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Bienvenidos a la barbarie antitaurina

La red social Twitter se incendia con mensajes deseando la muerte a Francisco Rivera Ordóñez «Paquirri»

Bienvenidos a la barbarie antitaurina
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Hay un personaje, entre otros muchos que acuden a las manifestaciones desnudos y teñidos de rojo, por poner un ejemplo, y que van a sueldo, en este caso un holandés, que debe sentir mucho los colores, y no duda en saltar al ruedo, eso sí una vez que el toro está muerto...Y lo hace una y otra vez ya en versión autómata y descreída. En las dos últimas con intento de agresión al torero Morante de la Puebla, sin ir más lejos y cuentan que con la inacción de las Fuerzas de Seguridad.

En esta nueva corriente antitaurina que está tan de moda se pasa de largo por los valores humanos y ya ni pensar en todo aquello que nos hace diferentes a las personas y los animales. La cosa se revuelve de tal manera y los principios confluyen de una forma tan enrevesada e ilegible para la sensatez que en vez de elevarse nos atrapa de lleno la catástrofe de la barbarie. Inaudita a estas alturas del partido. Insostenible resulta a ojos de cualquier humano desear la muerte al prójimo, por no tener los mismos gustos, la misma educación y peor aún, por el impulso económico que le sostiene en muchos casos.

A pesar de que los deseos queden, por fortuna, en deseos, la incitación al odio y la persecución al mundo del toro ronda lo inconcebible. Más allá de la diferencia de criterios, de opiniones y de puntos de vista, que son inevitables incluso enriquecedores hablemos de tauromaquia, de política o de algo tan etéreo como el talento... Es más no son posturas tan enfrentadas como nos hacen creer. Por encima de ellas debe primar el respeto para no dejar en tremebunda evidencia la falta de escrúpulos para desear públicamente la muerte. Tenemos un caso muy reciente, el último, no el primero ni mucho menos un hecho aislado, casi al mismo tiempo que el pitón del toro penetraba en la barriga de Francisco Rivera Ordóñez dejándole herido de mucha gravedad en manos de Dios y los cirujanos de Huesca, se incendiaron las redes sociales sin descanso deseando la muerte al torero.

Se trata de un matador mediático desde su niñez porque, entre otras cuestiones, a su padre le mató un toro en Pozoblando en el 84 a finales de un mes de septiembre, casi con la temporada vencida. Francisco Rivera, Paquirri en los carteles por honor al padre y desde hace un tiempo, había vuelto a torear este año como celebración de sus 20 de alternativa, pero el toro no perdona. Y lo saben todos los que se ponen delante. Sin excepción. No hay otra. Y asumen los peajes del toreo dentro de un ritual trágico y cargado de honestidad. Después maticemos todo lo quieran, pero desde la declaración de derechos de las personas, que es lo que nos iguala.

- Prohibición

Este año, una nota de prensa no trajo una gran noticia, que ya lograron en Francia con anterioridad, y era la prohibición de manifestarse en las plazas de toros y a la hora de corrida. Una norma coherente para mantener la paz pública y evitar las agresiones. Mediada ya la temporada 2015 el aficionado se ha vuelto a hartar de que le llamen «asesino» en su cara por acudir a un festejo. La farsa debería destaparse antes de que salga demasiado caro en ese partido asfixiante de agresiones múltiples y constantes. Recuperemos el civismo y, ya que estamos, la cordura de los valores fundamentales de las personas, esos que nos diferencian de las fieras sin escrúpulos. Las que se devoran unas a otras.