Feria de San Fermín
Cuando los toros piensan por su cuenta
Varea corta la única oreja de la tarde ante una mansa y complicada novillada de Prieto de la Cal
Siempre se ha dicho que el toreo es o apasionada entrega o graciosa huida. Pero, en la exigencia para con el toro, siempre se le supone a éste bravura, nobleza, fijeza, acometividad, rectitud... aunque últimamente conceptos como bondad o manejabilidad suelen ser aceptados como positivos. No suele entrar en los cálculos del hombre el que el animal piense por su cuenta y disponga de otros planes, propios y distintos, como sucedió ayer en la segunda función del abono magdalenero. Los novillos de Prieto de la Cal, muy bien presentados, muy bonitos de capa, jaboneros en diferentes tonos, más claros, más oscuros, más sucios... Pero con ideas propias en cuanto a su cometido en el ruedo y que no coincidieron con lo que de ellos esperaban todos cuantos en torno suyo se dieron cita en el coso castellonense: ni la ganadera, ni los espectadores ni, por supuesto, sus matadores, que vieron cómo sus oponentes, también flojos en su mayor parte, huían con ahínco y no se prestaban a que con ellos hubiese lucimiento. Sólo el berrendo que saltó en tercer lugar se acomodó más a lo que se tiene por un toro bravo y tuvo mucho mejor son y más tranco que sus hermanos.
Varea, alumno hasta ayer de la Escuela de Tauromaquia de Castellón y que debutaba con picadores, tras brindar a sus ya ex compañeros, aprovechó la nobleza del astado y su mayor recorrido, para firmar un trasteo templado y elegante, llevando siempre a su oponente y dejando ver maneras, detalles y un muy buen concepto, llevándose la única oreja de la tarde. Muy distinto fue el que cerró plaza, manso y complicado, buscando irse a la mínima y que protagonizó los momentos más dramáticos del festejo al coger en el segundo tercio a Alfonso Carrasco y tenerle mucho rato a su merced en el suelo. El coleo que hizo Vicente Soler fue providencial para evitar alguna desgracia. Varea no se afligió pese a las dificultades y aplicando una lidia a la antigua, buscando reducir al animal y prepararlo para la estocada, cumplió más que de sobra y evidenció a la vez cabeza.
El otro novillero de la tierra, Vicente Soler, derrochó ganas y pundonor. Recibió a sus dos novillos a porta gayola, banderilleó con entusiasmo y dejó dos trasteos de parecido corte, de muy largo metraje y tratando de encontrar el medio de sacar provecho de dos novillos que enseguida se pusieron a la defensiva.
No fue la tarde de Jorge Expósito, uno de los destacados de la recién finalizada feria de Fallas y que ahora no tuvo material apropiado, mostrándose muy desconfiado y sin ideas claras para solventar una papeleta de muy difícil solución.
Ficha del festejo:
Castellón, 24 de marzo. Segunda de feria.
Se lidiaron toros de Prieto de la Cal, bien presentados pero mansos y con peligro. El tercero fue el de mejor son. Un tercio de entrada.
Vicente Soler, de turquesa y plata, casi entera, descabello, aviso (ovación); dos pinchazos y media (silencio).
Jorge Expósito, de azul noche y oro, media (silencio); dos pinchazos, estocada y dos descabellos, aviso (silencio).
Varea, de verde hoja y oro, entera y dos descabellos, aviso (oreja); casi entera (ovación).
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