me están promocionando poco los días antes del estreno, y no es verdad, es porque me siento inseguro y por mucho que hagan me parece poco. Tengo pesadillas y es un horror.

La exposición

¿Cuánto se expone en una serie?

Esta es quizá mi obra más autobiográfica. No hay ninguna historia que haya vivido directamente, pero esos compañeros de piso son muy yo y la manera de contar el amor es muy reconocible y eso me ha dado mucho pudor.

¿Hay clave para el éxito?

Son siempre a posteriori. Si «Élite» no hubiera funcionado hubiera sabido el porqué, pero como funcionó pues tenemos las claves de ese éxito. Cuando hago una serie siempre quiero llegar, lo bueno es que los fracasos se olvidan, pero he tenido los mismos que éxitos.

¿De qué se aprende más?

El éxito es una catástrofe natural, porque no estamos preparados. No hemos nacido para él. No hablo de mi éxito, si no de uno grande que te cambia la vida, como a los chavales de «Élite», que de pronto los reconocen en todo el mundo. Del fracaso se aprende, es igual que el desamor, porque duele muchísimo. Te deja la autoestima hecha polvo y mira que intentas aprender a gestionarlo sabiendo que hay más peces en el mar o que no pasa nada y en el fracaso es igual, no soy yo, es mi trabajo. Da igual, es desgarro puro. Es una cosa amarga que te queda mucho tiempo.

¿De dónde vienen las ideas?

A veces de una imagen, de una conversación, de una peli que ves y te viene una idea. Cada cosa que he escrito ha nacido de un sitio distinto.

¿De qué se siente más orgulloso?

Cada vez tengo peor memoria y me siento orgulloso del último trabajo. Me enamoro de él.