Estreno

"Poquita Fe": Cuando la rutina es la vida misma

Movistar Plus+ estrena hoy «Poquita Fe», la nueva serie de comedia creada por Pepón Montero y Juan Maidagán

Poquita Fe
Poquita Fe Movistar Plus+

Uno no está muy seguro de lo que está viendo cuando arranca «Poquita Fe», la nueva comedia creada por Pepón Montero y Juan Maidagán, producida por Buendía Estudios, que hoy estrena Movistar Plus+. Nada más empezar ya no sabes si es una comedia familiar, una docuserie sobre gente normal o nada de lo anterior. Te acostumbras rápido. La serie que consta de 12 capítulos de 15 minutos nos presenta a Berta y José Ramón, dos pobres infelices que han conseguido encadenar sus vidas a pesar del caos familiar y laboral que les rodea. Esperanza Pedreño y Raúl Cimas protagonizan esta divertida sitcom con un montaje peculiar y que nos enseña el transcurrir de un año de la pareja... y satélites.

"Es España"

Berta (Pedreño) tiene el hilo de voz y el ánimo de un suspiro, y, a veces, incluso le puede el trabajo en la guardería. También es posible que en su pusilanimidad tenga que ver el trato que recibe de su madre (María Jesús Hoyos), desordenado, falto de cariño y abrupto, o de su padre (Juan Lombardero), un calzonazos de manual con achaques psicosomáticos, ambos valedores de la hermana de Berta (Julia de Castro), un «alma libre» de pagar cualquier cosa y despreocupada de todo menos de una cerveza invitada. La otra mitad de la naranja, José Ramón (Cimas), es un vigilante jurado de una delegación del Gobierno, con unos compañeros de traca y una madre (Marta Fernández Muro) paradigma del «paz y amor» pero sin ninguno de los dos. También hay vecino coñazo, feo y «cuñao» (Chani Martín), que empieza apareciendo en los planos con el resto de la familia sin saber muy bien quién es. Doce meses con infinidad de tramas entremezcladas donde cada personaje tiene algo que decir y el tiempo es para escuchar al cajero del banco, o al anciano de la cola. La risa suelta cada cinco minutos y la carcajada cada seis están garantizadas con algunas gracias sutiles y otras que removerán la rutina y costumbres que llamamos vida. Qué hacer con el tiempo libre, cosas de portales, citas por internet, venta de segunda mano, colas en los bancos, ayuda a los mayores, los grupos de WhatsApp..., todo tiene cabida en «Poquita Fe». Pronto aparecerá Pilar (Pilar Gómez), la dueña de una tienda de bisutería, complementos y ropa, que ha vivido cientos de vidas, relaciones y viajes, y fascinará a Berta, harta de su vida gris y monótona, que descubrirá mundo más allá de Almuñécar. Pero en este viaje también encontrarán el valor de lo que tienen, aunque la trama circula durante un año y todos los propósitos de enmienda, broncas y silencios posibles para una pareja. Completan el reparto Enrique Martínez y Blas Ortiz.

De entre lo más destacable es el montaje de la serie, que obedece a un proyecto muy antiguo de Montero y Maidagán, creadores de «Camera Café» o «Justo antes de Cristo», que lo prepararon para un evento en Miami que nunca ocurrió. Ya que no podían enganchar solo esketches uno detrás de otro, ingeniaron el cruce de declaraciones y testimonios de los protagonistas, llegando a la hilaridad en muchas de las intervenciones, entre otra cosa por inesperadas. Y añadir a esto la riqueza de que, como definieron sus creadores en una ocasión, «Poquita Fe» «es España». Con todo lo bueno y malo que eso significa. Y qué decir del amor a los objetos, esos que forman parte de nuestro día a día, y son parte importante del guión de nuestra vida, como el carro de la compra o la chaqueta que da demasiado calor y es horrible, pero un regalo. Muchos de los espectadores sufrirán el síndrome del nido vacío cuando llegue diciembre, con capón o sin él, y quieran volver a enero rápidamente. Aviso a navegantes, si bien es cierto que los capítulos pueden verse desordenados, el caos y la presentación de los personajes tienen un orden de enero a diciembre. Por salud mental. El resto es digno de un buen atracón que permite su duración y por lo que sería saludable una segunda temporada, quizá en Tailandia, que ideas no les faltan a los creadores, herederos de la comedia de situación, absurda, surrealista, pero precisamente por ello cercana y más real de lo que puede parecer en un primer momento. Gracias a Dios, y como relató Raúl Cimas en un encuentro sobre la serie, en los guiones el chiste fácil solo consta para que lo vea el productor y le dé luz verde a la serie. El resto es la vida misma.