Toros

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Araceli Guillaume-Alonso, pregonera de la temporada taurina sevillana, anima a «transmitir la afición a nuevas generaciones»

La Razón
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La historiadora bilbaína Araceli Guillaume-Alonso, profesora emérita de la Universidad de la Sorbona, que ha pregonado hoy la fiesta de los toros en el teatro Lope de Vega de Sevilla, ha animado a proclamar la afición a los toros y a la feria de Sevilla y a transmitirla a las nuevas generaciones.

El acto, organizado por la Real Maestranza de Caballería en colaboración con el Ayuntamiento, es el pistoletazo de salida a la temporada taurina sevillana que se inaugura esta tarde en el coso hispalense con un cartel integrado por Morante de la Puebla, José María Manzanares y Andrés Roca Rey, que estoquearán un encierro de Núñez del Cuvillo.

La historiadora hispano-francesa ha sido presentada por Fátima Halcón Álvarez-Ossorio, profesora titular del departamento de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y presidenta de la Fundación de Estudios Taurinos, que -con la pregonera- ha formado el primer tándem femenino en la historia de este acto.

Los pasodobles «El Gato Montés» y «Suspiros de España», interpretados por la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, dieron paso a la pregonera, que brindó de una manera especial su intervención «a los más jóvenes, a los niños, a los adolescentes», encarnados en sus nietos, que ocupaban la primera fila del teatro.

En esa línea, recalcó Guillaume-Alonso: «Es nuestra obligación transmitir la afición a los toros a nuestros menores como transmitimos creencias, usos y costumbres, tradiciones familiares, lecturas que amamos, músicas, recuerdos entrañables. Transmitir es enseñar y enseñar a amar», ha remachado la pregonera.

Araceli Guillaume reflexionó sobre el «profundo discurrir cíclico de la vida», que se hace patente en el Domingo de Resurrección en Sevilla, pero su texto se vertebró en torno a un preferente hilo histórico.

La pregonera partió de las fiestas de toros organizadas en torno a la boda del emperador Carlos V y trazó los caminos paralelos del toreo caballeresco y la lidia popular ligada al viejo matadero sevillano.

Se detuvo en la estancia de la corte de Felipe V en Sevilla, que favoreció el florecimiento de la Real Maestranza de Caballería, auténtico motor taurino de una ciudad «que no se puede entender sin su histórica plaza de toros».

En el siglo XVIII, recordó la pregonera, coinciden los primeros conatos de antitaurinismo con la definitiva reglamentación de la lidia.

«La corrida moderna nace en ese momento, a partir de un legado multisecular y multirregional, aunque indiscutiblemente el aporte definitivo proviene del triángulo Ronda-Sevilla-Chiclana», precisó Guillaume, quien destacó el papel hispalense en la génesis del toreo.

Alcanzó la mitad del siglo XIX recordando la creación de la Feria de Abril: «Hacia 1860 el señor Ibarra -uno de los creadores del evento - tuvo que aceptar la idea de que el ocio de la Feria superara el aspecto comercial y ganadero».

En ese sentido, dejó claro que sin toros, «con la Maestranza vacía, el Real sería muy insuficiente para expresar las inquietudes, los sentimientos encontrados del alma sevillana y esa explosión del sentir y el vivir que es la primavera en Sevilla».

Para finalizar evocó a José Ortega y Gasset o a Miguel Hernández pero, sobre todo, animó a resistir «el ambiente moroso».

«No nos dejemos llevar por el desaliento; proclamemos la feria de Sevilla y nuestra afición a los toros», pidió la historiadora antes de concluir con los versos de una canción de José Manuel Soto: «Y cuando vuelva a Sevilla en Primavera».

El acto, que abrió el edil Juan Carlos Cabrera, fue presidido por el alcalde Juan Espadas, acompañado del teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Sevilla, Javier Benjumea, además de las autoridades civiles y militares de la ciudad y numerosos representantes de la sociedad y la cultura sevillanas.

EFE