Entrevista

Elena Anaya: “No sé mentir y me sorprende ver que se haga con facilidad”

La actriz lidera el reparto “Mentiras Pasajeras”, que triunfa en SkyShowtime

Elena Anaya: “No sé mentir y me sorprende ver que se haga con facilidad”
Elena Anaya: “No sé mentir y me sorprende ver que se haga con facilidad”SkyShowtime

Cuentan que a Elena Anaya no se le daban bien los estudios en su época de cole, pero si hay algo que nos ha demostrado su trayectoria es que cada uno de sus personajes es tan elaborado y bien estructurado que cuesta trabajo creer que no es fruto de un trabajo a conciencia y de un estudio profundo de sus circunstancias. Habrá encontrado la motivación en su profesión. Seguro. Incluso, cuando se trata de interpretar un papel que hace a la perfección algo que ella confiesa que no sabe hacer: mentir. Sucede en “Mentiras Pasajeras”, la serie que no para de sumar elogios y seguidores en SkyShowtime. De eso, de mentir, de la serie y de actuar, habló la actriz palentina con LA RAZÓN.

¿Cómo asume las críticas de la serie desde su estreno?

Con mucha felicidad, todas o casi todas son muy positivas. Cuando haces algo así, tienes un deseo grande de que llegue a toda la gente y que se lleven algo, aparte de un buen rato con esta comedia ligera, pero con una trama muy interesante, muy apetecible, que te arrastra y te mantiene con la tensión constante. Es importante que la gente la disfrute y se lleve algo.

¿Qué se ha llevado usted?

Aprendizaje y alegría, lo primero. Alegría porque, por ejemplo, está muy bien que la acción la lleve un personaje femenino, capaz de decidir, de llevar la acción, con lo que eso supone y el arco del personaje, con todo lo que recoge y realiza. He aprendido mucho y me hace feliz la apuesta por un personaje así.

¿Cómo es Lucía? ¿Qué le ha enseñado?

Lucía es médico, es alguien muy exigente consigo misma, pero pertenece a un mundo muy ajeno a mí, con un origen que yo no conozco. Es una mujer sin familia, sus padres murieron en un accidente, no tiene hermanos, la crio su abuela y, desde entonces, ha vivido en solitario, ha edificado su familia en su íntima amiga, Maite, y su novio, al que adora, y sus dos hijos, a los que quiere como si fueran propios. Creo que Lucía me ha aportado una manera de vivir la vida con una perspectiva que no conocía, desde un ángulo de una soledad muy grande y la humildad y, a la vez, con una empatía hacia los demás en cada gesto del personaje es algo que admiro. Lucía me ha aportado algo como de soporte, es más protectora, tiene una fortaleza interior y una resiliencia tremendas. Yo soy más de compartir y de derrumbarme.

Sin embargo, como todos, Lucía toma malas decisiones.

Cada uno es libre de elegir en la vida lo que quiere, pero quizás el camino de Lucía va en otra dirección y a veces te tienes que estampar contra la meta para retroceder y rehacer el camino hacia otro lugar donde quizás sea más fácil encontrarse uno mismo y ser más feliz. Creo que mi personaje, después de lo que le ocurre al principio, cuando toda su felicidad se desmorona porque es traicionada en su trabajo por un compañero y la acusa de espionaje industrial, su vida se va al traste y el peso que le cae es muy pesado, con unas responsabilidades y consecuencias muy graves. Entonces creo que este viaje que inicia en paralelo, y oculto, y esta experiencia que gana con su negocio clandestino la reconectan con su origen humilde. Creo que a veces necesitamos reconectar con lo que somos para enmendar el camino, porque todos, sin excepción, cometemos errores.

¿Cómo se consigue llevar a la interpretación la mentira, algo que confesó no saber hacer?

Siempre hay que hacer un puente que te conecte y que te ayude a defender el personaje correctamente, a hacerlo creíble, porque si no actúas desde un lugar muy coherente y muy real, aunque sea comedia, creo que no funciona y tampoco sé hacerlo de otra manera. La cámara tiene la capacidad de verlo todo, incluso antes de que ocurra, con que tú lo pienses, lo sientas y esté en tu cuerpo, antes de pronunciarlo, verbalizarlo o mostrarlo, la cámara se lo lleva y, si eso ocurre, al público le pasa también. Hay algo que se comparte. Es la magia del cine y, claro, siempre hay un trabajo previo de buscar dónde apoyarse, buscar el origen, dónde apoyarte, para luego seguir con la imaginación y con todas las herramientas que tenemos los actores para crear y componer personajes, hacerlos creíbles y que os lleguen. Me pregunté ¿qué es para mí que mi mundo se desmorone? ¿cómo me recompondría yo? ¿cómo escalaría esa montaña? ¿cómo, yo que no sé mentir, mentiría yo? Me sorprende ver que hay gente que miente con una facilidad pasmosa, sin pensar o asumir las consecuencias, tenga la motivación que tenga. Somos seres imperfectos, por eso a veces puedes entender una justificación y todos, ante situaciones complejas, reaccionamos de formas diferentes, pero sigo pensando que la verdad siempre sana.