Pamplona

David Mora: «Me consume no saber cuando podré volver a torear»

Dos meses después de una gravísima cornada en San Isidro, el torero se perderá San Fermín, de la que fue triunfador las dos últimas temporadas

EN PLENA LUCHA. Mora, en una imagen de sus días ingresado en el Hospital Virgen del Mar, sigue con la dura rehabilitación de su grave cornada
EN PLENA LUCHA. Mora, en una imagen de sus días ingresado en el Hospital Virgen del Mar, sigue con la dura rehabilitación de su grave cornadalarazon

Blanco sin mácula, el reloj de Las Ventas marcaba con sus manecillas negras poco más de las siete. Se acababa de romper el paseíllo y, abierta la puerta de los miedos, el primero de El Ventorrillo arrolló a David Mora, hincado de rodillas a portagayola. Lo prendió por la cadera. La paliza posterior, tremenda. Una cornada gravísima de 30 centímetros en el muslo izquierdo con arrancamiento de la vena femoral. Dos meses después, David Mora sigue su lucha. Atrás quedó Nimes por Pentecostés y esta tarde se le unirá Pamplona. Todavía queda el sábado. Su segundo paseíllo. Otra quimera. Una pura utopía aún sin fecha de regreso a los ruedos en la que otro reloj, el de la vida, devora los días sin piedad. Por fortuna, la afición y la voluntad del diestro de Borox, cuna de grandes toreros, no conoce límites.

–¿Cómo se encuentra?

–En plena batalla. Seguimos peleando el día a día de la rehabilitación. Me encuentro recuperado para hacer una vida normal, pero no estoy listo para realizar un esfuerzo físico exigente como puede ser torear.

–Entonces, ¿ni hablar de torear el sábado la de Fuente Ymbro?

–No descarto llegar al sábado, pero es casi imposible, no estoy todavía en condiciones. Ya no es que no me haya probado en el campo delante de una becerra, es que ni siquiera he empezado a correr.

–Pamplona es su plaza talismán, ha triunfado en los dos últimos Sanfermines. ¿Qué le diría a la afición pamplonica?

–Que siento mucho no poder estar en esa gran feria. Quería estar allí porque es una sitio muy especial, que ha significado bastante en mi carrera en las últimas temporadas. Piensa que el año pasado corté tres orejas. Me ha dado mucha moral torear y triunfar allí, con ese ambiente, con ese público, que me ha hecho sentir como un clásico de Pamplona. Les diría también que, aunque no pudiera torear, pienso estar allí y recoger de manos de la alcaldesa el premio de la Diputación como triunfador.

–¿Cuál está siendo el gran lastre en la recuperación?

–La pérdida de masa muscular. Sin duda. La cornada fue muy fuerte y los destrozos en la musculatura de la pierna enormes. De los cuatro músculos del cuadriceps, dos estaban partidos. El recto anterior, también roto... El viernes me sometí a nuevas pruebas, porque la realidad es que sigo teniendo la pierna muy delgada y los músculos no recuperan volumen. Hicimos la electromiografía y la electroneurografía para tratar de descubrir si el problema está en que haya también la rotura de algún nervio.

–¿Pensaba que estaría tanto tiempo parado sin torear?

–Hombre, sin menospreciar la cornada, porque me llegué a preocupar ya no por volver a torear sino incluso por mi vida, sí reconozco que no entraba en mis planes quedarme sin Pamplona. Aunque ya me advirtieron los médicos que la recuperación iba para largo, al verme fuera del hospital pensaba que podría adelantar los plazos. La realidad es otra. Perdí dos litros de sangre en el minuto que tardé en llegar a la enfermería: el «tabaco» fue gordo.

–¿Lo que más le intranquiliza es no tener la certeza de saber cuándo podrá volver a torear?

–Sí, exacto. Esa incertidumbre me consume. Es lo que más me desconcierta: levantarme todos los días, que pasen las semanas de trabajo, y ver que la pierna sigue sin fuerza, que a veces me falla, que no hay recuperación. Si supiera dos meses, cuatro, un año... Sabría a que atenerme. Pero desgraciadamente no los hay. Espero que estas pruebas sirvan para cambiar esta situación, porque aún estoy muy limitado para pensar en torear.

–¿Cómo es un día en la rehabilitación de David Mora?

–Me levanto medianamente pronto y salgo a caminar. Ando una hora y media aproximadamente. Después me voy al gimnasio y hago un poco de «spinning» o de bicicleta. De ahí, al fisio. Echamos un par de horas antes de comer. Luego, descanso un poco y enseguida vuelvo al trabajo. Ya sea piscina o algunos ejercicios para fortalecer el cuadriceps hasta las 8 aproximadamente que vuelvo a tener otra sesión con el fisio.

–Mucho trabajo...

–No queda otra si quiero volver al máximo en la cara del toro. Cuesta levantarse cada mañana, es duro, porque te va minando ver pasar los días sin percibir progreso. Lo que sí quiero destacar y agradecer es la cantidad de apoyos y de muestras de cariño tanto de profesionales como de la afición que no he parado de recibir desde la cornada.

–También tendrá ahora más tiempo para retomar lo que las exigencias de la temporada obliga a aparcar...

–Sí. Estoy disfrutando mucho de mi vida cotidiana, de lo que no hago apenas viviendo en torero: dedicar más tiempo a mi familia, a los amigos, salir con mi novia más tiempo, ver toros... Estar en el filo, a punto de perder la vida, te hace replantearte mucho tus prioridades.

–¿Ha visto las imágenes de la cornada?

–Sí, estando todavía en el hospital ya la vi. Por qué no voy a querer verla, si me sirve para aprender y saber las causas porque se produjo, bienvenido sea.

–Entonces, ¿le ha dado muchas vueltas buscando razones?

–No, que va, no hay culpa. Simplemente me arrolla. El toro viene muy vencido hacia el lado izquierdo y yo trato de pegar la larga por la derecha, pero no hay escapatoria, me tira el derrote a la altura de la cadera y una vez que estoy en el suelo ya no puedo zafarme de ninguna manera.

Neuropatía en el nervio femoral izquierdo

Tarde de infausto recuerdo por una histórica suspensión con los tres toreros en el hule, el pasado 20 de mayo, David Mora fue corneado en el muslo de extrema gravedad. Arrancamiento de la femoral, esa vena siempre en juego para los toreros. El de El Ventorrillo lo corneó con saña después de un fuerte derrote cuando trataba de recibirlo a portagayola. Un reguero de sangre manando a borbotones de la pierna del bueno de David. El miedo y el silencio se instalaron de una plaza helada.

Ahora, dos meses después, Mora sigue tratando de derrotar esa cornada. El viernes se sometió a dos nuevas pruebas: una electromiografía y una electroneurografía. Los resultados no fueron del todo positivos. Existe «una denervación severa de los músculos vasto medial, lateral y vasto anterior izquierdos, así como una neuropatía subaguda severa del nervio femoral izquierdo».